El día 20 de febrero, en una capilla dedicada a San Ignacio de Loyola, tuvo lugar la instauración del área misionera Nuestra Señora Aparecida, perteneciente a la Parroquia de Canutama, Prelatura de Lábrea, Amazonas. Esta área misionera, compuesta por 13 comunidades, estará atendida por un Equipo formado por un sacerdote de 85 años, un diácono permanente y su esposa.

La organización eclesiástica de Amazonia es complicada por la extensión territorial y por la escasez del clero. Al comienzo de la evangelización todo Amazonas tenía apenas un obispo para toda la cuenca del río. Poco a poco fueron surgiendo las Diócesis, que continuaban siendo inmensas y fueron el origen de los estados (Pará, Acre…), porque el gran río Amazonas tiene afluentes enormes, y esos afluentes tienen afluentes, y estos tienen más afluentes e igarapés… Hasta que un sabio obispo, práctico, tuvo la idea de dividir el territorio por ríos (único medio de comunicación) y encomendarlo a diversas órdenes religiosas, lo que dio origen a las Prelaturas.

Las Prelaturas se fueron desenvolviendo y muchas se han convertido en Diócesis, otras todavía no tienen clero autóctono. Al problema de la falta de clero, con el progreso de la zona, los límites centrados en los ríos entrañan complicaciones, porque ahora tenemos carreteras y caminos; ahora es más fácil llegar a ciertos puntos por tierra que por el río. Además, esa estructura fluvial funciona cuando el río fluye lleno, pero, cuando llega el estiaje, la navegación es inviable. Por eso algunas áreas pertenecientes a una Parroquia no pueden ser atendidas porque quedan muy lejos y aisladas. Sin embargo, pueden ser atendidas desde otra Parroquia porque llegan por caminos de tierra. Paradojas del progreso…

El desafío es grande, pues todo esto ocurre en nuestra Prelatura de Lábrea. Tenemos cinco Parroquias territoriales enormes, con ríos que aumentan y disminuyen el caudal según las épocas del año. Tenemos una sola carretera que tampoco funciona todo el año, dado que en el periodo de lluvias se inunda y el abundante barro llega a impedir la circulación. ¿Cómo ejercer el ministerio? La solución real y práctica son las «desobrigas» (visitas pastorales a las comunidades dispersas por el río» …, pero infelizmente no es suficiente para llegar a todo y a todos…

Tenemos la suerte de que los lugares más alejados de nuestras Parroquias quedan cerca de otras Diócesis que, caritativamente, los atienden. Así una parte del sur de la Parroquia de Lábrea y otra parte del sur de la Parroquia de Canutama son atendidas por la Diócesis de Porto Velho, en el estado de Rondonia; algunas comunidades de estas mismas Parroquias son atendidas por la Diócesis de Humaitá del estado de Amazonas; y otras comunidades de la Parroquia de Pauiní son atendidas por la Diócesis de Río Branco del estado de Acre. Este es el panorama…

Por esta razón poder volver a asumir la pastoral de uno de esos terrenos atendidos desde fuera, es un acontecimiento que hay que celebrar. Eso ocurrió el 20 de febrero de este año. La carretera nacional que une Porto Velho con Manaos es más o menos recta, pero en sus primeros 100 kilómetros pasa intermitentemente por terreno de Rondonia y por terreno de Amazonas. Está claro que la parte de Amazonas es de la Prelatura de Lábrea, y más en concreto de la Parroquia de Canutama, hasta ahora atendida desde Porto Velho.

Desde hace dos años la Parroquia de Canutama fue asumida por la Diócesis de Ponta Grossa, del estado de Paraná, para lo cual el obispo don Sergio Arthur Braschi envió dos sacerdotes. Últimamente ha brotado con fuerza el espíritu misionero en nuestra Iglesia hermana y han decidido asumir esa parte de la Parroquia próxima a Porto Velho y la atenderán diáconos permanentes. Tras las diligencias necesarias entre las Iglesias hermanas y el obispo don Roque de Porto Velho, aquí llegó en enero un equipo formado por un diácono permanente (Metodio) con su esposa (Vera), acompañados de un padre de 85 años, el padre Silvio como vicario parroquial.

Durante un mes este equipo recorrió la zona, entró en contacto con los lideres, vio las posibilidades de construcción (casa, centro pastoral, capillas…) procurando encaminar las cosas según los planes de futuro, pues el obispo don Sergio quiere que este lugar sirva también para experiencia y vivencia misionera de su Diócesis, tanto para seminaristas como para sacerdotes, diáconos, religiosos o laicos. Proyecto bonito y ambicioso.

Y el día 20 de febrero fue el gran día. El párroco de Canutama, padre Osvaldo, el vicario parroquial de Canutama que estaba de vuelta, el padre Nilson, párroco de Belo Monte-Foz de Tapauá, el padre Éder, nuestro seminarista Thiago y el obispo de Lábrea, don Santiago, llegaron el viernes día 18 de febrero. Reuniones, encuentros, contactos… nos ocuparon hasta el domingo.

El día 20, en una capilla dedicada a San Ignacio de Loyola, tuvo lugar la instauración del área misionera Nuestra Señora Aparecida, con sede en el kilómetro 70, y compuesta por 13 comunidades. Al inicio de la misa se presentaron las comunidades; algunas con la imagen del patrón, pero infelizmente no todas estuvieron presentes porque es tiempo de inundación y no todos pudieron salir de sus lugares. Después del Evangelio fueron leídos los oficios: vicario parroquial de Canutama, el padre Silvio; Equipo misionero: el diácono Metodio, con todas las licencias diaconales para toda la Prelatura, y su esposa Vera como agente de pastoral. Al final de la celebración el párroco de Canutama, el padre Osvaldo leyó el acta que todos firmamos. Un almuerzo compartido y fraterno cerró el acto.

La ceremonia religiosa se concluyó con las palabras de los miembros del equipo, del párroco de Canutama y de algunos seglares. El obispo tuvo palabras de agradecimiento a sus hermanos obispos don Sergio de Ponta Grossa y don Roque de Porto Velho, y a todos los sacerdotes que atendieron esta zona; y palabras de ánimo para el nuevo equipo. Pidió también el compromiso de este pueblo y su colaboración con el equipo, porque, según el documento de la Asamblea de Aparecida, todos somos discípulos y misioneros.