El prior general de los Agustinos Recoletos, Miguel Ángel Hernández, envía un mensaje a las Fraternidades Seglar Agustino-Recoletas en en la fiesta de su patrona, Magdalena de Nagasaki. “No se me ocurren ni conozco otras manos mejores que las de la Fraternidad Seglar, para depositar en ellas este carisma que llevamos en vasijas de barro”.
Que el Dios de la esperanza colme nuestros corazones de alegría y paz. Estimados hermanos y hermanas de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta: es una alegría poder comunicarme con todos ustedes con motivo de la fiesta de santa Magdalena de Nagasaki.
Hace casi siete meses que concluyó el Capítulo general y también las Provincias han ido celebrando sus capítulos provinciales, a falta de la Provincia de la Candelaria que lo celebrará en los próximos días.
En todos los Capítulos se ha dado atención a las Fraternidades y se han tomado Decisiones que nos piden a la Orden y a las Provincias que las cuidemos, que estemos atentos a sus necesidades, que les ofrezcamos una buena formación, pero se nos insiste sobre todo en que no les restemos el protagonismo que les corresponde y que ustedes deben asumir.
Nosotros, los religiosos estamos para asesorar, para acompañar, pero son ustedes los que tienen que tomar la vida en sus manos. Eso no significa que queramos desentendernos de las Fraternidades, vamos a seguir caminando juntos, como decía el lema del Capítulo general, pero cada uno asumiendo el papel que le corresponde.
Y el papel que le corresponde a cada Fraternidad local es la de ser protagonista de su historia, de su camino, de su trayectoria, haciéndose cada día más conscientes de su vocación y de su compromiso.
El Capítulo general en su Decisión B.11 nos pide a los religiosos que promovamos las Fraternidades seglares en nuestros ministerios y que facilitemos la difusión, el conocimiento y la puesta en práctica del documento “Alegres en la esperanza”; la formación de los asistentes; la formación de formadores y consejos; la elaboración del Itinerario formativo Peregrinos. Y en eso estamos.
El Consejo general reunido la última semana de septiembre ha reflexionado sobre lo que la Iglesia y la Orden espera de las Fraternidades, ha contrastado ideas y finalmente ha nombrado un equipo formado por religiosos y miembros de la Fraternidad que serán los encargados de llevar a cabo las Decisiones capitulares y de animar la vida de las Fraternidades en toda la geografía recoleta.
El equipo coordinador de la Fraternidad Seglar está formado por los religiosos Fr. Fabián Martín, Fr. Sergio Sánchez y Fr. Lauro Larlar y por cinco miembros de la Fraternidad Seglar: Sra. Maricela Valles, Sra. Rosana Pucarelli, Sra. Tatiana Moreno, Sr. Hernán Ferrer y Sr. Gerardo R. Gómez.
Además de este equipo coordinador que dinamizará la vida y misión de la Fraternidad Seglar en toda la Orden, habrá un consejo de presidentes formado por todos los presidentes nacionales y el equipo coordinador; sus reuniones serán frecuentes y se tendrán por medios digitales. De esta forma será más fácil que las dificultades, sueños, conquistas y esperanzas de las Fraternidades de cada país lleguen a los responsables últimos, para que puedan actuar de forma colegiada en función de las necesidades que vayan apareciendo.
La formación de los formadores y presidentes de las Fraternidades y también de los asesores espirituales será prioridad en este período que comenzamos, sin descuidar la elaboración de nuevos volúmenes del Itinerario Peregrinos. No nos conformamos con que aparezcan a la luz nuevos libros, queremos tener también la seguridad de que se ha entendido la dinámica y pedagogía interna del Itinerario; a ello dedicaremos también nuestros esfuerzos.
Gracias a Dios el Itinerario Peregrinos está dando un rostro y una identidad a la Fraternidad Seglar. Antiguamente las Fraternidades caminaban de forma muy independiente unas de otras. Hoy en cualquier rincón del mundo, las Fraternidades reflexionan los mismos temas, se hacen las mismas preguntas, escuchan los mismos testimonios, se alimentan de la misma Palabra de Dios y beben de las mismas fuentes de san Agustín.
