En la celebración del IV Centenario de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos queremos dar a conocer la historia y el carisma de las Misioneras Agustinas Recoletas, que tienen su origen en la misión de Kweiteh, Henan, China, de donde era obispo Francisco Javier Ochoa, agustino recoleto, y su nacimiento, en Monteagudo, Navarra, España.

Las Misioneras Agustinas Recoletas -MAR- forman parte de la Familia Agustino-Recoleta y comparten con el resto de la familia historia y carisma.

Para lograr un conocimiento de la Congregación MAR, conversamos con la superiora general Nieves Mary Castro Pertíñez, granadina de nacimiento, que ingresó a los 17 años como aspirante y, después de haber realizado el proceso de formación de la Congregación -postulantado, noviciado y juniorado-, emitió los votos perpetuos en Las Gabias (Granada).

¿Qué tareas y misiones has desarrollado como misionera agustina recoleta?

En 1991 fui destinada a Venezuela. Trabajé en la pastoral educativa de Caracas y en La Pedrera, barrio de inserción. En 1992 estuve en Atapirire (Estado Anzoátegui) y en 1993 en el colegio de Maracaibo donde me desempeñé como coordinadora de pastoral, profesora de Educación en la Fe con alumnas de 4º y 5º año de Bachillerato, tutora, ecónoma de la comunidad y participé en el movimiento de Comunidades de Base, ya que acompañábamos el trabajo de inserción en el barrio María Angélica de Lusinchi en Maracaibo.

Volví a Atapirire nuevamente, asumiendo la animación de la comunidad, nombrada vicaria parroquial y maestra de junioras (1997-2006). Tras 9 años consecutivos fui trasladada nuevamente al colegio de Maracaibo (2007). Finalmente, mis tres últimos años en Venezuela los viví en Caracas siendo superiora viceprovincial (2009-2012). De los años 1997-2007 formé parte del consejo viceprovincial.

Después de 21 años en Venezuela, fui destinada a la casa noviciado de Bogotá como maestra de novicias del noviciado común (2012-2017). En 2017 fui nombrada superiora general, residiendo en el barrio de La Fortuna en Leganés, Madrid.

Durante todos estos años fui realizando estudios de naturaleza diversa: licenciatura en Filosofía y en Pedagogía Religiosa, Teología bíblica, Agustinología, cursos de formación, etc.

¿Puedes describirnos la realidad actual de la Congregación?

Somos una Congregación pequeña que, como toda Congregación, en estos momentos históricos sufre crisis de reducción, envejecimiento, población activa menguada por causa de las salidas a lo largo de todos estos años y escasez de vocaciones. Aunque siempre fuimos pocas, sin embargo, Dios hizo su obra en nosotras.

Actualmente somos 167 religiosas, de las cuales 10 son junioras (dos hermanas chinas harán votos perpetuos el 26 de agosto de este año), una novicia y 4 jóvenes postulantes ya en Bogotá para iniciar su noviciado este mes de agosto de 2021. Hay una aspirante para iniciar el postulantado en México y el Secretariado de pastoral vocacional articula los diferentes acompañamientos vocacionales que van surgiendo. Nuestras comunidades están organizadas por objetivos de misión: Formación inicial, Hermanas Mayores, pastoral en la Iglesia local y Educación.

Estamos presentes en Brasil, China, Colombia, Cuba, Ecuador, España, México, Perú y Venezuela.

¿Cuál fue el origen de las misioneras agustinas recoletas?

Nacimos del viejo tronco de la Recolección Agustiniana. Fue monseñor Francisco Javier Ochoa, obispo de Kweiteh -Shangqiu-, China -agustino recoleto de la provincia de San Nicolás-, con la femenina colaboración de tres agustinas recoletas de clausura que, invitadas por él, cambiaron el rumbo inicial de su vida contemplativa en España, y el 19 de mayo de 1931, llegaron a la misión de Kweiteh. El Espíritu habla en la vida y en la historia. Nuestro fundador monseñor Francisco Javier Ochoa, lleno de celo apostólico, percibe imperantes necesidades sociales, fraternas y apostólicas. La necesidad de:

  • “madres” para sus niñas huérfanas, que eran abandonadas por el solo hecho de ser mujeres;
  • hermanas”para sus misioneros;
  • formadoras” para sus Catequistas de Cristo Rey (comunidad autóctona que había fundado);
  • “ternura y delicadeza” para los enfermos, catecúmenos y necesitados de la misión.

¿Cómo ha sido la evolución posterior de las MAR?

La gestación de la Congregación tiene lugar en China y su nacimiento en España.

Un sueño gestado en medio de la inmensa China necesita colaboradoras para hacerse realidad, por lo que monseñor Ochoa busca afanosamente y encuentra la respuesta en los conventos de clausura en España.

