Prelatura de Lábrea, Amazonas, Brasil. Diciembre 2022.

Con el mes de septiembre se fue calmando el tumulto de las fiestas patronales y la vida tomó su curso normal. Volvió la fiesta en octubre con san Francisco de Asís, muy venerado en la Prelatura, pues en Lábrea tenemos dos comunidades que lo tienen como patrón y además la comunidad indígena de Japiim, lugar del conflicto que llevó a la hermana Cleusa a la muerte. El bullicio en las celebraciones no falta.

A los pocos días de que el día 16 de septiembre el agustino recoleto Luis Amílcar Reyes tomara posesión de su cargo como párroco de Lábrea, comenzó de nuevo la vida movida del obispo de la Prelatura con sus viajes  y visitas a una y otra parte.

Consejo Regional de Obispos en Porto Velho

El día 19 de octubre viajé a Porto Velho y los días 20 y 21 tuvimos el CONSER (Consejo Regional de los Obispos). Nos reunimos tres veces al año, esta era la última. Una agenda apretada para evaluar el año, planificar el futuro y presentar nuestras propuestas. En la última reunión estuvo el padre Vantuy que nos presentó un documento base con el vaciado de las respuestas de las encuestas realizadas para evaluar el año. Por último, tuvimos un encuentro con los formadores del seminario interdiocesano de Porto Velho, en el que se nos informó del proceso general y particular de cada seminarista.

Asamblea Regional

Por la noche del mismo día 21 llegaron todos los miembros de la asamblea regional y comenzamos la asamblea. Por parte de la Prelatura estaba Gernilson Amancio (si Dios quiere, futuro coordinador de pastoral de la Prelatura), el seminarista Thiago Mendes (por primera vez se convocaba a un seminarista por Diócesis), y yo. Los otros coordinadores de las distintas pastorales, movimientos y servicios a nivel regional eran de las otras diócesis.

La noche del viernes, el sábado y el domingo fueron días de trabajo, análisis, evaluación y proyectos para elaborar un documento final con líneas de acción e itinerarios concretos, a partir del documento presentado por el padre Vantuy. Poco a poco el documento tomó la forma definitiva. La pandemia afectó en todas las áreas y está siendo difícil poner todo en marcha de nuevo. Con este instrumento de trabajo realista y audaz, esperamos seguir con nuestra Iglesia en misión. No faltaron los momentos litúrgicos y de espiritualidad. Se cerró la asamblea con el envío misionero de todos los asambleístas.

Viaje a Pauiní

Apenas había regresado a Lábrea, me puse de viaje camino de Pauiní. Salimos el día 28 de octubre y, apenas dejamos el puerto, comenzó una lluvia que arreciaba cada vea más. No podíamos avanzar a la velocidad deseada y tuvimos que hacer un alto en el camino, en una casa flotante, que nos acogió con todo cariño para tomar un café caliente y continuar el viaje. Dada la hora que era, imposible llegar ya a Pauimí; aún estábamos muy lejos, la noche se echó encima y no llevábamos linterna ni farol. Navegando muy despacio, aún topamos con un tronco… así que nos refugiamos en la primera comunidad que encontramos llamada Ermida. Fuimos recibidos muy bien: la coordinadora doña Marina nos agasajó con una cena caliente y nos ofreció su casa para dormir: allí se quedaron fray Luis Reyes, agustino recoleto, y la secretaria Verilda; el joven Lucas y yo dormimos en la escuela donde un hermano de Lucas está de profesor; y el conductor de la voadeira, señor Francisco, durmió en el barco al que amarró la lancha. Muy temprano, después de un desayuno reparador, seguimos el viaje los cinco: fray Luis, Verilda, Lucas, Francisco y yo.

En Pauiní

Llegamos para el retiro y las Confesiones de los que iban a ser confirmados, y por la tarde celebramos la ordenación diaconal de fray Roberto Carlos, agustino recoleto. Al día siguiente, 30 de octubre, por la mañana fue la Confirmación de 41 jóvenes, y por la tarde la toma de posesión del nuevo párroco de Pauiní, fray José Arredondo. Gracias a Dios, el viaje de vuelta fue totalmente diferente: buen tiempo y una parada en la comunidad de Ajuricaba para un fuerte desayuno mañanero.

