En medio del año escolar en Brasil, hay un tiempo para que la comunidad escolar se relaje, descanse, disfrute del tiempo libre. Sin embargo, en tiempos de pandemia, muchas de estas actividades se han restringido. El proyecto socioeducativo de los Agustinos Recoletos en Fortaleza (Ceará, Brasil) organizó unas actividades diferentes para sus beneficiarias.
La llegada de las vacaciones escolares de mitad del año escolar en época de pandemia ha obligado a los educadores y formadores del Hogar Santa Mónica de los Agustinos Recoletos en Fortaleza (Ceará, Brasil) a organizar unas vacaciones que abarcasen todos los campos de formación y el desarrollo humano, sin dejar de ser divertidas y ofrecer un descanso de la rutina normal durante el tiempo de aulas.
Para ello, se reajustaron todos los horarios, para que las residentes pudieran dormir un poco más y despertarse un poco más tarde, sin sentir la presión del despertador que cada mañana les dice que necesitan prepararse para ir a la escuela.
El primer día de vacaciones comenzó con una oración y la presentación de las actividades vacacionales. Las beneficiarias pudieron conocer el nuevo horario y propuestas diversas que incluían deportes, viajes, clases de baile, estudio de español, cocina, manualidades, películas con palomitas de maíz…
También hubo más tiempo para la formación y para vivir el sentido espiritual de la vida, conociendo mejor la vida de san Agustín y la madre María de San José Alvarado, fundadora de las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús. También se completó la preparación catequética del bautismo y primera Eucaristía de las niñas que lo han solicitado libremente, ya que lógicamente estas actividades son de libre elección.
Los organizadores se han centrado en que fuesen unas vacaciones divertidas pero con aprendizajes diversos —aunque diferentes de la metodología ordinaria del colegio— y centrándose en la cultura, como espacio de crecimiento personal y sensibilidad especial para cada persona.
Por eso hubo una visita muy especial al Museo de Fotografía de Fortaleza, donde se exhibía la exposición “La mirada no ve, la mirada observa”. Las beneficiarias aprendieron la importancia de ir por el mundo observando las cosas; ver es una habilidad común y ordinaria de casi todos, pero observar significa analizar, sentir, prestar atención y dialogar, en este caso, con la fotografía que se nos presenta.
También hubo un viaje a la playa Camocim, un clásico enclave turístico de Ceará ubicado a 360 kilómetros al norte de Fortaleza. Se ofreció una casa en la Diócesis de Tianguá para recibir a las niñas y educadoras. En esta Diócesis hay una comunidad de Agustinos Recoletos y un monasterio de Agustinas Recoletas contemplativas en Guaraciaba do Norte, y el obispo emérito es también un agustino recoleto, Francisco Javier Hernández, lo que facilitó y permitió la disponibilidad del lugar.
Todo para las beneficiarias fue una novedad: hacer un viaje tan largo de más de cuatro horas, estar en una playa muy hermosa y casi desierta, casi toda para ellas solas, dar un paseo en barco, una noche de pizza… Y hasta hubo un almuerzo donado por la dueña del restaurante de la playa.
Fue como un campamento de vacaciones, completamente nuevo para muchas de las beneficiarias que nunca habían tenido la oportunidad de hacer turismo y disfrutar de un tipo de ocio como este. Dejó en todas recuerdos y vivencias de gran felicidad.
También dentro de la organización de las vacaciones se participó del Campamento Comunitario de ANSPAZ, otras de las entidades que se ubica en el Condominio Espiritual Uirapuru junto con el Hogar Santa Mónica y muchas más. Sirvió principalmente para la socialización, confraternización e interacción de las beneficiarias con otros niños y adolescentes.
También hubo tiempo para la solidaridad, y las beneficiarias participaron en la distribución de alimentos a personas sin hogaren Fortaleza. Esta actividad ya ha sido anunciada en nuestra web por las lecciones de empatía y solidaridad que ofrecieron las beneficiarias.
Al finalizar las vacaciones, se llevó a cabo la Segunda Fiesta del Pijama. Durante toda una noche hubo comida, baile, películas y toda una explosión de buena energía y alegría.
Terminado el período de la Catequesis, el día 23 de julio siete de las beneficiarias que lo habían solicitado recibieron el Bautismo y once la Primera Comunión. El domingo 1 de agosto se celebró la misa de clausura de los programas vacacionales.
En un momento de evaluación, las beneficiarias expresaron su agradecimiento por el intenso mes vivido: