El pasado 15 de enero las Misioneras Agustinas Recoletas (MAR), Congregación misionera femenina de la Familia Agustino-Recoleta, celebró en su casa madre de Monteagudo (Navarra, España) la apertura del año jubilar con el que recordarán los 75 años de su erección canónica como Congregación.
Las Misioneras Agustinas Recoletas, Congregación misionera femenina de la Familia Agustino-Recoleta, ha abierto el pasado 15 de enero un año jubilar para celebrar, recordar y agradecer los 75 años (1947-2022) de su reconocimiento oficial como Congregación. Por ello, este 2022 estará marcado por diversas actividades para recordar la historia de la Congregación.
Los primeros pasos para su fundación comenzaron en 1930, cuando el agustino recoleto Francisco Javier Ochoa, obispo de Kweiteh (Henan, China), busca en los monasterios de Agustinas Recoletas contemplativas de España algunas voluntarias para su misión, necesitada de manos femeninas para varios de los apostolados emprendidos, especialmente el cuidado de las niñas abandonadas. Al mismo tiempo, el obispo busca ofrecer una base y un ejemplo para las posibles vocaciones locales a la vida religiosa.
Emprenden esta tarea misionera en China tres recoletas de clausura que salen de sus conventos para comenzar una nueva vida y una nueva vocación y, con el tiempo, una nueva Congregación: Esperanza Ayerbe, María Ángeles García y Carmela Ruiz.
Cinco años después, en 1935, se repite la historia, esta vez en Brasil. Respondiendo al pedido de otro agustino recoleto, Ignacio Martínez, prelado de la Misión de Lábrea en el Amazonas brasileño, salen a trabajar para esa misión con el objetivo principal de gestionar un colegio que todavía existe, el Educandário Santa Rita, las agustinas recoletas contemplativas Adelaida Miguel, María Díez Ulzurrun y Vicenta Fernández.
En 1940, las madres Esperanza y Carmela, que actúan en China, regresan a España con el fin de abrir un noviciado para aumentar el campo de acción en la misión. Tras no pocos problemas y devaneos, abren esa casa de formación finalmente en Monteagudo (Navarra), por el simple hecho de que es la localidad natal de monseñor Ochoa y de madre Esperanza y eso facilitaría enormemente su tarea.
Ante la imposibilidad de enviar a esas nuevas vocaciones a China en plena II Guerra Mundial, se abren comunidades en España y Colombia con el permiso de la superiora general de las Agustinas Recoletas de Filipinas (hoy Augustinian Recollect Sisters), a las que habían sido incorporadas por la Santa Sede en 1936 para dotar de un paraguas jurídico a la iniciativa de monseñor Ochoa.
Finalmente, el 18 de enero de 1947 tiene lugar su erección canónica como Congregación de carácter diocesano diferenciada, con el nombre de Agustinas Recoletas Misioneras de María, quedando constituida por las hermanas de España, Brasil, Colombia y China (donde solo quedaba Ángeles García). Francisco Javier Ochoa elabora las primeras Constituciones y su lema, Soli Deo Honor et Gloria (Solo a Dios honor y gloria), así como su escudo oficial.
En el Capítulo general especial de 1969, celebrado para adaptar y renovar las Constituciones a la doctrina eclesial del Concilio Vaticano II, se aprueba el nombre actual: Misioneras Agustinas Recoletas (MAR). Actualmente están presentes en España, China, Venezuela, Colombia, Perú, México, Cuba, Brasil y Ecuador, en ministerios misionales, educativos y de apoyo a comunidades parroquiales y de base.
Celebración de la apertura del Año jubilar en Monteagudo
La superiora general de las MAR, Nieves María Castro, había dirigido una circular estableciendo el logotipo y el lema para este Año Jubilar y con un adelanto de varias de las actividades que servirán para recordar esta rica historia de misión y entrega. También invitaba a vivir con especial intensidad esta celebración de apertura en Monteagudo.
La Eucaristía estuvo presidida por el agustino recoleto Eusebio Hernández, obispo de Tarazona (Zaragoza, España). El templo estaba lleno de religiosas de la Congregación, tanto de la numerosa comunidad de la casa madre de Monteagudo como llegadas de otras comunidades.
Las MAR estuvieron acompañadas por miembros de la Familia Agustino-Recoleta, entre ellos bastantes religiosos recoletos de diversas comunidades y del noviciado para Europa de esta Orden, que está situado en Monteagudo; miembros de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta; y muchos fieles de Monteagudo y amigos de las MAR, que no querían perderse esta oportunidad de felicitar a la Congregación por su aniversario.
El obispo Eusebio Hernández, en su homilía, destacó que la celebración del año jubilar es un motivo de fiesta y de alegría, al hilo de la lectura del episodio de las Bodas de Caná que fue proclamada en el evangelio. Animó a que sea también ocasión para unirse a la Iglesia en el proyecto actual de la Iglesia en su camino de sinodalidad.
Durante el ofertorio llegaron hasta el altar algunos símbolos que recordaban la historia de la Congregación: una planta para recordar sus inicios en China; un variado ramo de flores para significar la pluralidad y diversidad de la Congregación; el logo “Caminando con esperanza”, símbolo de los proyectos de futuro; una imagen de la hermana Cleusa Carolina Rhody Coelho (1933-1985), asesinada en Lábrea, símbolo de la entrega total al servicio del Reino; y por último, como signo de la vida y la celebración, el pan y el vino.
La superiora general, en la acción de gracias, quiso recordar a Dios y a sus fundadores, a las Agustinas Recoletas contemplativas, a las superioras generales de la Congregación durante estos 75 años, a quienes apoyaron los momentos más difíciles de las MAR o los grandes hitos de su historia con su apoyo y a las MAR de hoy, por su respuesta vocacional misionera.
También agradeció la presencia de todos, antes de cantar el himno de la Congregación, Solo a Dios honor y gloria, como finalización de la Eucaristía y de compartir un momento de ágape, diálogo y de alegría fraterna entre todos los presentes.