En Porto Velho

El día 9 de noviembre viajé de nuevo a Porto Velho. El día 10 tenía una reunión importante con la hermana Bernardete, superiora general del Instituto Hijas de San José (Josefinas), con la hermana Cícera, superiora regional del Instituto, y las hermanas Claudia, Ana, Merinalva, Dorinha y Aparecida, que trabajan en la Prelatura. Era para evaluar el trabajo misionero de las hermanas, revisar el contrato y llevar las propuestas a la asamblea que ellas tendrían dos días después en Río Branco.

Ciertamente estamos muy satisfechos con el trabajo de las hermanas en la Prelatura; su presencia marca la diferencia en las comunidades de Belo Monte y Foz de Tapauá. Celosas en su misión pastoral y educativa, renuevan y continúan con nosotros, aunque hay que decir que tienen dificultades para encontrar nuevas misioneras. Confiamos en Dios y en San José que permanezcan mucho tiempo más…

Los días 11, 12 y 13 tuvimos la asamblea del COMIRE (Consejo Misionero Regional). Estábamos cinco representantes de la Prelatura: de la infancia misionera, Aline; de la juventud misionera, Suzane, voluntaria misionera en el interior; Josimara, voluntaria misionera en las comunidades de los afluentes del río Purús; Ana María y el joven misionero Luigi.

Me tocó presidir la Asamblea como obispo representativo de la acción misionera con la charla de apertura y la espiritualidad. Aldemisia, de la Diócesis de Rio Branco, fue quien dirigió los trabajos e intervenciones de todas las pastorales misioneras de la región formada por seis diócesis y nuestra Prelatura: CIMI, CEBs, Laicato, COMIPA, COMISE…  Analizamos la andadura del programa misionero nacional en nuestro regional, elaboramos el documento que tiene que presentarse, revisamos el estatuto y se eligió el nuevo equipo coordinador, del cual fue reelegido como secretario Marcelo, feligrés de nuestra Prelatura.

Don Jesús Moraza llegó a Porto Velho, resolvimos juntos algunos asuntos, y juntos viajamos el día 16 de noviembre a México para la ordenación episcopal de fray Francisco Javier Acero, que tuvo lugar el día 18 de noviembre.

En México

Días intensos, días de encuentro de obispos recoletos arropando al recién ordenado, y con otros obispos presentes junto con el cardenal de México, sintiéndonos Iglesia universal como Orden. Días intensos de encuentro con muchos hermanos recoletos que hacía mucho que no nos veíamos, reviviendo y reforzando la comunidad y fraternidad agustiniana. Días intensos al encontrarme con la familia de monseñor Francisco Javier Acero, de la que me siento miembro, pues fui formador del nuevo obispo durante siete años, además de darle la primera comunión cuando era alumno externo en nuestro colegio San Agustín de Valladolid.

Días intensos participando en la celebración de consagración en la basílica de Guadalupe de la capital mejicana; acompañándole al día siguiente en la celebración en nuestra Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Hospitales y visitando luego el proyecto social de CARDI. El domingo, día 20 de noviembre, celebramos la misa en la comunidad de Tecamachalco, sede del vicario de México-Costa Rica.

El viaje de vuelta fue un poco accidentado, pero regresábamos felices. Llegamos a Porto Velho casi a las 5.00 de la madrugada y a las 9.00 salía el autobús para Lábrea, donde llegamos en la tarde del día 24 de noviembre.

Visita a las parroquias de la Prelatura

El día 27 de noviembre viajó don Jesús Moraza a Pauiní para sustituir al párroco José Arredondo, que salía de vacaciones. Y yo viajé el día 30 para visitar las parroquias antes de finalizar el año, pues el plan es visitarlas dos veces al año. Me acompañó en este viaje el seminarista Thiago, que ya ha terminado la teología y aprovecharemos el año vocacional para su ordenación diaconal y presbiteral haciendo promoción vocacional en toda la Prelatura.

Después de unas horas en Canutama en que acompañé al padre Fabio en el programa de radio y, después de comer, salimos para Belo Monte donde mantuvimos un encuentro con las religiosas Claudia y Aparecida, y una celebración con la comunidad. Temprano, con Josías, el motorista de la voadeira, nos dirigimos a la comunidad de Jitimarí donde el padre Éder estaba de desobriga con el equipo misionero formado por el marista hermano Nilvo, la misionera laica Josimara y el comandante del barco. Hablamos a la comunidad, visitamos a un enfermo y a varias familias.

