Los religiosos en la última etapa de formación inicial de la Casa de Formación San Agustín de Las Rozas (Madrid, España) comparten fe y vivencias con el equipo sacerdotal, agentes laicos y jóvenes de la Parroquia de San Miguel, en cuyo territorio está la comunidad recoleta.

La Iglesia lleva meses sensibilizando sobre la condición sinodal y alienta a tomar conciencia de que caminar juntos es un rasgo fundamental de su ser y misión. La Familia Agustino-Recoleta, por su parte, tiene como nota constitutiva de su carisma la eclesialidad, por lo que no puede desentenderse de este deseo y proyecto de la Iglesia.

La Casa de Formación San Agustín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de los Agustinos Recoletostiene como fin principal alojar el ámbito y ambiente de desarrollo de la última etapa de formación inicial. Los profesos con vocación sacerdotal llevan a cabo los estudios para el sacerdocio, y todos juntos crecen en conocimiento y profundidad de vivencia carismática.

Esta comunidad recoleta está dentro de los límites de la Parroquia de San Miguel Arcángel. La colaboración entre ambas instituciones, comunidad agustino-recoleta y Parroquia, incluye la presencia mutua en las grandes celebraciones, el apoyo en la pastoral juvenil, la catequesis y los Talleres de oración.

El vicario parroquial, una de las jóvenes y dos religiosos recoletos ofrecen su visión de esta colaboración llena de sentido para Parroquia y comunidad religiosa.

P. Jesús Torres

Hace poco del inicio de mi ministerio como vicario parroquial, tras ser ordenado sacerdote el 20 de junio de 2020, al poco de acabar el confinamiento de la pandemia. Comenzar mi vida sacerdotal en esas circunstancias me ha ayudado mucho a aprender a ser sacerdote en el espíritu del Sínodo: “Caminar juntos” ha sido y es fundamental para dar respuesta a lo que vivimos en estos momentos.

En esta Parroquia puedo disfrutar de muchos hermanos dispuestos a dejarse acompañar, a ayudar y a caminar juntos hacia Jesús: niños, jóvenes, padres, ancianos, religiosos y religiosas. Esto me ayuda de manera especial en mi vocación.

Con los Agustinos Recoletos se da una relación muy fraterna. Ver la alegría de estos jóvenes profesos que siguen con su formación, su forma de vida y propuestas enriquecen sin duda mi misión como sacerdote.

Natalia

Soy una joven que quiere vivir con sed y necesidad del Señor. Cada día el Señor me muestra está necesidad a través de mi comunidad parroquial, sirviendo y amando en las tareas que ofrece la Iglesia, una Iglesia viva.

El Señor me mueve a caminar con mis hermanos. Reconozco que este camino no lo hago sola, siempre estoy acompañada. La comunidad parroquial nos permite sentirnos amados y confiados de que hay alguien que ora por ti.

La gracia de Dios se manifiesta en los hermanos, pues si me pierdo siempre hay alguien que vuelve a guiarme hasta el Señor. Mi deseo de conocer más de Él aumenta con el amor y el acompañamiento de los consagrados a través de su ejemplo de vida, sus formaciones y su compañía. Puedo reconocer en ellos el rostro de Cristo.

La comunidad me hace enamorarme más de Él. Para mí caminar juntos significa que todos somos y procedemos del Padre, me permite ver al otro como mi hermano. Vivir en comunidad aumenta mi fe y me hace reconocer cada día que somos hijos amados de Dios.

Con el corazón ensanchado por tan bella vocación, invito a todos a esta experiencia de ser uno. Vivamos esta etapa eclesial con mucha esperanza, sabiendo Jesús nos pide la unidad: «que todos sean uno» (Jn 17,21)

Fray Bernardo, agustino recoleto

En la Parroquia de San Miguel colaboro en la promoción vocacional y con el grupo juvenil Parresía, que todos los jueves se reúne para una Adoración y una animada Eucaristía. Es una experiencia muy enriquecedora, aprendo de ellos y hago junto con ellos un camino de acompañamiento.

Ante todo escuchamos al joven, y la escucha conlleva aprender de él. Es una tarea tan difícil como apasionante que nos dice que, sin amor, no hay sinodalidad: no hay camino de comunión sin dejarse tocar el corazón.

Así vivo mi vocación, desde un tono de servicio para acompañar y de humildad para ser acompañado, de compartir experiencias y vida y estar siempre dispuesto para lo que la Iglesia pida. Esto me hace crecer en fe y en perseverancia para el servicio de la Iglesia.

Fray Ednando, agustino recoleto

Llevo un año sirviendo a los jóvenes en la Parroquia colaborando con la Pastoral vocacional. Intento así vivir mi vocación desde la dimensión del servicio a la Iglesia, donar mi vida allí donde y como la Iglesia me necesite.

Esta experiencia parroquial me permite sentirme más Iglesia, “caminar juntos”, que al mismo tiempo es uno de los pilares del carisma agustino recoleto al que me siento llamado: la eclesialidad.

Me hace mucha ilusión esta relación cercana con los sacerdotes, las religiosas y los jóvenes de la Parroquia. Es todo un aprendizaje. Particularmente le pido a la Virgen María, a san José, mi patrono, y a san Agustín que nos ayuden a hacer una comunidad de hermanos que caminan juntos hacia una vida más perfecta, ayudando y trabajando en la Iglesia.