En colaboración con la Parroquia de San Francisco de Asís se monitoriza a estas familias para conocer su situación real, se les ofrecen formaciones especiales, se les entregan ayudas en especie y se actúa en red con instituciones públicas y privadas de asistencia social.
El área parroquial de la Parroquia de San Francisco de Asís, situada en el Conjunto Palmeiras del barrio de Jangurussu (50.000 habitantes en el censo oficial más reciente, de 2010), se ha convertido en el centro de operaciones del Centro Psicosocial San Agustín, que forma parte a su vez de las acciones solidarias organizadas por la Asociación Beneficiente de los Agustinos Recoletos en Fortaleza, capital del estado brasileño de Ceará.
La función principal del Centro Piscosocial es ofrecer una atención integral de prevención y educación social para familias de bajos recursos, con el objeto de monitorizar su situación real, asesorar para la recepción de atención social pública e impedir el desarrollo de situaciones que lleven, especialmente a las niñas menores, a ser víctimas de abuso, explotación, violencia, abandono o desescolarización.
Las familias que reciben atención preferencial son aquellas en las que se observa mayor vulnerabilidad a partir de factores conocidos, objetivables y medibles: renta familiar, condición laboral, tipo de residencia o situación de infravivienda, histórico de abusos o de problemas con la Ley en el entorno inmediato…
Reciben especial atención las familias monoparentales en las que la cabeza de familia es una mujer que anteriormente haya sufrido abuso, malos tratos o explotación de cualquier tipo, puesto que el mejor modo de evitar que se repitan las historias es ofrecer asistencia, asesoría, consejo y acompañamiento.
Además de las frecuentes entrevistas y visitas familiares, se incluye la entrega de apoyo alimentario y la canalización de los casos más graves a la red de asistencia pública, con frecuentes reuniones con asistentes sociales y con otras organizaciones de ayuda y apoyo.
El barrio de Jangurussu apareció al inicio de los años 90 del siglo pasado en los alrededores del entonces mayor basurero de la ciudad. Aunque fue desactivado hace 25 años, hoy son visibles sus consecuencias en una montaña artificial de 40 metros de altura. La vegetación que hoy se ve esconde basuras que nunca fueron tratadas y contaminan el terreno y las aguas, tanto superficiales como en los niveles freáticos.
Hasta 3.000 personas cada día se ganaban la vida rebuscando en las basuras qué reciclar o revender. El barrio nació sin infraestructura, sin agua, electricidad, red de saneamiento o calles asfaltadas. Aunque algunas condiciones hayan mejorado, sigue careciendo de un nivel mínimo de servicios.
Las 75 familias que reciben la monitorización del Centro Psicosocial contabilizan 397 personas, de las que 187 son mayores de 18 años (47%), 68 adolescentes de entre 12 y 18 años (17%) y 142 menores de 12 años (36%). Durante el año 2022 recibieron seis toneladas de alimentos básicos.
En el programa se incluye una visita mensual de las jefes de familia a las instalaciones del Centro Psicosocial, local cedido por la Parroquia. Allí reciben formaciones con voluntarios y especialistas en temas de higiene, cuidado de los menores o de los ancianos, cómo acceder a ayudas y servicios públicos… También se les ayuda a acceder a todos los beneficios sociales a los que tienen derecho, así como a pensiones, tratamientos de salud…
Diversas entidades colaboran mediante donaciones para que sea posible esta atención. Una de las empresas que ha colaborado para la entrega de bienes de primera necesidad ha sido “Mãe Rainha Urbanismo”, una empresa nacida en el año 2001 para construir y comercializar casas y que colabora con el Centro Psicosocial San Agustín.