Eso hace que cuando nos encontramos Fraternidades de distintas Provincias o países nos reconozcamos y nos identifiquemos, porque nos guía un mismo proyecto y seguimos un mismo itinerario.
A mi paso por los distintos ministerios antes de la Provincia Santo Tomás de Villanueva y ahora de la Orden, siempre que tengo oportunidad me encuentro con la Fraternidad Seglar e insisto en algunos aspectos que hoy quiero hacer extensivos a todos los destinatarios de estas letras.
1. La Fraternidad Seglar es una vocación laical
Una vocación que el Espíritu Santo ha suscitado en su Iglesia para vivir el Evangelio y nuestra vida cristiana desde la identidad carismática agustino-recoleta. Una vocación a la santidad. Ese es nuestro objetivo fundamental y la Iglesia nos dice que viviendo la Regla de vida con autenticidad es posible alcanzar la vida en Cristo.
Buena prueba de ello es el testimonio de santa Magdalena de Nagasaki y de otros muchos hermanos, que el Papa Francisco llama los santos de la puerta de al lado, con los que hemos vivido y compartido la vida y de quienes no tenemos la menor duda de que ya gozan de la presencia de Dios.
2. Nuestro lenguaje es el de los laicos
Se hace necesaria una purificación del lenguaje y de los símbolos religiosos en nuestras Fraternidades. Si como digo, se trata de una vocación laical, no tiene sentido que sigamos usando un lenguaje propio de la vida consagrada y que se presta a confusión. El noviciado, los votos, la profesión, el maestro de novicios, etc., esa es una terminología propia y específica de la vida religiosa, que no puede tener cabida y debe ser desterrada de nuestras Fraternidades.
Otro tanto podemos decir de la ropa y otros símbolos y distintivos religiosos que se usan y que crean confusión a los de fuera y también a los de dentro. Somos laicos, que queremos vivir nuestro bautismo desde la espiritualidad agustino-recoleta. Nada más, pero también nada menos.
3. Somos especialistas en la caridad
La Fraternidad no es un grupo de personas que se quiere especializar en san Agustín. La Fraternidad es un grupo de personas que se quiere especializar en amar y servir al estilo de Agustín. No se trata únicamente de conocer la doctrina de Agustín, se trata de aspirar a que nuestro corazón arda como el de Agustín y se inflame en el fuego de la Palabra de Dios.
Evidentemente que recorrer el Itinerario Peregrinos nos llevará a un gran conocimiento de san Agustín también, pero no es lo principal, esas son las añadiduras de las que habla el Evangelio.
4. La Fraternidad es un grupo de hermanos que comparten la vida.
No se consigue vivir la Fraternidad, ni sentirse hermanos con todas las consecuencias con un par de reuniones por mes. No se consigue ser hermano aprendiendo mucha doctrina de san Agustín. Si queremos abrazar con seriedad la propuesta que se nos hace desde la Fraternidad tenemos que darnos espacios y tiempo suficiente, para que sintamos que, dentro del corazón, “el otro” se ha convertido en un verdadero hermano y no apenas en alguien que frecuenta las mismas reuniones que yo.
Las reuniones de la Fraternidad tienen que convertirse en una oportunidad para poder derramar el corazón en las manos de nuestros hermanos, con toda confianza y libertad, sabiendo que no voy a ser juzgado.
Muchas veces en nuestras reuniones escuchamos cosas bonitas sobre san Agustín y aprendemos otras muchas cosas interesantes. Sin embargo, nos volvemos a casa con el mismo nudo que traíamos en la garganta y con la misma aflicción y angustia que llevábamos a la reunión, porque no hemos tenido oportunidad de compartir el momento que vivimos.
Las reuniones de la Fraternidad nos deben ofrecer esos espacios para compartir la vida. Y eso exige que todos seamos confiables, discretos, respetuosos y entendamos que lo que el hermano nos comparte es un tesoro que pone en nuestras manos y que debo guardar para mí en lo más profundo del corazón.
