Información vocacional y de contacto para seguir posibles procesos de discernimiento y acompañamiento vocacional dentro de la Familia Agustino-Recoleta.

Austeridad

San Agustín nos dejó dicho: “Es mejor necesitar poco que tener mucho”. El religioso busca y vive la austeridad como un medio válido para “no necesitar” lo que se nos impone desde fuera. La austeridad nos lleva a valorar todos los bienes como regalos que hemos recibido de Dios, a agradecer nuestras capacidades personales y no sentirlas como exclusivas o propias, a reconocer en los demás sus valores y grandezas.

Sólo de un modo austero se puede vivir la vida religiosa. La austeridad es el único medio de que no nos afecten los cantos de sirena de quienes nos piden tener más y ser menos. Con un modo de ser austero, sencillo, “somos” más y “necesitamos” menos.

Capítulo [general, provincial, local…]

Es la reunión de los representantes elegidos por los religiosos, en la que se analiza la vida y trabajo de las comunidades y se discierne entre todos cuáles son los retos para el siguiente periodo. Estos representantes eligen al religioso encargado de animar e impulsar a los demás para que dichos retos se puedan llevar a cabo.

Los Capítulos son: General, cuando la reunión es de representantes llegados de toda la Orden y organiza la Orden en general; Provincial, cuando hace esta función sólo para una de las Provincias; Local, consiste en la reunión de todos los miembros de una comunidad. En todos los casos, incluyen un momento de evaluación y planificación.

Capítulo General.
Capítulo General.

Carisma

“Carisma” es una palabra griega que quiere decir “gracia, don”. En español decimos que alguien tiene “carisma” cuando atrae, fascina, llama la atención de los demás. Como término religioso, el carisma es un regalo concreto que Dios hace a algunas personas, siempre en beneficio de la comunidad.

Las Órdenes religiosas tienen su propio carisma: es decir, su propia forma de ser y ponerse al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Aunque no te lo parezca, cada Orden religiosa es un mundo diferente de las demás, con notas diferenciadas, propias, que aportan determinadas riquezas a la Iglesia y a la sociedad. Simplemente, echa un vistazo y verás el montón de congregaciones que nacieron para atender hospitales, o colegios, o cárceles, o misiones…

Una parte importante del carisma se refleja en la actividad específica que realiza cada congregación religiosa. El carisma de los agustinos recoletos no está en el hacer, sino en el ser. Por eso, nuestro hacer es universal y polivalente: ir adonde la Iglesia nos necesite; ya sean parroquias, colegios, lugares de pobreza humana y material…

En cuanto al ser, aportamos nuestro modo de vida desde las notas distintivas que te hemos explicado: fraternidad, interioridad, austeridad.

Castidad

Es uno de los valores más antiguos de la vida religiosa. El modelo es Jesús, que vivió sin pareja, totalmente entregado a todos. Nuestra decisión es hacer lo mismo: no volcamos nuestra capacidad de amar y de entrega en una sola persona, sino que deseamos que nuestra afectividad sea para todos los que nos rodean: empezando por los de nuestra propia casa y siguiendo por aquellos con los que compartimos nuestro trabajo.

El voto de castidad no es un peso, ni un escape, ni una discapacidad. Es una forma de amar válida, concreta, elegida libremente y asumida con todas las consecuencias. No concebimos el “sexo” sin “amor”, y nuestro “amor” no busca satisfacciones inmediatas o físicas, sino la entrega personal de nuestro tiempo, cualidades, capacidades a una comunidad y al trabajo que esa comunidad nos propone.

¿Suena raro? Puede ser. Pero si suena raro, no es porque sea imposible o porque detrás de estas afirmaciones haya un “cuento chino” sino porque nuestra sociedad nos ha acostumbrado a ver todo esto sólo desde una perspectiva.

La castidad no es una vivencia nueva o propia de las Órdenes religiosas: grandes hombres de la historia, muchos de ellos no cristianos, la vivieron y practicaron. Y hoy sigue presente en muchas culturas y situaciones humanas. No te dejes engañar por un “pensamiento único” y vive tu vida de la manera que creas mejor. Y ésta, para nosotros, es la mejor.

