El pasado 26 de marzo, monseñor Carlos Aguiar Retes, cardenal y arzobispo de Ciudad de México, presidió la misa dominical en la casa de formación de Las Rozas (Madrid) en la que participó toda la comunidad agustino-recoleta local.
La mañana comenzó con el recibimiento del cardenal en la casa de formación San Agustín de Las Rozas, Madrid, a quien atendió con especial esmero el prior de la comunidad, Juan Manuel Ramírez, que lo acompañó en un paseo por los espacios de la casa.
La misa comenzó a las 13.00 horas. Después de la monición de entrada de la misa del día y de dar la bienvenida al arzobispo don Carlos, los religiosos en periodo de formación entonaron el canto de “entrada” al tiempo que comenzó la procesión. Monseñor Carlos entró a la capilla dando su bendición a los asistentes. Ocho sacerdotes concelebraron con él, entre ellos el prior provincial Carlos González Castellanos y don Mauro García, secretario particular del señor cardenal.
Don Carlos Aguiar pronunció una homilía basada en las lecturas del día, ligándolas con el tema de la muerte y de la vida. Comenzó con las siguientes palabras de San Pablo:
“Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del pecado, su espíritu vive a causa de la actividad salvadora de Dios”.
El señor cardenal trató de la situación de muerte en que muchos viven en la actualidad, ya sea porque han dejado de lado la vida espiritual y la experimentan en su propio interior, o porque han sufrido la pérdida de un ser querido. Ante toda esta muerte, Dios interviene en nuestra vida como Salvador, tal y como contemplamos en el evangelio, en que Jesús resucita a Lázaro:
Jesús, “con esta intervención preparaba y garantizaba ya su propia Resurrección, ante la muerte sufrida en la Cruz, con la enorme diferencia que la resurrección de Jesús sería definitiva, ya no moriría jamás, convirtiéndose en la esperanza fundada para todos nosotros, esperanza que celebraremos en la próxima vigilia pascual de la Semana Santa.”
Con este mensaje, el mismo Cristo Jesús nos anima a seguir preparando el corazón durante la Cuaresma y a renovar “nuestra convicción en el poder de Dios para conducirnos en esta vida y al término de ella, resucitarnos a la vida eterna”, afirmó el cardenal Aguiar.
Al concluir la misa, el señor cardenal compartió la comida y el café con la comunidad formativa, conversando con los religiosos de la comunidad e intercambiando pareceres.
Al concluir la visita, monseñor les dedicó unas palabras sobre el papel de los Agustinos Recoletos en la Iglesia y la importancia de su misión, dándoles ánimos para afrontarla.
