Día de combate a la explotación sexual de niños y adolescentes. Brasil 2023.

Cada 18 de mayo Brasil celebra el día nacional de combate al abuso y explotación sexual de niños y adolescentes. Varias instituciones de los Agustinos Recoletos luchan de un modo particular contra esta lacra y lo han celebrado en consecuencia.

La celebración del día nacional de combate contra el abuso y explotación de niños y adolescentes en Brasil genera acciones de concienciación y de formación por parte de las instituciones que trabajan de un modo específico contra esta lacra.

La Provincia de San Nicolás de Tolentino en Brasil gestiona varios de estos proyectos, en concreto uno destinado específicamente a este fin en Fortaleza (Ceará, Brasil) y otros tres que incluyen esta acción de protección en su programa más general, los Centros Esperanza en el estado de Amazonas (Lábrea, Tapauá y Pauiní), propiedad de la Prelatura de Lábrea.

En el primer caso, se trata de una casa de acogida integral de niñas y adolescentes enviadas por las autoridades competentes precisamente porque han sido víctimas de ello y necesitaban un entorno adecuado y seguro para su desarrollo. Por eso, en el Hogar Santa Mónica el día 18 de mayo es siempre una fecha de referencia importante.

Este año han usado las redes sociales para concienciar sobre el problema y han recordado cuáles son los tipos de violencia más comunes contra niños y adolescentes en Brasil, según las estadísticas oficiales.

El 49,3% de los delitos cometidos contra menores se centran en la violencia sexual y los abusos, es decir, cuando un adulto utiliza a un menor con fines sexuales, y no solamente en el caso de conjunción carnal, sino con cualquier acto que genere vergüenza o incluya cualquier práctica (desde la exposición hasta tocamientos). Se añaden los actos relativos al uso de la imagen (ya sea fotografía o audiovisual) del menor, con su conocimiento o no, dada la facilidad actual para la grabación y difusión masiva.

El siguiente delito más cometido es la violencia psicológica o emocional (24,4%), que incluye desde la ausencia de un ambiente apropiado para el crecimiento del menor hasta actos que pueden causarle daños en su salud mental y desarrollo emocional. Los ejemplos son muy variados y, por desgracia, muy fáciles de llevar a cabo: insultos, desprecio, amenazas, falta absoluta de cariño o atención, enfados desmedidos y gritos, hacer del hogar un lugar inhabitable o una verdadera cárcel…

Esta violencia emocional suele concluir en una muy baja autoestima del menor o en la proliferación de problemas de salud mental como la depresión y los intentos de suicidio, en un momento de alarma ante el fuerte crecimiento de prácticas autolesivas entre los menores.

El siguiente delito es la violencia física (15,6%), caracterizada por lesiones contra la integridad física del menor, a veces causadas con una aparente intención de “corrección” o “aprendizaje”. Muchos menores sufren en silencio estas agresiones, tan comunes o tan dentro de la costumbre, que las víctimas las consideran “normales” y los victimarios las creen correctas.

Los delitos de negligencia son los siguientes en la escala (10.7%). Siempre están cometidos por los responsables directos de los menores, sean sus padres, las familias que los acogen por algún tipo de acuerdo familiar o las nuevas parejas del padre o madre biológicos del menor. En este caso el delito está en no cumplir correctamente la misión y obligación de proporcionar al menor todo lo que necesita para su desarrollo, sean necesidades básicas (nutrición, vestido, hogar, salud) o emocionales (seguridad, paz).

Centro Esperanza de Pauiní

En el Centro Esperanza de Pauiní se aprovechó la jornada del 18 de mayo para organizar una semana de concienciación. En este caso, el principal objetivo de la campaña era la prevención: formar a los niños y adolescentes de ambos sexos beneficiarios del proyecto para que identifiquen a tiempo cualquier intento y sepan qué hacer y cómo denunciar.

El 11 de mayo recorrieron las instalaciones de Pauiní el obispo de Lábrea, Santiago Sánchez, y el director del Centro Esperança de Lábrea, el agustino recoleto Sergio Pérez. Recibieron los beneficiarios su apoyo y les animaron a aprender todo lo posible aprovechando la amplia oferta integral del Centro: talleres, deporte y ocio sano, alimentación, refuerzo escolar…

El lunes y martes, 15 y 16 de mayo, en todos los grupos hubo teatro y una conferencia con una psicóloga. El objetivo era identificar el momento previo al abuso, físico o psicológico: qué partes del cuerpo deben permanecer en la intimidad y nadie puede tocar o ver sin permiso, qué tipo de conversaciones y propuestas esconden algún intento de abuso, qué lugares y espacios son seguros y cuáles pueden no serlo…

El miércoles se llevó a cabo una yincana en la que los beneficiarios hicieron dibujos y carteles y también representaron pequeños diálogos teatralizados para reforzar la enseñanza de los dos días anteriores.

El mismo día 18 de mayo, todo el Centro Esperanza se unió a una manifestación por las calles de Pauiní con pancartas, cantos y lemas: “Faça bonito, fingir que não viu é permitir! Não omita, não se cale” (¡Hazlo bien! ¡Fingir que no lo viste es permitirlo! ¡No lo escondas! ¡No lo calles!)