Comunidad

La vida en comunidad implica que en cada una de nuestras casas hay un mínimo de tres religiosos que viven juntos. No se eligen entre sí, sino que cada uno de ellos recibe su destino por separado y sin haberlo elegido previamente.

Comunidad recoleta de Puerto Viejo de Sarapiquí (Costa Rica) durante la visita del prior provincial.

En toda comunidad, hay un religioso que realiza las funciones de prior. Un prior organiza, anima, asiste a los religiosos, y éstos lo ven con respeto y le obedecen, en un trato basado en la sinceridad y el diálogo.

Cuando es posible, se procura el trabajo en equipo. Otras veces no es posible, pues algunos religiosos pueden encargarse de cosas específicas, otros puede que no estén en condiciones de salud o edad como para trabajar en una u otra ocupación.

En la vida de comunidad hay tiempos personales y de soledad (de estudio y descanso) y tiempos comunes (de oración, de ocio, durante las comidas, momentos de esparcimiento y diálogo, reuniones…).

También suelen ser habituales las actividades intercomunitarias: nos vemos con asiduidad, conversamos, sabemos de la vida y de las vicisitudes de los religiosos de las otras comunidades.

En la comunidad no hay bienes propios ni privados. Todo es común, tanto lo que se recibe como lo que se gasta.

Consejo

1. Grupo de religiosos (llamados consejeros) que colaboran directamente con el prior general, provincial, vicario, delegado o prior local. Ejercen una labor de apoyo y asesoramiento. En ocasiones su actuación es meramente consultiva, en otros casos es deliberativa y el prior sólo puede obrar con su consentimiento.

2. Reunión de todos ellos.

Constituciones

Texto en el que se recogen las normas de vida para todos los religiosos de la Orden. Parten de la Regla de san Agustín y la Forma de vivir escrita por fray Luis de León, convenientemente actualizadas a nuestra época y condición, y en plena comunión con el Derecho Canónico general para toda la Iglesia.

Constituciones de la Orden de Agustinos Recoletos.

Directorio

Normas concretas que ordenan la vida de los religiosos de una Provincia. Cada Provincia tiene potestad en la concreción de las normas propuestas por las Constituciones en cuanto a los recursos económicos, personal, vida ordinaria, destinos, normas de convivencia y costumbres, asistencia a la formación permanente, etc.

Forma de vivir

Es el primer reglamento por el que se rigieron los Agustinos Recoletos a partir de su nacimiento. Tiene gran importancia en su historia y espiritualidad. Lo redactó en 1589 el gran teólogo y escritor agustino fray Luis de León.

Edición antigua de la Forma de vivir de Fray Luis de León.

Fraile

Es el nombre propio de los religiosos pertenecientes a las llamadas órdenes mendicantes, nacidas en el siglo XIII. “Fraile” significa “hermano”, y expresa la igualdad fundamental de todos los religiosos, que viven en comunidad, en fraternidad.

¿Sabías que hay frailes que son curas, y curas que no son frailes? No es un galimatías y es mucho más fácil de lo que parece. “Cura” es una palabra que designa a las personas que han recibido, mediante el sacramento del Orden, el sacerdocio ministerial. Cura es sinónimo de “sacerdote” o de “padre”. La palabra “cura” procede del latín, lengua en la que significa “cuidado”, “atención”. Los sacerdotes en virtud de su oficio, se encargan del cuidado, instrucción y doctrina espiritual de una feligresía. De ahí que hoy para nosotros “cura” sea, en sentido coloquial, un sacerdote católico.

“Fraile” viene del latín frater, hermano. Es quien ha profesado los votos en una orden religiosa de las llamadas “mendicantes”, nacidas en la Edad Media, hacia el siglo XIII, buscando dar un giro a la vida religiosa de la Iglesia católica. Mantenían la tradición monástica basada en el estudio, así como la vida activa de los clérigos seculares y las órdenes militares y hospitalarias. Algunos ejemplos de estas órdenes mendicantes son los dominicos, agustinos, franciscanos o carmelitas. Algunos de estos frailes además de esa vocación de consagración religiosa sienten la llamada al ministerio sacerdotal, y se ordenan sacerdotes. Estos son “frailes” y “curas” al mismo tiempo.

