El agustino recoleto Diego Cera (Graus, Huesca, España, 1762 — Manila, Filipinas, 1832) es un buen representante del trabajo socio-evangelizador de los Agustinos Recoletos en Filipinas. Sus aportaciones a la cultura universal han llegado hasta nuestros días. En este IV Centenario (1621-2021) de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, su vida “siempre en misión” y su entrega al pueblo filipino animan a los misioneros del presente y del futuro.
Fray Diego y la población de Las Piñas han estado tan unidos que hasta coinciden en su año de nacimiento y fundación: 1762. Al tiempo que Diego llegaba al mundo en Graus, los Agustinos (la Orden de San Agustín, no los Recoletos) fundaban el barrio de Las Piñas bajo el patrocinio de San José y dependiente de la Parroquia de Parañaque. En 1775 se independiza eclesialmente y se entrega al clero diocesano.
Tras terminar el órgano de San Nicolás de Intramuros, el siguiente destino de Diego Cera, Mabalacat, fue breve: aquí sirvió desde el 9 de junio de 1794 hasta el 22 de mayo de 1795. En esa fecha está de nuevo por Manila, posiblemente porque ya estaba en mente de los superiores su destino a Las Piñas.
Hoy una ciudad de 600.000 habitantes conurbada con la capital, en lo que se conoce como Metro Manila, Las Piñas era entonces una población rural de 300 familias, a 13 kilómetros al sur de Intramuros siguiendo la línea de costa. La gente se dedicaba a la producción y venta de sal, la pesca, la agricultura y pequeños negocios, con cierto destaque para los bordadores. También tenía en ese momento cierta fama de ser refugio de malhechores de los caminos.
Tras un proceso un tanto largo y complicado, por fin el 26 de diciembre de 1795 los Agustinos Recoletos comienzan a gestionar esta Parroquia. A la hora de proponer su nombramiento, los superiores adujeron que “nadie mejor que [fray Diego Cera] para administrar una Parroquia de tan reciente creación que carece absolutamente de todo”.
Los Agustinos Recoletos ya habían solicitado esta Parroquia sin éxito en 1765, 1790 y 1794. Consideraban Las Piñas crucial por su situación, a mitad de camino entre la capital y su hacienda de Imus. Atenderla permitiría mejorar y fortalecer las comunicaciones con la capital.
Finalmente, en septiembre de 1795 el gobierno civil y de la Archidiócesis de Manila entregan a los Recoletos la nueva Parroquia junto con sus barrios de Almansa, Pamplona, Pulanglupa, Talon, Zapote, Cut-cut, Fajardo, Manuyo e Ilaya. El 26 de diciembre se toma posesión efectiva.
Fray Diego, al llegar, encontró todo por hacer. Faltaba un complejo parroquial decente e infraestructuras mínimas de comunicación. Faltaba dar conciencia de comunidad y visión de pueblo. Pero el aire de progreso que supo dar con su trabajo hizo que en 1799 ya hubiese establecidas 180 familias más, un crecimiento del 60% en solo tres años.
Fue fundamental que fray Diego diese prioridad a la construcción de infraestructuras, en concreto al camino sobre el que hoy discurre la Avenida Diego Cera (parte de la carretera general de Manila a Cavite) y los puentes de piedra para cruzar los ríos Zapote y Las Piñas.
El puente Pulanglupa sobre el río Las Piñas se terminó en 1810 y une la región con el centro de Manila por el noroeste. No conservamos la obra de fray Diego, pues el actual es posterior y sustituyó al original del misionero recoleto.
El puente de Zapote, en el suroeste, construido en 1817, une Manila y Las Piñas con la hacienda de Imus y las ciudades de Bacoor y Cavite. Ha sido lugar estratégico de primer orden, como puede comprobarse con dos batallas cruciales para dominarlo en dos guerras distintas.
El 17 de febrero de 1897 diez mil revolucionarios dirigidos por Emilio Aguinaldo derrotaron aquí a los doce mil españoles del general Camilo de Polavieja. Dos años después, el 13 de junio de 1899, 1.200 soldados de Estados Unidos dirigidos por Henry W. Lawton vencieron a 5.000 filipinos de la Primera República con Guillermo Masangkay, Pío del Pilar y Artemio Ricarte al frente.
El puente de Zapote se conserva y es Monumento Histórico Nacional desde el 9 de septiembre de 2013. Restaurado, es peatonal, pues a su lado se construyó otro de hormigón para el tráfico rodado.
Fray Diego, con su inventiva, se hizo también experto en maquinaria agrícola para la hacienda de Imus, que contaba con plantaciones de palay (un tipo de arroz con cáscara), árboles frutales, caña de azúcar y otros cultivos.
El progreso de Las Piñas con fray Diego fue indiscutible, hasta el punto de que en 1804 la Gobernación emitió un informe favorable a los Recoletos ante las insistentes apetencias que estaba mostrando la Diócesis por hacerse cargo de nuevo de la Parroquia.
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