En esta fiesta litúrgica de San Nicolás de Tolentino, patrono y titular de la Provincia agustino-recoleta del mismo nombre, el prior provincial fray Carlos González dirige un mensaje en el que alude a los temas más sensibles y actuales de la Provincia y de la sociedad, anima a afrontarlos con alegría y a mirar a san Nicolás, modelo de vida, que “nos da su bendición”.
Hermanos en el seguimiento de Jesucristo, religiosos, religiosas y laicos de la Familia Agustino-Recoleta: los saludo con gran alegría. Hoy estamos de fiesta porque celebramos la fiesta de san Nicolás de Tolentino.
Un nuevo proyecto de vida y misión
Este año 2022 es muy significativo para la Familia Agustino-Recoleta. Hemos elaborado con mucha ilusión el Proyecto de vida y misión que nos ayudará a vivir a más de 900 religiosos nuestra vida religiosa con alegría y a trabajar para la Iglesia desde la misericordia durante los siguientes seis años. En la Provincia que lleva por titular al santo que celebramos hoy, san Nicolás de Tolentino, también hemos elaborado el Proyecto de vida y misión para los cerca de 300 religiosos que la integramos y que será nuestra guía para los siguientes cuatro años. Este proyecto ha bebido de las aguas del Proyecto de vida y misión de la Orden y ha tomado en cuenta los desafíos propios de nuestra Provincia y de la Iglesia que nos anima a vivir de manera más sinodal, a caminar y trabajar juntos sacerdotes, religiosos y laicos, como pueblo de Dios.
Un reto: renovar desde dentro nuestras comunidades
Hoy quiero poner en el centro de atención a las 46 comunidades de religiosos que formamos la Provincia de san Nicolás de Tolentino, a las comunidades de la fraternidad seglar y de los jóvenes agustinos recoletos, y a las comunidades parroquiales, educativas, contemplativas y misioneras con las que compartimos vida y misión.
En san Nicolás de Tolentino tenemos a un modelo de trato cordial para con los hermanos de nuestras comunidades. Nicolás tenía un corazón sencillo, sensible y afable, de modo que trataba a sus hermanos de comunidad y a las personas con las que se relacionaba cada día con cariño, delicadeza y dulzura. “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra” (Mt 5,4). Tenemos el reto de renovar desde dentro nuestras comunidades para que sean más alegres y vitales.
Servir en la Iglesia con actitud de misericordia
En san Nicolás tenemos también a un modelo de servicio fiel y caritativo a favor de la Iglesia: observó fielmente el evangelio y los preceptos de san Agustín. Se entregaba y se elevaba en la celebración de los sacramentos y en la predicación. Dedicaba una atención especial a los enfermos y ancianos. Era muy caritativo con los mendigos. Realizaba un delicado acompañamiento espiritual. Su corazón estaba dispuesto a realizar todos los gestos de solidaridad que le permitían su tiempo y sus talentos. “Bienaventurados los misericordiosos porque alcanzarán misericordia” (Mt 5,7).
Servir a la Iglesia desde nuestro ser agustino recoleto
Estamos llamados a trabajar para la Iglesia desde nuestro carisma agustino recoleto con pasión y aportando servicios de calidad. Trabajamos para la Iglesia sobre todo en grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Ciudad de México, Querétaro, Chihuahua, Delicias, Cuauhtémoc, Fortaleza, Manaus, Alajuela, Madrid, Zaragoza, Valladolid, Londres… o en zonas misioneras como Lábrea en Brasil, Shangqiu en China y Sarapiquí en Costa Rica. Muchas personas buscan espacios para el encuentro con Dios, experiencias de Dios, maestros de interioridad, expertos en las Escrituras; personas que las acompañen en sus problemas y sufrimientos.
El desafío del mundo de la pobreza y la migración
Crece el número de migrantes y de pobres. Hay migración de países pobres a países ricos; migración del campo y de los pequeños pueblos a las grandes ciudades; migración desde las grandes religiones hacia espiritualidades modernas; migración desde los valores tradicionales hacia nuevos valores. Los migrantes tienen hambre de personas acogedoras y de buen corazón que les ayuden a satisfacer sus necesidades básicas tanto materiales como espirituales. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt 5,6). Tenemos el reto de renovar nuestras comunidades para que sean más sensibles y solidarias con los necesitados.
En nombre de la Iglesia madre, atendamos a los pobres
Nuestras comunidades tienen sentido cuando vivimos con alegría, cariño, en diálogo y con un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32). Nuestras comunidades están llamadas a ser escuelas de fe, esperanza, solidaridad, justicia, paz y caridad. El Espíritu Santo ha impulsado a muchos religiosos y laicos para que con sus sueños e iniciativas se crearan los Centros de Espiritualidad Agustino-Recoleta, la Red ARCORES, los proyectos sociales que atienden a los más desfavorecidos: el Hogar Santa Mónica para niñas y adolescentes con riesgo de explotación sexual, el CARDI para quienes cuidan a sus familiares enfermos en grandes hospitales públicos, la Ciudad de los Niños para adolescentes y jóvenes con escasas posibilidades de formación académica, profesional y espiritual, los Centros esperanza para adolescentes con riesgo de adicciones. La Iglesia madre nos pide que atendamos estas pobrezas y las nuevas pobrezas.
Con la bendición de san Nicolás, caminemos con alegría
San Nicolás de Tolentino nos da su bendición y es modelo que nos inspira para que vivamos con alegría en nuestras comunidades y seamos generosos con los necesitados. ¡Nuestros Proyectos de Vida y misión tienen sentido! ¡La construcción del Reino de amor de Jesucristo tiene mucho sentido! Este es el camino que nos hace felices.
Un fuerte abrazo para todos.