Monasterio de Cristo Rey y Santa Clara de la Cruz de Montefalco de las Agustinas Recoletas en Santiago Tepeyahualco, Hidalgo, México. Noviembre 2022.

En marzo de 2016 se puso la primera piedra del monasterio de Cristo Rey y Santa Clara de la Cruz de Montefalco de las Monjas Agustinas Recoletas de Santiago Tepeyahualco, Hidalgo, México; en noviembre de 2019 se bendijo este monasterio cuya erección canónica tuvo lugar el día 22 de noviembre de 2022.

En una solemne Eucaristía presidida por monseñor Domingo Díaz Martínez, arzobispo de la arquidiócesis de Tulancingo, Hidalgo, México, se realizó la erección canónica del nuevo convento de clausura de las monjas agustinas recoletas, situado en esta Arquidiócesis.

En la celebración participaron monseñor José Hirais Acosta Beltrán, obispo de Huejutla, Hidalgo, Diócesis a la que pertenece el convento de Macuxtepetla, comunidad de procedencia de las ocho fundadoras del nuevo convento de Tepeyahualco. También concelebraron monseñor Salvador Rangel Mendoza, OFM, obispo emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, fray Carlos González, prior provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, fray Gerardo Ruiz, asistente espiritual de las monjas agustinas recoletas de clausura de la Federación de México y quince sacerdotes. Unas doscientas personas entre familiares, amigos y bienhechores se sumaron al magno acontecimiento.

Especial mención merece la presencia de las monjas recoletas de los conventos de Tlaxcala, que cantaron la misa con especial maestría y unción; las monjas de Puebla, Morelia, Jalapa, Macuxtepetla, Jalpan y las de la nueva fundación de Cuautinchan, Puebla. No faltó la presencia de la vida religiosa masculina y femenina: los misioneros de la palabra, las franciscanas y las carmelitas contemplativas y las Hijas de María Inmaculada de vida activa.

Al comienzo de la eucaristía monseñor José Hirais Acosta Beltrán leyó el decreto de erección del nuevo convento expedido por el ordinario de Tulancingo su excelencia Domingo Díaz. La priora de la comunidad de Macuxtepetla leyó los nombres de las fundadoras de la nueva comunidad, a quienes inmediatamente les colocaron unas bellas coronas de flores en sus cabezas.

En la homilía, el presidente tomó como punto de partida una pregunta que le hacían algunos feligreses: ¿Qué hacen esas mujeres en el convento? A lo que respondió el obispo: “hacen santos”. Tras aclarar que no se trataba de imágenes de madera, resina o pinturas de distintos tamaños…, para que no fueran hacer sus pedidos. Desarrolló ampliamente las cualidades de los santos, características que seguramente adornarían a las monjas del nuevo convento: mujeres desprendidas, samaritanas, sabias en las cosas espirituales, de corazón limpio, misioneras desde la contemplación, que edifican la Iglesia. Ellas son levadura y fermento de vida de fe; luz y sal de la tierra. Se destacan por la humildad, la verdad, la prudencia y paciencia… Concluyó que seguramente todos los presentes quieren ser santos. Esa es la enseñanza que se vivirá en el nuevo convento, siempre contando con la fragilidad de la condición humana y la gracia de Dios.

Al final de la Eucaristía, la hermana María Rita Herrera, hasta ese momento priora de la nueva comunidad, leyó el acta del evento la cual rubricaron los clérigos presentes para feliz memoria.

Inmediatamente después, la comunidad religiosa tuvo su primer consejo para elegir a la nueva priora y vicepriora de la comunidad, en presencia de los señores obispos. La hermana Teodora Olivares Ramírez fue elegida priora y sor María Rita Herrera, vicepriora del mismo.

El acontecimiento se cerró con una abundante y rica comida típica de la zona.