El monasterio San Agustín de Lodwar, Turkana, Kenia celebró con gran alegría y solemnidad la profesión simple de dos novicias, Jackline Mbithe Wambua y Judy Kavete Wambua, el día 18 de marzo con la presencia de sor Rosa María Mora Correa y el obispo monseñor Dominic Kimengich, administrador apostólico de la Diócesis de Lodwar.

Las dos novicias, conforme prescribe la normativa recoleta, se prepararon para su profesión simple con la práctica de los ejercicios espirituales, que duraron ocho días. La maestra de novicias, sor Irene Carrera Refugio, fue la encargada de impartirlos, para lo que se sirvió del libro “De los nombres de la esposa” del agustino recoleto Enrique Eguiarte, y de la Sagrada Escritura.

El lunes 14 de marzo ambas novicias vivieron un día de desierto que les ayudó a profundizar sobre el paso importante que iban a realizar en el proceso de su vocación religiosa como agustinas recoletas contemplativas; desierto como preparación, purificación, peregrinación hacia la tierra prometida, -la clausura-, vida solo para Dios, en el silencio de la cruz, pregustando la vida futura en la vida comunitaria.

El viernes, 18 de marzo, víspera de la solemnidad de San José, nuestras hermanas Jackline Mbithe Wambua y Judy Kavete Wambua, vivieron un día especial. Por la mañana las hermanas de la comunidad las despertaron con hermosos cantos en español, inglés y en swahili, que les invitaban a abrir su corazón a Dios que las había llamado para consagrarse a Él.

La Eucaristía dio inicio a las 9:30 de la mañana, hora de Kenia. La presidió monseñor Dominic Kimengich, administrador apostólico de la Diócesis de Lodwar y obispo anterior de la misma. Inició su homilía con estas emotivas palabras: “Me imagino a monseñor Harrington viviendo esta celebración, acontecimiento especial para esta diócesis y de la iglesia”. [Mons. Harrington fue el obispo que solicitó a la Federación de México esta fundación de Lodwar, Kenya]. Monseñor Dominic prosiguió su homilía, motivando a las hermanas Jackline y Judy a vivir la obediencia a ejemplo a san José, hombre de oración y silencio. También las invitó a seguir el ejemplo de santa Teresa del Niño Jesús, misionera con su oración, y, como agustinas recoletas, a san Agustín en el servicio a la iglesia, poniendo de relieve cuatro elementos fundamentales:  la Palabra de Dios, la oración, la Sagrada Eucaristía y la vida de comunidad; así podrían fortalecer su vida consagrada y vivirla en plenitud hasta su muerte, cuando llegue la felicidad completa en la vida eterna.

Concelebraron con el obispo catorce sacerdotes: sacerdotes diocesanos, misioneros combonianos, misioneros de la Sociedad de San Patricio y misioneros de San Pablo Apóstol. Fue una celebración muy emotiva, ya que era la primera vez en la historia de la Iglesia de Lodwar en que dos jóvenes keniatas se consagraban a Dios a través de la profesión simple y daban su “sí” a Dios como agustinas recoletas contemplativas.

La celebración se desarrolló teniendo en cuenta el rito de la profesión, que señala el Ritual de las monjas Agustinas Recoletas, pero combinado con las tradiciones litúrgicas de esta región de Turkana, entre danzas y cantos llenos de mucho significado. Los cantos corrieron a cargo del coro de la Parroquia en que está enclavado el monasterio, y de las formandas de las Hermanas del Buen Pastor de la Diócesis, que ambientaron de una manera alegre y festiva las partes de la Misa.

Las hermanas Jackline y Judy recibieron los signos de su profesión de manos de monseñor Dominic, a quien se los presentaron sus padrinos el padre Aarón Cendejas, MCCJ, y el padre Desmon Miller, MSPS. Igualmente se les entregó la Regla y Constituciones de las monjas Agustinas Recoletas, y el velo negro propio de las profesas con el que fueron revestidas con la ayuda de sor Rosa María Mora Correa y la maestra de novicias, sor Irene Carrera Refugio. Por ultimo, el obispo les colocó la corona.

Sor Rosa María Mora Correa, presidenta de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de México, fue la encargada de recibir la profesión simple de las dos hermanas, quienes pronunciaron la fórmula de la profesión, libre y conscientemente.

Después de la comunión se entonó un canto que en la tradición turkana se acostumbra a cantar y a danzar como muestra de júbilo y de agradecimiento a Dios por estar ante su presencia. Después se les hizo entrega de la bendición papal a cada una de ellas. Finalmente, el obispo dio la bendición final.

Al final de la celebración se compartió la mesa con los asistentes, que dieron muestras de cariño y agradecimiento a la comunidad por hacerlos participes de este gran acontecimiento.

Damos gracias a Dios por la vocación contemplativa de nuestras hermanas Jackline y Judy.

Terminada la celebración, se llevó a cabo la bendición de la imagen de santa Rita de Casia, colocada en la entrada de la hospedería dedicada a esta santa agustina. Este cuadro se realizó en el estado de Tlaxcala, México, y se elaboró con el típico material de Talavera.