Las misiones, proyectos sociales y acciones solidarias son una constante en la actuación de la Familia Agustino-Recoleta. La Provincia de San Nicolás de Tolentino ha vivido siempre en misión, pues su mismo nacimiento tuvo como motivo la apertura de las misiones de primera evangelización en la Filipinas del siglo XVII. Desde entonces desarrolla su actividad evangelizadora siguiendo el mandato de Jesús en los lugares hoy llamados «de frontera»: allí donde es necesario defender la dignidad de la vida humana, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la defensa de los más vulnerables.
La Misión de Sarapiquí recibió el nombre del río que la baña. De clima tropical, el calor y la lluvia producen una vegetación exuberante. A partir de los años 70 del siglo pasado, el café fue desplazado por el banano, desde el principio en manos de multinacionales norteamericanas. Sarapiquí aún conserva vastas áreas de bosque. Las vías de comunicación y los medios de transporte llegaron tarde y no aseguran la comunicación, con redes diseñadas para las necesidades de las plantaciones.
En 1976 la Provincia de San Nicolás tenía un gran ánimo misionero. El capítulo provincial de ese año ofreció una oportunidad para que ese ánimo se convirtiera en recomendaciones oficiales. Se veía la conveniencia de aceptar un nuevo terreno de misión. La Providencia hizo que esto se concretara en Sarapiquí.
Para el obispo de Alajuela, Enrique Bolaños, Sarapiquí necesitaba más atención. A pedido del obispo, el 22 de julio de 1976 el vicario provincial de México, José María Lorenzo, estudió sobre el terreno las posibilidades de implantar comunidades en la región. El 3 de enero de 1977 el obispo de Alajuela y el delegado de la Provincia de San Nicolás en Costa Rica, Ángel San Casimiro, firman un contrato para enviar seis recoletos al Sarapiquí. Llegó a haber nueve en su momento de mayor esplendor.
A diferencia de otras misiones de la Orden, Sarapiquí no era un ente jurídico propio, sino cuatro parroquias no homogéneas, a las que sólo la geografía y la pertenencia a la diócesis de Alajuela daban unidad. Puerto Viejo y Río Frío formaban el décimo cantón de la provincia de Heredia. Venecia y San Miguel estaban divididas en tres parroquias: Venecia, San Miguel y Río Frío.
San Miguel era la parroquia madre. Desde ella atendían los misioneros una zona muy vasta y fue sufriendo divisiones administrativas. Con estos desmembramientos se quedó con una extensión de menos de 113 kms2 y 5.000 habitantes, de los que 800 habitaban en el centro y los demás en 16 aldeas dispersas por los campos.
Venecia era la parroquia más avanzada socialmente, capital comercial de la región, con 12.000 habitantes, de los que 2.500 estaban en el centro y los demás en 18 comunidades bien asentadas.
Muy pronto se sintió la necesidad de fundar en Puerto Viejo, el centro político y administrativo de Sarapiquí. Es la parroquia más extensa, la más necesitada de infraestructuras y, probablemente, también la que más cambios ha experimentado. En sus 1.574 km2 de superficie viven 15.000 habitantes.
Al establecerse la bananera estadounidense en Río Frío (1969) se creó otra parroquia, con 15.000 habitantes diseminados por sus 566 km2. Antes de la llegada de las bananeras toda la región era bosque donde sólo unos pocos se habían atrevido a penetrar. En poco tiempo varios miles de hectáreas se convirtieron en plantaciones. Miles de personas encontraron trabajo en la zona; llegó el dinero, pero sin felicidad ni seguridad económica. En Sarapiquí queda poco de las ganancias.
Una nueva carretera puso Río Frío a una hora de la capital de la nación. Durante años la conexión de Sarapiquí con el centro del país era muy incómoda mediante un camino trazado en 1950. La carretera rompió el secular aislamiento de la zona. Hoy muchos costarricenses van a Sarapiquí para descansar y disfrutar de su exuberante naturaleza.
La incomunicación es más grave dentro de la misma región, sobre todo en Puerto Viejo. Los caminos son de piedra y están mal conservados. Las comunidades de los ríos San Juan y Sarapiquí no tienen otra vía de acceso que el río. Además, existen colonias en el interior a las que aún se puede llegar sólo a caballo.
La situación social fue uno de los caballos de batalla de los misioneros: desintegración familiar; abuso, explotación y carencia de derechos de la mujer; el alcoholismo; la pobreza y la dependencia de grandes fortunas o multinacionales en los esquemas productivos; el abandono de los ancianos; la inmigración desordenada; la invasión de tierras y el latifundismo; los problemas causados por una gran población flotante con trabajos únicamente de temporada.
La región del Sarapiquí vino a integrarse dentro de la Diócesis de Ciudad Quesada, creada el 25 de julio de 1995 y cuyo primer obispo fue un agustino recoleto, Ángel San Casimiro. Esto ha hecho que no sea más considerada como misión, aunque muchas de las circunstancias relativas al estado social y de desarrollo de la zona no han variado con el tiempo. En todo caso, la propia organización eclesial ha mejorado; también lo han hecho las comunicaciones y la diversificación económica de la zona.
La Provincia de San Nicolás de Tolentino mantiene una comunidad en la nueva Diócesis: Puerto Viejo.
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ÍNDICE DE PÁGINAS: MISIONES
- 1. Agustinos Recoletos: misioneros por necesidad
- 2. Misión, un término complejo y englobante
- 3. Religiosos, laicos y voluntarios misioneros
- 4. Misioneros por ley
- 5. Misioneros por herencia
- 6. Las misiones de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en el siglo XIX
- 7. Las misiones de la Provincia en el siglo XX
- 8. Prelatura de Lábrea, Amazonas, Brasil
- 9. Misión de China: Kweiteh/Shangqiu, Henan
- 10. Ciudad de los Niños (Aguacaliente de Cartago, Costa Rica)
- 11. Hogar Santa Mónica (Fortaleza, Ceará, Brasil)
- 12. CARDI, Centro Agustino Recoleto de Desarrollo Integral, Ciudad de México
- 13. El servicio a los migrantes: Estados Unidos, Londres, Madrid