Un total de 82 delegados de las cinco parroquias de la Prelatura de Lábrea (Amazonas, Brasil) se han reunido del 25 al 29 de enero en Tapauá para evaluar el trabajo pastoral realizado y fijar los objetivos pastorales prioritarios para los próximos tres años.
La XIV Asamblea de la Prelatura de Lábrea (Amazonas, Brasil) ha significado un momento fuerte de expresión de Sinodalidad, desde el sentido de la corresponsabilidad y con muchas ideas para mejorar el servicio que lleva a cabo el clero y los religiosos y promover el mayor y mejor compromiso misionero de los laicos.
La Asamblea tuvo como tema “Purús: Vida y Misión en la Querida Amazonia”, y como lema “Por dondequiera que pase el torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá” (Ezequiel 47,9a).
El inicio de este proceso se sitúa a finales de diciembre de 2020, cuando se marcaron los tres principales objetivos asamblearios:
1) ¿Cómo aplicar el Sínodo de la Amazonia en la Prelatura de Lábrea?
2) Redacción y puesta en marcha de un nuevo Plan de Iniciación a la Vida Cristiana.
3) Vivencia de la Sinodalidad y preparación del Sínodo para la Sinodalidad (2023).
Para preparar el encuentro de Tapauá se elaboraron previamente dos documentos de trabajo, uno por el objetivo primero y otro para el segundo, y un cuestionario para objetivo 3. El primer documento y el cuestionario estuvieron coordinados por el agustino recoleto Luis Antonio Fernández, mientras que el documento sobre la Iniciación Cristiana estuvo coordinado por Éder Carvalho, sacerdote adscrito a la Prelatura.
A continuación y con los documentos enriquecidos y con los resultados del cuestionario, los consejos parroquiales, comunidades de base e indígenas iniciaron un proceso de estudio, reflexión, enriquecimiento y elaboración de propuestas prácticas para cumplir sus objetivos.
Esto es lo que ha llegado a las deliberaciones de los delegados presentes en el Salón Parroquial de Tapauá, que acogió la parte final de la Asamblea, divididos en seis grupos:
- Representantes del clero (14 delegados).
- Representantes de la vida consagrada (11 delegados)
- Coordinadores laicos de comunidades ribereñas y líderes indígenas (16 delegados);
- Coordinadores de comunidades eclesiales urbanas (14 delegados):
- Laicos “pilares del Pan y la Palabra”, es decir, coordinadores de la celebración, de la iniciación cristiana y formación permanente (13 delegados);
- Laicos “pilares de la Misión y de la Caridad”, es decir, coordinadores de pastorales sociales y misioneras (14 delegados).
Dinámica asamblearia
Todos los días hubo momentos celebrativos de mañana y de tarde, así como la Eucaristía. La Liturgia tuvo un claro rostro amazónico, visible en el modo como se adornó el salón de plenos, en los cantos, en la simbología ribereña e indígena, en la presencia de la Naturaleza.
En la tarde del día 25 tuvo lugar la apertura oficial, animada por el obispo prelado, el agustino recoleto Santiago Sánchez. Tras determinar horarios, normas de funcionamiento y organización cotidiana, se llevó a cabo la Eucaristía de apertura. La dinámica asamblearia tenía tres pasos:
- Trabajo en grupos para consensuar propuestas prácticas;
- presentación, reflexión y discusión de las propuestas en los plenarios;
- votación general para la aprobación o rechazo de cada propuesta.
El día 26 se dedicó al primer objetivo: ¿Cómo aplicar el Sínodo de la Amazonia en la Prelatura de Lábrea? El Cardenal Arzobispo de Manaos, Leonardo Ulrich Steiner, participó vía telefónica con una conferencia y reflexión, seguida de preguntas y comentarios.
Resumió la Exhortación Apostólica Querida Amazonia del Papa Francisco y el documento final del Sínodo. Habló sobre la conversión integral, las dimensiones sobre las que trabajar (pastoral, cultural, ecológica y sinodal) y los sueños del Papa Francisco (social, cultural, ecológico y eclesial). Recordó que ninguna dimensión de la realidad puede quedar fuera de la misión de la Iglesia en la Amazonia.
Los días 27 y 28 se dedicaron al segundo objetivo de la Asamblea, hasta que se llegó a la aprobación del Plan de Iniciación a la Vida Cristiana en la Prelatura de Lábrea. El objetivo es que los bautizados sean más conscientes de su identidad y misión. El nuevo modelo va a exigir mucho a las comunidades, incluye nuevas prácticas y un cambio de mentalidad, evitando el sacramentalismo y centrándose en una iglesia “misionera, en salida y sinodal”.