Pasan volando los tres años que la Santa Sede les concedió a las tres monjas –Esperanza Ayerbe, Ángeles García y Carmela Ruiz– para experimentar la vida misionera, y las tres misioneras deben decidir: quedarse en la misión o retornar a sus monasterios y optaron por la vida misionera en China, pero deben acogerse entonces a la comunidad de agustinas recoletas de Filipinas. Duro golpe para estas tres contemplativas que se hicieron misioneras, porque además de la difícil comprensión de la mentalidad oriental tuvieron que asumir la misión única de la nueva Congregación: la educación.

Pronto estalla la guerra chino-japonesa y el trabajo misionero fuera de casa tiene que ser interrumpido porque los bandidos invaden el lugar, los soldados saquean, las bombas caen en la misión. Las religiosas y niñas son trasladadas al hospital. Al regresar de su “exilio”, las misioneras retoman las labores apostólicas.

En la mente y en el corazón de monseñor Ochoa hay una idea que le bulle y Dios va abriendo caminos para que se convierta en realidad.

Al finalizar el año 1939 el padre de sor Carmela enferma de gravedad y escribe a su hija misionera que, antes de morir, quiere arreglar sus asuntos familiares con todos sus hijos reunidos y que a ella le pagará los viajes de ida y regreso a la misión. Ochoa ve en esta circunstancia la respuesta a su constante oración “si es tu voluntad”: Envía a Esperanza y Carmela a España, para que, además de atender al pedido del padre de sor Carmela, funden una casa noviciado en España, para reclutar nuevas vocaciones misioneras para su misión de Kweiteh.

¿Qué harán en España? Obedecer: saben que deben “abrir” un noviciado para formar nuevas misioneras para la misión de Kweiteh… Lo demás… “Yo estoy con vosotras… No tengáis miedo…” La madre Carmela atiende lo primero a la situación de su padre enfermo; la madre Esperanza, al no tener convento alguno va donde su familia, donde recoge sugerencias respecto a la misión que traen. Guardan en su corazón la promesa que les hizo Monseñor antes de viajar para España, pues pronto él también viajaría a España para trabajar juntos en esa obra. Cosa que no fue posible dado el ambiente bélico que en aquellos años vivió China, con motivo de dos guerras.

Después de muchos sufrimientos, sacrificios y una enorme fe y confianza en Dios, carencia casi total de medios económicos, van saliendo adelante nuestras dos cofundadoras y abren la casa noviciado en el pueblo natal de monseñor Ochoa y de la madre Esperanza: Monteagudo, Navarra, España. Sor Carmela aporta a esta obra su tenacidad y coraje, porque fue casi imposible, ante la precaria situación de esas “dos monjas”, conseguir una casa para ese fin…

Hoy queremos hacer realidad esa espiritualidad misionera agustina recoleta, respondiendo a los nuevos desafíos, por eso nuestro XII Capítulo general, realizado en julio del año 2017, propuso los medios para poner el mayor empeño en promover en la Congregación una actitud de renovación y una vivencia radical del carisma.

Para ello, en las determinaciones capitulares se centra la atención en cinco aspectos a insistir: Misión, Fraternidad, Interioridad, Pastoral Vocacional y Formación; y continuando con la reestructuración. Estamos todavía en fase de reorganización. Se unificaron las provincias con un solo gobierno general, y seis consejeras en estos momentos.Confiamos en la Providencia, en la renovación personal y comunitaria para que se dé la reestructuración y podamos difundir el carisma desde nuestras posibilidades y secundando la acción del Espíritu en nuestra vida.

¿Cuáles son los elementos carismáticos MAR y cómo se han vivido en la historia?

En nuestro nombre se condensan las características de nuestro carisma.

Somos misioneras: llamadas a potenciar el compromiso de nuestro bautismo y de nuestra consagración religiosa, cooperando en la extensión y dilatación del Cuerpo de Cristo, para llevarlo cuanto antes a la plenitud. Nuestra profesión religiosa nos exige de un modo especial el cultivo perfecto de la caridad, a cuyo impulso nos ordenamos al servicio de Dios en la Iglesia, libres de impedimentos y disponibles para anunciar el Reino.

Somos agustinas: vivimos la vida religiosa en la Iglesia según el espíritu de san Agustín, expresado en su Regla, en su doctrina y en su vida.

Somos recoletas: fieles al espíritu de la Recolección Agustiniana que es proceso continuo de recogimiento y de conversión…

En nuestro escudo están las notas características. En el centro están los tres corazones, el de Jesús en el centro, el de María y el de san Agustín. Queremos ser mujeres apasionadas por Jesús, por su Reino, teniendo a María como modelo de Consolación y a San Agustín como modelo de comunión en el amor; la Cruz y la Eucaristía, para anunciar a Cristo y “lavar los pies de los más pobres y necesitados del amor de Dios”, siendo mujeres sencillas, humildes, alegres y caritativas; haciendo todo para la gloria de Dios.