También hay muchos “curas” que no son frailes: porque hay sacerdotes seculares (los que dependen directamente del obispo y tan solo han recibido el sacramento del Orden, el ministerio sacerdotal, pero no han hecho votos dentro de ninguna congregación u orden religiosa); y también hay sacerdotes que pertenecen a órdenes monásticas, cuyos miembros no son propiamente “frailes”, sino “monjes”.

Por cierto, como curiosidad: ¿sabes que la Wikipedia, al definir el término “fraile”, ha elegido una foto del noviciado de los Agustinos Recoletos en su edición en español, catalán, euskera e inglés?

Los Agustinos Recoletos, ejemplos para mejor comprensión del término “fraile” en la Wikipedia.

Fraternidad

Vivir en fraternidad significa “ser hermanos”. Con otras palabras: que las diferencias de edad, procedencia, cultura, ideología, te importan muy poco y por encima de ellas pones el deseo de vivir unos valores comunes, un proyecto de vida personal en el que los otros tienen mucho que ver y un deseo de buscar la felicidad en compañía de otros.

Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta

La Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta es un grupo de laicos que se comprometen a vivir el evangelio a la luz de la experiencia y de la espiritualidad de la Familia Agustino-Recoleta: es decir, desde la vida y obra de san Agustín de Hipona y la austeridad e interioridad del movimiento recoleto del siglo XVI.

Miembros de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta. Union City, Nueva Jersey, Estados Unidos.

A los miembros de la Fraternidad Seglar les gusta la alegría de la comunidad frente al individualismo que nos rodea; el gozo de compartir lejos de todo egoísmo; el descanso de la oración frente al ajetreo de cada día; la chispa de la sabiduría frente a los prejuicios; y la sorpresa de la vida interior que nos hace más plenos frente a lo superficial o anecdótico.

La Fraternidad Seglar es parte de la Familia Agustino-Recoleta extendida por todo el mundo y de múltiples formas: misioneros y contemplativos, ancianos y jóvenes, consagrados y familias, clérigos y laicos, todos juntos seguidores de Agustín que disfrutamos de sentirnos una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios, la alegría plena.

Los miembros de la Fraternidad Seglar se encuentran para rezar juntos, formarse, apoyarse en sus dificultades, convivir con buen humor, celebrar la fe, comprometerse socialmente por un mundo mejor, divertirse y aprender…

Interioridad

Como buenos seguidores de san Agustín, somos gente que no nos contentamos con lo superficial. En nuestro quehacer de cada día, en nuestro conocer, en nuestro relacionarnos, buscamos más y más.

Retiro de silencio organizado por el Centro de Espiritualidad Agustino-Recoleta de Pozos de Santa Ana, San José, Costa Rica.

Entramos dentro de nosotros mismos porque queremos conocernos mejor, desarrollar más nuestras capacidades y nuestra vocación. Entramos dentro de nosotros mismos porque es el lugar desde donde Dios nos rescata, nos acoge, nos muestra todo su cariño por cada uno de nosotros.

Entramos dentro de nosotros mismos porque en el interior nacen los auténticos sentimientos de amar a los hermanos de la comunidad y de sentirse amados por ellos. Porque en ese lugar rezamos unos por otros y ahí encontramos nuestras esperanzas de ser cada día más fieles a esta llamada tan especial que Dios nos ha hecho.

JAR (Juventudes Agustino-Recoletas)

Las Juventudes Agustino-Recoletas (JAR) son el movimiento juvenil católico de la Familia Agustino-Recoleta para vivir y difundir el carisma propio. Pueden participar del movimiento en sus diferentes etapas niños en catequesis, adolescentes que quieren afrontar el desafío de conocerse, aceptarse, superarse y donarse a los demás al estilo de Agustín y jóvenes que buscan el encuentro con Cristo y la Iglesia y una vocación de servicio.

Encuentro de las JAR en Ciudad de México.

Todos tienen en común el deseo de entrar en sí mismos (interioridad) para revivir la experiencia fraterna (comunidad) colaborando en el crecimiento de la Iglesia madre y de la sociedad (misión).