El día 29 se dedicó a la Sinodalidad y, tras la Eucaristía dominical, hubo una cena de despedida con la presencia de las familias que hospedaron los delegados en Tapauá. Fueron muchos los que colaboraron de un modo u otro, donando trabajo y tiempo para que los delegados pudiesen dedicarse a su tarea: hospedaje, cocina, limpieza, adornos, etc.
Siguió un acto cultural con agradecimientos a todos y un homenaje a los misioneros con más años de servicio en la Prelatura: el obispo emérito, el agustino recoleto Jesús Moraza; el sacerdote Henrique Giera; y el agustino recoleto Miguel Ángel Peralta.
Una asamblea en un mundo aislado
No es fácil organizar este evento en un lugar como la Amazonia brasileña, donde no hay carreteras. Tapauá, además, está en el extremo norte de la Prelatura, por lo que los delegados de las parroquias de Pauiní, Lábrea, Canutama y Belo Monte–Foz de Tapauá tuvieron que trasladarse por vía fluvial en un viaje de varios días de duración.
Para ello se alquiló el barco “Gênesis” que, si bien acabó completamente lleno y los viajeros fueron más bien apretados, fue el recurso más económico disponible. Téngase en cuenta que entre estos viajes y la estancia en Tapauá, algunos delegados como los de Pauiní tuvieron que estar hasta veinte días fuera de sus hogares.
Durante el viaje se celebraron eucaristías en Canutama, Foz de Tapauá y Tacacá, ya dentro del municipio de Tapauá. A pesar de la lluvia suave, Tapauá protagonizó una cálida acogida, en el puerto norte, con cantos, fuegos y procesión hasta la cercana comunidad de Nuestra Señora de Aparecida.
Para la vuelta, a la una de la madrugada del lunes día 30 de enero salieron los delegados de fuera de Tapauá hacia sus hogares, río Purús arriba. En este caso el viaje duraría el doble de lo que duró la venida, dado que ahora fue a contracorriente.
Si la Amazonia es rica en biodiversidad, los participantes de la XIV Asamblea de la Prelatura de Lábrea fueron muestra de un mundo global. Contando con los misioneros, además de todos los brasileños presentes hubo cuatro españoles, tres mexicanos, un hondureño, un salvadoreño y una congolesa. Además, de dentro de Brasil, además de Amazonenses, había varios misioneros y misioneras del resto del país, especialmente de las zonas sur y sureste, de lugares como Espíritu Santo o Paraná.
Entre los participantes del clero y la vida consagrada, estuvieron presentes:
- Obispo prelado de Lábrea, Santiago Sánchez, agustino recoleto.
- Obispo emérito de Lábrea, Jesús Moraza, agustino recoleto.
- Ocho misioneros agustinos recoletos: Miguel Ángel Peralta, Alfonso Lázaro, Luis Amílcar Reyes, Luis Antonio Fernández, Juan José Guzmán, José Arredondo, Roberto Carlos Alvarado, Sergio Pérez.
- Sacerdotes de la Prelatura de Lábrea: Éder Carvalho y Henrique Giera.
- Sacerdotes y diácono permanente de la Diócesis de Ponta Grossa, Paraná: Osvaldo, Fäbio y Metódio.
- Tres misioneras agustinas recoletas de la comunidad de Lábrea: Marlene, Izaura e Ivone.
- Cuatro religiosas josefinas de la comunidad de Belo Monte: Cláudia, Aparecida, Dorinha e Merinalva
- Una religiosa oblata de la Asunción de la comunidad de Tapauá: Beatrice
- Un seminarista de la Prelatura, Thiago Mendes, próximo a su ordenación diaconal.
Una de las novedades de esta XIV Asamblea ha estado precisamente en el equipo misionero de la Diócesis de Ponta Grossa, Paraná. Gracias a su presencia se atienden de manera específica a las comunidades rurales situadas en la carretera BR319, dentro del municipio de Canutama. Uno de los sacerdotes, el diácono permanente y su esposa viven en el kilómetro 70 de esta vía de comunicación, a unas siete horas de Lábrea, por lo que en realidad están más cerca de Porto Velho, capital de Rondônia.
Y es que con los años han surgido nuevas comunidades creadas por colonos, brasileños de los Estados del sur o centro de Brasil que, aun sin poseer las tierras, se han establecido a lo largo de las carreteras BR319 (Manaos-Porto Velho), Transamazónica BR230 (Lábrea-Humaitá), y sus ramales, los caminos de tierra que se dirigen al interior de la selva para las explotaciones de madera o ganaderas.