Agustín de Hipona es nuestro fundador y el padre de una extensa Familia Religiosa que sigue su Regla, sus enseñanzas y su forma de vida. En estas páginas nos acercamos a su biografía, su sensibilidad, su forma de vida y sus propuestas a hombres y mujeres de todos los tiempos.

¿Que cuál es su situación actual?

Forman la Orden más de mil doscientos religiosos, sin contar los cuarenta y nueve conventos de monjas contemplativas y varias Congregaciones de religiosas. Están extendidos principalmente por España, Iberoamérica, Filipinas y las áreas hispanas de Estados Unidos. Por primera vez han puesto el pie en África en 1997. Es en el África negra, en Sierra Leona; pero no deja de ser el continente donde yo nací y brotó la primera floración de compañeros míos.

En cuanto a trabajos, se dedican sobre todo a la actividad parroquial; aunque un grupo de religiosos mantiene encendida en las casas de formación la llama del conventualismo primitivo. Por lo demás, una buena parte de las energías de la Orden se la llevan las misiones: en Brasil, Perú, Colombia, Panamá y otros países.

El aldabonazo del Concilio Vaticano II les ha llamado a los orígenes y a la reflexión sobre lo que son y lo que deben ser. Y actualmente -puedo decirlo satisfecho- en mi Recolección se ve un fermento de inquietudes, un interés por crecer a lo ancho y a lo hondo, una profunda preocupación por hacer verdad mi aspiración a la vida estrechamente comunitaria.

La primera sensación del que corona una ladera es de desconcierto, al asomarse a un panorama que no conoce. Esto les ocurre, quizá, a mis frailes -y a todos los cristianos- al rebasar la cumbre del año 2000. En muchos aspectos tienen que orientarse, hacerse la composición de lugar. Es una fase normal de adaptación. Lo importante de verdad es que el Espíritu Santo que me impulsó a mí, los guía también a ellos por el camino del amor a Dios y del servicio a la Iglesia. Yo, por mi parte, no dejo de acompañarlos y descubrirles horizontes y rutas nuevas. Y, desde luego, sigo disfrutando en su compañía la dulzura y la delicia de vivir los hermanos unidos.


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