Después de comer viajamos a la comunidad de Foz de Tapauá. Aquí fuimos acogidos por el hermano marista Ronilton. Celebramos con las religiosas Merinalva, Dorinha y la comunidad, cenamos todos fraternalmente y, al día siguiente, el hermano Ronilton nos despidió con un temprano desayuno. Llegamos a Tapauá después de ocho horas de viaje…

Nuestros frailes agustinos recoletos Juan José Guzmán, José Antonio Campos, Luis Antonio Fernández y el aspirante Luis Antonio González nos recibieron con los brazos abiertos. Una vez instalados, celebramos la Eucaristía y participamos con las hermanas oblatas Sirlene y Beatriz de la confraternización del LACIR (Lar de adolescentes y crianças irmã Rosa).

El domingo 4 de diciembre por la mañana tuvimos celebración de la Confirmación en la capilla de San Agustín. En la misa parroquial de la tarde José Antonio Campos tomó posesión como nuevo párroco de Tapauá y Luis Antonio Fernández se despidió del pueblo. En la despedida hubo momentos emotivos después de varios años de servicio pastoral en él. Los días siguientes visitamos el Centro Esperanza, el LACIR, obras de las comunidades, visitamos a enfermos y ancianos, participamos en las celebraciones… Fray Luis Antonio emprendió viaje a Lábrea ciudad, su nuevo destino.

El día 6 dejamos Tapauá en un día que amenazaba lluvia. Nos acompañó el vocacionado mejicano Luis Antonio González, que terminaba su experiencia en Tapauá y así conocía un poco más de la Prelatura antes de volver a México. La amenaza se hizo realidad cuando faltaba poco más de media hora para llegar a Foz de Tapauá: una lluvia torrencial, fuerte, arrojada por el viento en todas las direcciones… Llegamos empapados, chorreando por todos los lados… Ducha y cambio total de ropa; ni los impermeables sirvieron de defensa. Celebramos la Eucaristía el padre Éder y yo con las religiosas y la comunidad, y luego tuvimos el consejo de pastoral parroquial. Al día siguiente salieron los representantes de esta comunidad para la asamblea parroquial y nosotros nos quedamos haciendo la visita a la comunidad de la Foz: el colegio dirigido por la hermana Dorinha; visita a enfermos acompañado por Concepción; a ancianos acompañados por el matrimonio Maria Celia y Jusue (dos de las mujeres visitadas tenían más de 100 años). Después de la misa de la noche tuvimos la oración fúnebre de una vecina de los padres misioneros, que murió esa misma tarde.

Celebramos el día de la Inmaculada en la comunidad de Aramiã y participamos en la III Asamblea parroquial (esta Parroquia lleva funcionando solo cuatro años y tiene por titulares a San Sebastián y San Francisco, por ser los patronos de las comunidades más numerosas que son Belo Monte y Foz de Tapauá, pero la asamblea se celebró este año, a suertes, en la comunidad de Aramiã). Estaban presentes en ella el padre Éder, los hermanos maristas Ronilton y Nilvo, las hermanas josefinas Claudia, Merinalva y Aparecida, y representantes de todas las comunidades.

El lugar de reunión era una casa flotante de hacer harina. Lo primero fue una charla del hermano Ronilton sobre el año vocacional. Luego di yo una charla sobre el sínodo de Amazonas y el encuentro de Santarém. Después de un intervalo, la misa y la comida. Seguimos con las propuestas para la asamblea de la Prelatura que será en enero próximo. Sobre las 16.00 horas nos despedimos y viajamos a Belo Monte para celebrar la Eucaristía con la comunidad, porque era día de precepto. También celebramos al día siguiente, 12 de diciembre, para las hermanas Claudia y Aparecida; y después de desayunar viajamos a Canutama.

Aprovechamos el fin de semana para acompañar a los jóvenes en su jornada de la juventud en cuanto nos fue posible: adoración del Santísimo el viernes, algunas dinámicas, charlas… y la misa final el domingo. Para que el padre Fabio pudiese dedicarse sin preocupación a este evento, celebré las misas del fin de semana en las comunidades acompañado del seminarista Thiago y el vocacionado Luis, y bauticé a dos niños. En los ratos libres visitamos algunas familias… Los jóvenes quedaron impresionados de la presencia del obispo, pero más impresionado quedé yo del resultado de este evento que venían preparando hacía tiempo. Aprovechamos la ocasión para hacer también promoción vocacional.

De vuelta a casa, a Lábrea, entramos en la actividad diaria envueltos en el Adviento camino de Navidad…