La pedagogía de san Agustín imprime estilo a las JAR desde la máxima: “Aprender a ser y a compartir es enseñar a pensar y a amar”. Es un acompañamiento mediante el que se educa en la amistad, se vive la comunidad, se practica la justicia, se experimenta la solidaridad y se aprende a amar al prójimo. También son propios de este estilo la interioridad, la búsqueda de la verdad y el ejercicio de la libertad responsable.

Las JAR tienen diversos momentos de encuentro: Eucaristía y reunión semanal; retiros, convivencias, campamentos; apostolado y misión; encuentros nacionales e internacionales…

Cuentan con un asesor religioso que motiva, orienta, escucha, forma y celebra con los jóvenes; y un coordinador laico que tiene el grupo a su cargo y anima las reuniones, organiza la formación integral, hace el calendario de actividades. Camina junto a los jóvenes y potencia sus cualidades.

El grupo (comunidad) es la experiencia principal de aprendizaje en las JAR, el escenario privilegiado para el crecimiento en el ser y en el hacer. Frente al individualismo y la autosuficiencia, el diálogo y la escucha; frente a la soledad y el egoísmo, la comunicación y la participación abierta; frente a la insensibilidad, el encuentro con el otro.

En las JAR se aprende a orar, convivir, misionar, sentirse acompañados por María y san Agustín; a testimoniar los valores de san Agustín y la Recolección; a evangelizar mediante el propio testimonio; a construir la civilización del amor y el encuentro; y a ser solidarios y colaborar con toda la Familia Agustino-Recoleta.

Laico

Persona bautizada que no pertenece a ninguna congregación religiosa, ni ha recibido el sacramento del Orden. Son la mayor parte de los cristianos.

Liturgia de las Horas

Una de las tradiciones más antiguas de los religiosos es ofrecer al Señor el paso del tiempo, no de un modo general, sino cada día. Por eso existe la “Liturgia de las Horas”: una serie de oraciones bíblicas (salmos, lecturas, etc.) que se recitan en diferentes momentos de cada jornada: al amanecer; durante el día; al atardecer; al irse a dormir. Es el momento de ofrecer a Dios la jornada y agradecerle la vida.

Los religiosos agustinos recoletos rezamos esta Liturgia de las Horas íntegramente en común, como parte de nuestro carisma de fraternidad.

Rezo de la Liturgia de las horas.

Maestro

Religioso encargado de acompañar, animar, ayudar en su discernimiento a quienes están en proceso de formación (novicios y profesos).

Novicio

Es el aspirante que está viviendo el año intensivo de prueba y formación inmediatamente antes de hacer la profesión simple. Hay un religioso especialmente dedicado a su cuidado, el llamado maestro de novicios.

Obediencia

Obedecer en un mundo donde el acento se pone en los derechos y no en las obligaciones también es ir “contra corriente”. Somos conscientes de ello. Pero no pienses que obediencia es lo mismo que esclavitud.

Nadie ha perdido su libertad de pensamiento, de acción, de orientación en la vida. Al revés, hablamos de ello con total calma y desde el diálogo sincero. Creemos firmemente en la responsabilidad personal, aun cuando nuestro estilo de vida sea común.

Obedecer significa respetar y asumir la perspectiva de aquellos que tienen en sus manos la difícil encomienda de organizar nuestras comunidades y velar por nuestros religiosos. Nuestra tradición se ha encargado de llamarlos “priores”: es decir, “el primero entre iguales”.

Obedecer significa que aceptas los planteamientos de otros y no te encierras en los tuyos. Que no te crees “el más” ni “el mejor” del mundo, sino que te basas en la verdad de la humildad como argumento. Que respetas lo que otros quieren para ti, porque partes del conocimiento seguro de que quieren tu bien y lo mejor para la comunidad.