5. El Itinerario Peregrinos, mucho más que unas fichas de estudio.
Probablemente para la inmensa mayoría de las Fraternidades las fichas del Itinerario no pasan de unos temas de estudio. Ese es uno de los grandes desafíos que tenemos por delante: explicar debidamente el Itinerario y hacer entender a los hermanos que los temas que se ofrecen no son en realidad lo más importante.
Lo verdaderamente importante es la oportunidad que se nos ofrece para hablar de nosotros, de nuestra vida de fe, de lo que Dios va haciendo dentro de nosotros, de las dificultades que encuentro en el camino, de nuestros sueños y esperanzas, pero también de nuestras frustraciones y derrotas. Y todo ello a la luz de los temas que vamos tratando.
6. A vino nuevo, odres nuevos.
No podemos pretender rejuvenecer Fraternidades envejecidas con gente joven. Ciertamente que a Dios no le podemos poner límites, pero lo normal es que la gente joven no se sienta atraída por grupos de personas mayores, con mentalidad, vivencias, experiencias y formas de ver la vida muy distintas.
Por eso, lo ideal es que en cada ministerio donde existe la Fraternidad vayan surgiendo nuevos grupos de Fraternidad, cada uno viviendo su etapa y su momento; para eso y por eso seguimos un Itinerario. Todos los grupos pueden y deben tener momentos comunes de encuentro: retiro mensual o con la periodicidad que se decida, convivencias, algunas charlas de formación, celebraciones de nuestros santos y fiestas de la Orden, etc.
En todos esos momentos tenemos que compartir todos juntos, los que hicieron sus promesas hace 30 años y los que llegaron anteayer. Pero la formación tiene que ser diferenciada. Cada uno tiene que ir haciendo su proceso, porque lo realmente grandioso del Itinerario Peregrinos, es que, si te lo tomas en serio, te va transformando por dentro y te va cambiando la vida.
7. Los religiosos asesoran, pero no dirigen y mucho menos mandan.
Los religiosos acompañamos, pero no tomamos las decisiones. El protagonismo es todo de los laicos. Ya pasó el tiempo en el que el religioso asesor hacía todo en la reunión. Ya pasó el tiempo en el que el grupo de la Fraternidad era a imagen y semejanza del asesor. Ya pasó el tiempo en el que los miembros de la Fraternidad iban a la reunión para escuchar y se volvían a casa sin más.
Si no hay gente suficientemente preparada, ese debe ser el empeño principal del asesor, preparar hermanos con capacidad de liderazgo y maestros capaces de configurar a Cristo en el corazón de los otros. Tenemos que trabajar todos para que cada vez más las Fraternidades sean menos dependientes de los asesores, lo que no significa, como ya dije, que queramos desentendernos. Por el contrario, queremos verlos crecer y asumir el papel que les corresponde.
Si no tenemos gente preparada, los Consejos nacionales tendrán que organizar escuelas de formación y liderazgo o cursos más sencillos que vengan a paliar esas carencias. Les invito también a que cuenten con la Escuela de formación de la Orden.
Y en relación con los asesores espirituales, quiero comunicarles que la Orden publicará, así que sea posible, un manual o instructivo sobre la función del asesor en la vida de las Fraternidades.
Me gustaría que en todas las Fraternidades locales y también en los Consejos nacionales se pudiera leer y reflexionar en comunidad esta carta que, estoy seguro, suscitará debate, inquietud y en algunos, preocupación.
Mi deseo es que la carta nos desinstale un poco, nos remueva por dentro, y suscite en todas nuestras Fraternidades un deseo sincero de crecimiento, de poner al descubierto y al servicio de los hermanos, toda la potencialidad escondida que existe.
Mi deseo es que las Fraternidades sean comunidades de laicos que vivan con pasión en su vida familiar y laboral la belleza del carisma agustino recoleto y resplandezcan en la Iglesia por su testimonio de caridad y de hermandad.
Que santa Magdalena de Nagasaki, que se dejó llevar por el Espíritu del Señor, nos ayude a vivir estos tiempos de sinodalidad en los que el Papa Francisco nos pide que pongamos el carisma en manos de los laicos.
Y, les soy sincero, no se me ocurren ni conozco otras manos mejores que las de la Fraternidad Seglar, para depositar en ellas este carisma que llevamos en vasijas de barro.