El pasado fin de semana, 4 y 5 de marzo, las JAR -Juventudes Agustino-Recoletas- de México vivieron un “Oasis” propuesto por el equipo de JAR Internacional, con la finalidad de abrir espacios de escucha para que los miembros de los distintos grupos y comunidades JAR compartieran su sentir y pensar respecto a sí mismos y hacia las JAR, su estructura, sus procesos formativos y su capacidad de responder a las inquietudes de todos los jóvenes.
El Oasis -retiro breve- se realizó casi de manera simultánea en la Ciudad de México y la ciudad de Chihuahua, con 24 asistentes en la primera y 33 en la segunda; abordando los cuatro bloques temáticos propuestos en el instructivo del oasis: Identidad JAR, carisma y espiritualidad, formación y acompañamiento, y evangelización y misión.
Ciudad de México
En la ciudad de México la sede fue el Postulantado San Agustín, donde los jóvenes se dieron cita desde el sábado 04 de marzo por la tarde para comenzar con el retiro, el cual inició con un breve momento de adoración eucarística presidida por fray Miguel Miró, prior de la comunidad, y continuó con el tema de “Iglesia y Sinodalidad” impartido por Daniel Magaña y Emma García, de las JAR de Santa Mónica y Churubusco; las dinámicas y actividades fueron dirigidas fray Isaac Almaraz, asesor religioso de JAR CDMX y por los coordinadores JAR de los diferentes centros: José Antonio Terán de JAR Santa Mónica, María Miranda de JAR Churubusco y Larissa Ramírez y Caro Jaramillo de las JAR Avante.
La celebración eucarística marcó el final del retiro; fue presidida por fray Jorge Quirós, formador del seminario, y concelebrada por fray Frutos Salvador, residente de la misma comunidad y fray Manuel Abecia, asesor religioso de JAR Santa Mónica.
Chihuahua
En la zona norte, el Oasis se realizó el domingo, día 5, en la Finca San Agustín. El punto de partida fue la Parroquia de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, desde donde se trasladó el grupo de asistentes, provenientes de esta misma parroquia y de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de La Junta al lugar de retiro ubicado a las afueras de la Ciudad de Chihuahua.
El retiro dio arranque con un momento de oración y cantos de alabanza donde se agradeció a Dios por todas las cosas buenas que Dios ha regalado a los jóvenes a través de las JAR. Posteriormente, Héber Hermosillo, miembro del equipo de JAR Internacional, compartió el tema “Iglesia y Sinodalidad”, animando a todos a participar en el próximo Sínodo JAR convocado por fray Miguel Ángel Hernández, prior general de la Orden.
Las dinámicas y demás actividades fueron coordinadas por Valeria Portillo, Karla Olivas, Vianey Castañeda, Alejandra Aviña y Édgar Chávez, miembros del Consejo de JAR Chihuahua.
La celebración eucarística final fue presidida por monseñor Javier Acero Pérez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México y concelebrada por monseñor Carlos Briseño Arch, obispo de Veracruz, y fray Manuel Antonio Flores, prior de la comunidad anfitriona y asesor religioso de JAR Chihuahua. Los dos primeros, junto a fray Martín Luengo Cid, vicario provincial para México y Costa Rica, quien estuvo confesando a los jóvenes asistentes, se encontraban en la ciudad de Chihuahua tras haber participado en la ordenación episcopal de monseñor Jesús Omar Alemán Chávez, nuevo obispo de la diócesis de Cuauhtémoc-Madera.
En la homilía en ambos retiros, acorde con el evangelio dominical que ofrecía el relato de la transfiguración del Señor, los frailes resaltaron los valores de la escucha, la oración y aventurarse a salir de la zona de confort para compartir lo que hemos visto y oído junto a Jesús, al modo de los apóstoles, Pedro, Santiago y Juan.
En palabras de los mismos asistentes, el Oasis ha sido un verdadero momento de gracia, donde han “recargado pilas” para seguir avivando la revolución de la ternura y haciendo lío, tal como invita el Papa Francisco. También fue muy significativo que, aunque en ambos lugares participaron miembros de los diversos centros JAR, todos se sentían como una sola JAR, experimentando el ideal de san Agustín, de caminar juntos con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.