Te contamos un secreto: normalmente en nuestras comunidades lo difícil no es encontrar quien “obedezca”; el auténtico problema es que casi nadie quiere mandar, por la gran responsabilidad que esto conlleva. Nada que ver con “tiburoneos” ni “trepas”…

Pobreza

Los religiosos miramos siempre a Jesús, pobre y amigo de los pobres. Los agustinos recoletos, como pobres, no poseemos nada propio. Si recibimos algo por nuestro trabajo, lo entregamos a la comunidad. Si recibimos algo para hacer mejor nuestro trabajo o para quienes están en lugares necesitados, o por solidaridad, no se queda en nuestras manos, sino que buscamos el modo de que llegue lo mejor posible a los beneficiarios.

Sin embargo, sí vivimos de nuestro trabajo. Cubrimos nuestras necesidades de comida, vestido, salud; tenemos infraestructuras y materiales para nuestra vida y ocupación (casas, iglesias, bibliotecas, ordenadores, teléfonos móviles o coches); pero no vivimos en un consumismo feroz y despersonalizante.

En cada casa hay un ecónomo: él administra los bienes de todos para que a nadie le falte lo necesario, para ser solidarios con los que más necesitan y para que nuestro trabajo se desarrolle con los mejores recursos posibles.

Nadie de entre nosotros busca estar en las casas de los mejores barrios de las ciudades del mundo más desarrollado: un fraile hoy vive allí, mañana en una casa de un pueblo desfavorecido de un país en desarrollo. No está atado a nada. Da gracias a Dios por lo que tiene y pide por los que no tienen.

Nuestro mayor y mejor bien son las personas: nuestros ancianos, enfermos, discapacitados, reciben todo lo mejor de cada casa. Nos gusta cuidar de las cosas de la comunidad para que duren más y haya que comprar menos. No necesitamos el último modelo de nada, ni las más altas tecnologías, ni las exquisiteces de la alta cocina…

Nos sentimos libres. Es la mejor señal de nuestra pobreza.

Prior (general; provincial; local)

Al fraile que, entre nosotros, tiene el servicio de gobierno se le llama “prior”, literalmente “el primero” entre iguales.

El prior puede ser “general”, cuando dirige toda la Orden; “provincial” cuando dirige una de las Provincias; “local”, cuando dirige una de las comunidades. Su principal papel es ser animador de la vida religiosa, velar por el cumplimiento del programa de vida y cuidar de todos los religiosos, de su salud, felicidad, tranquilidad…

Cada prior local o provincial no puede serlo por más de seis años consecutivos, aunque cada uno de los mandatos dura tres. Por tanto, sólo son reelegibles una vez. En el caso del prior general, su mandato dura seis años (doce como máximo, si es reelegido).

Proceso de formación

Periodo de preparación para la vida religiosa que se organiza de acuerdo con el Itinerario Formativo Agustino Recoleto. Dura alrededor de ocho años. En este tiempo, además del discernimiento espiritual y la maduración vocacional, los religiosos cursan estudios de filosofía (dos años), de teología (cuatro años) y un tiempo de integración comunitaria y pastoral –que dura en torno a los dos años– en una comunidad distinta de la formativa; los que no se sienten llamados al sacerdocio, si no desean realizar estos estudios, siguen un programa de formación específico en otras materias y ciencias.

Para llevar a cabo el proceso formativo es importante la vida de comunidad, por lo que las comunidades formativas suelen ser más numerosas y los priores tienen más cuidado al conformarlas; el estudio, porque siempre es necesario amueblar bien la cabeza; y el acompañamiento personal y comunitario, un verdadero arte del diálogo, la comprensión, la sinceridad, la apertura y la consideración de la persona como un verdadero lugar sagrado.

Profesión

El rito en el que un religioso promete castidad, pobreza y obediencia, y la Orden le recibe como uno de sus hijos, se llama profesión, que viene del verbo “profesar” (ejercer algo por inclinación voluntaria y de un modo continuado; obligarse a uno mismo a cumplir ciertas promesas).

Ceremonia de profesión religiosa.

Se lleva a cabo en dos etapas. Hay primero un compromiso temporal, por uno, dos, tres o más años, que se asume en la profesión simple. Al cabo de tres años cuando menos, el religioso emite su profesión solemne y perpetua, en la que se compromete para toda la vida.

Profeso

Es todo religioso que ha hecho profesión de votos, sean éstos simples o solemnes, y sea él sacerdote o religioso hermano. Durante el proceso de formación es atendido por el maestro de profesos.

