Primer convento de los Agustinos Recoletos en Talavera de la Reina, Toledo, España, actualmente centro cultural municipal.

Las misiones, proyectos sociales y acciones solidarias son una constante en la actuación de la Familia Agustino-Recoleta. La Provincia de San Nicolás de Tolentino ha vivido siempre en misión, pues su mismo nacimiento tuvo como motivo la apertura de las misiones de primera evangelización en la Filipinas del siglo XVII. Desde entonces desarrolla su actividad evangelizadora siguiendo el mandato de Jesús en los lugares hoy llamados «de frontera»: allí donde es necesario defender la dignidad de la vida humana, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la defensa de los más vulnerables.

En 1588, algunos de estos agustinos de la Provincia de Castilla respondieron a la llamada de revisión y reforma de las órdenes mendicantes, de donde salieron las órdenes que hoy se apellidan “descalzos” o, como en el caso de los agustinos, “recoletos”. La Historia de la Iglesia suele reflejar en estas órdenes el ambiente de ascesis, retiro, vida monástica. Pero sería incompleto no fijarse en su propósito apostólico y comprometido. Una de las principales fuentes de la Orden de Agustinos Recoletos, el Libro de las Crónicas, relata en su primer tomo la primera de las misiones “de las montañas” en el Alto Pirineo, casi inmediata tras la expedición a Filipinas.

Santos de la Orden. Mosaico en la curia general de la Orden de Agustinos Recoletos, Roma, Italia. De izquierda a derecha, Vicente Soler, Magdalena de Nagasaki, Tomás de Villanueva y Ezequiel Moreno. Los más insignes recoletos tienen en común una historia de vida con importantes capítulos misioneros.
Santos de la Orden. Mosaico en la curia general de la Orden de Agustinos Recoletos, Roma, Italia. De izquierda a derecha, Vicente Soler, Magdalena de Nagasaki, Tomás de Villanueva y Ezequiel Moreno. Los más insignes recoletos tienen en común una historia de vida con importantes capítulos misioneros.

La misión a Filipinas es la que más ha marcado la historia posterior. Fue primer destino de misioneros recoletos. El primer prior provincial de los Recoletos, fray Juan de San Jerónimo, recibió del rey Felipe III la oferta de ser obispo de San Cristóbal de Chiapas. Pero el buen fraile respondió al rey que, a cambio de tal gracia, le fuese permitido encabezar una misión “a tierras nuevas”. El monarca eligió Filipinas y exigió una expedición de doce religiosos.

Los Agustinos Recoletos escogieron a catorce de entre los muchos que se habían ofrecido. El 1 de mayo de 1605, el Capítulo manda a Juan de San Jerónimo, provincial saliente, que comande la primera expedición. Escogió religiosos de la media docena de conventos recoletos existentes: Jerónimo de Cristo, Miguel de la Madre de Dios, Diego de la Anunciación, Pedro de San Fulgencio, Rodrigo de San Miguel, Francisco Bautista, Francisco de la Madre de Dios, Andrés de San Nicolás, Juan de San Guillermo, Jerónimo de la Madre de Dios, Francisco de San Jerónimo, Simón de San José y Andrés del Espíritu Santo. Son los primeros misioneros de la historia de la Recolección.

Mural explicativo del primer viaje de los misioneros Agustinos Recoletos a Filipinas.

El 10 de mayo de 1606 llegaron a Manila. Comenzó así la larga y rica historia misionera recoleta, con una serie casi ininterrumpida de expediciones que, a lo largo de cuatro siglos, han regado la cristiandad con su trabajo, sus sudores y, a menudo, también con su sangre.

Sin ser una Orden exclusivamente misionera, las misiones ha sido parte irrenunciable del legado histórico, espiritual y carismático de la Orden. Han proporcionado cohesión interna, espíritu corporativo y un testimonio vivo de su quehacer en el mundo. La Orden se ha sentido útil a la Iglesia y a la sociedad; han permitido que los religiosos mirasen más allá de su mundo interior.

En el siglo XIX las misiones salvaron a la Orden de Agustinos Recoletos de perecer en los avatares históricos, y a comienzos del siglo XX le dieron el impulso necesario para su plena aceptación como Orden dentro de la Iglesia y de la familia agustiniana.

En las misiones se desarrolló la vida de los Agustinos Recoletos que han alcanzado los altares: Magdalena de Nagasaki, Ezequiel Moreno, Francisco de Jesús, Vicente de San Antonio, Melchor de San Agustín, Martín de san Nicolás… Y un centenar largo de mártires que, a lo largo de la historia, han dado testimonio de su fe mediante la entrega de sus vidas.

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