Provincia • Provincia de San Nicolás de Tolentino

Tener tantos religiosos en tantos países y trabajos diferentes implica crear estructuras que ayuden a organizarnos de manera más eficiente. Por eso nuestra Orden religiosa se divide en Provincias.

En el mundo civil, las Provincias son delimitaciones geográficas; en las Órdenes religiosas, son grupos humanos concretos que pueden estar en diversos países y trabajos. Cada Provincia tiene como propias la gestión de los recursos, la definición de los destinos de los religiosos, las infraestructuras necesarias para la formación de sus miembros y sus propias elecciones y normas.

Las Provincias suelen tener un nombre concreto, igual que las provincias civiles, solo que en el caso de la Orden de Agustinos Recoletos hemos elegido siempre para nuestras provincias nombres de sus santos protectores.

En nuestro caso, el santo protector que da nombre a nuestra Provincia es San Nicolás de Tolentino.

Escudo de la Provincia de San Nicolás de Tolentino.

PVM (Proyecto de Vida y Misión)

Al terminar un Capítulo, como conclusión de todas las deliberaciones, la asamblea capitular recoge en un solo documento lo que considera identidad principal de la comunidad, su misión, las prioridades de acción que tendrá durante los siguientes años (tres en el Capítulo Provincial, seis en el General) y establece cuantas normas y acciones crea necesarias para que se cumpla todo lo anterior.

Este documento se llama “Proyecto de Vida y Misión”. La información está ordenada en diversos capítulos según las indicaciones se refieran a vida espiritual, vida pastoral y ministerial, misiones y obras sociales, objetivos prioritarios que se quieren alcanzar… Además se designan plazos concretos y responsables para cada una de esas decisiones.

El Proyecto de vida y misión tiene una influencia directa en la vida del religioso y de la comunidad religiosa, y es uno de los documentos que casi siempre verás en la mesa o muy cerca de ella en el cuarto de un religioso.

Recolección

Durante la mayor parte del siglo XVI, la Iglesia vivió una auténtica revolución. Muchos fueron los que elevaron su voz para «volver a los orígenes» y encontrar el mensaje genuino del evangelio, que había quedado desdibujado y contaminado por otros muchos valores de índole política o hasta militar. Nacen así los movimientos que, sin salirse de los cauces de la Iglesia Católica, proclaman una reforma desde dentro, diferentes de esos otros movimientos que, en su afán de reformar, cruzaron ciertos límites y crearon nuevas Iglesias, dividiéndose una y mil veces sucesivamente. Aquellos movimientos católicos de reforma persisten hoy día en la vida religiosa: franciscanos capuchinos, carmelitas descalzos o agustinos recoletos,entre otros, nacen con ese afán. Recoleto significa, por tanto, «recogido» y alude al recogimiento interior, al silencio y a la búsqueda de una vivencia espiritual más intensa y de mayor observancia.

Recreación de Fray Luis de León leyendo la Forma de Vivir a los primeros recoletos.

Regla

Escrito de san Agustín en el que detalla cómo ha de ser la vida de sus monjes. Insiste especialmente en la vida comunitaria.

Religiosos hermanos

Religiosos que deciden no ser sacerdotes.

Vida de oración

Los agustinos recoletos no concebimos nuestra vida sin una relación constante, sincera y apasionada con Dios. Todo esto se manifiesta en la vida de oración: parte la realizamos juntos; parte la realizamos en privado, cada uno buscando los momentos y métodos que le parezcan más adecuados.

El tiempo de oración es el espacio acogedor donde alimentamos el resto de nuestra vida y adquirimos fuerza para las ocupaciones: porque esa relación personal con Dios da sentido a lo que hacemos y a la forma como obramos.

Voto

Promesa que los religiosos hacen a Dios en el momento de la profesión. Los votos son tres: castidad, pobreza y obediencia. Son tres facetas de una misma y única actitud de entrega a Dios y a los demás.

Según se hayan profesado para un tiempo o ya para toda la vida, se habla de “votos simples” o “votos solemnes”.

Profesión de votos solemnes.

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