El sueño de Agustín de vivir en comunidad su fe en Jesucristo y la aspiración de la Recolección de llegar a lo más alto en la oración y en la entrega apostólica, ha atraído a muchos. Ni la procedencia, la edad, el estado civil, los gustos o las épocas son una barrera para adoptar esa vivencia carismática.
Al celebrar los #400Años de la Provincia de San Nicolás de Tolentino (1621-2021) #SiempreEnMisión de la Orden de Agustinos Recoletos, nos acercamos a la extensa Familia Agustino-Recoleta que ha acompañado y dado apoyo a sus obras, extendiendo su carisma a otras circunstancias, tiempos y formas de ser y de vivir.
El carisma agustino recoleto ha sido fecundo en la historia y se ha acomodado en cada tiempo a nuevas formas y circunstancias. Al tiempo que avanza una sociedad y cambian sus costumbres, el carisma se adapta porque sigue ofreciendo sus notas distintivas (comunidad, interioridad, solidaridad, inquietud intelectual, amor y servicio a la Iglesia) válidas para todo tiempo, lugar, persona.
Así, los miembros de la Familia Agustino-Recoleta que han hecho la consagración religiosa se han sentido llamados tanto a la vida contemplativa como a la vida activa; otros fueron llamados a formar una familia; muchos transforman el mundo desde el ámbito laboral y profesional, o con sus aptitudes, tiempo, dones recibidos de Dios que ponen a disposición de la Familia en su tarea socio-evangelizadora.
El acceso a este carisma de tantas personas también fue de múltiples maneras: unos descubrieron esa espiritualidad en contacto con los consagrados en parroquias o colegios; otros fueron contagiados por sus hijos, hermanos o familiares con vocación religiosa; otros accedieron a colaborar en alguna de esas tareas formativas, evangelizadoras, de promoción de la espiritualidad, sociales, misionales o en acciones solidarias después de conocerlas por casualidad o incluso de haber sido sus beneficiarios.
Todas estas personas constituyen la hoy extensa Familia Agustino-Recoleta. En este artículo no entraremos en detalles de cada grupo o institución, pero a lo largo de los meses de julio y agosto encontrarás en esta web artículos más específicos de cada uno de ellos.
En comunión con los seglares
El papel eclesial del seglar según san Agustín
San Agustín se convirtió a la fe católica el año 386. ¿Quién no ha leído el relato de sus Confesiones donde el hoy santo oye una invitación a tomar las cartas de san Pablo y leer su mensaje? A partir de ese momento no solo querrá vivir como cristiano católico, sino entregado a la lectura de la Escritura, a la oración a Dios y a compartir su experiencia religiosa con todo el que se cruce en su camino vital.
En ese camino hasta su conversión ha estado siempre acompañado de amigos y discípulos: Alipio, Licencio y otros muchos de quienes conocemos o no sus nombres. Algunos se le unirán en la nueva forma de vida que escoge para sí y vivirán como él la vida monástica en castidad, pobreza y obediencia. Otros escogerán el matrimonio o simplemente continuarán con sus negocios en el mundo sin dejar de sentir afecto y amistad por Agustín y tenerlo como referente constante en sus decisiones.
Son seglares que vivirán completamente integrados en la sociedad pero que participan del espíritu y de la experiencia de fe del santo. Frecuentemente escriben a su maestro y amigo buscando en él orientación, pero también queriendo encontrar ese ardor por el que se sienten atraídos, eso que le mueve a Agustín entregarse a Dios y servir a sus hermanos y a la Iglesia. Recibirán sus cartas respondiendo a sus inquietudes —hoy tenemos este tesoro para nosotros— y participarán así de su espíritu y de sus ideales.
Algo semejante sucede con los fieles de la iglesia de Hipona cuando Agustín es ya presbítero y, después, obispo. En varios de sus sermones cuenta cómo viven los que están en comunidad con él dentro del monasterio. Si ocurre algo inusual o extraordinario lo comenta; no calla tampoco aquellas cosas que no son ejemplares y quiere corregir.
Cuando se lee en la celebración litúrgica el texto de los Hechos de los Apóstoles que describe a la comunidad primitiva de Jerusalén, les dice a los fieles que exactamente eso es lo que en el monasterio quieren vivir; y les ruega que recen para que puedan cumplirlo.
Pero, además, esa vida de los primeros cristianos la presenta como paradigma, no sólo para los religiosos o monjes sino para todos los que se siente fascinados por ese ideal de tener un alma sola y un solo corazón.
Frecuentemente cuando explica cómo vivir el matrimonio o la vida de familia acude a ese mismo texto de los Hechos de los apóstoles con el que explica la vida religiosa de sus hermanos de comunidad.
Seglares en la Recolección
En el siglo XVI, después del Concilio de Trento, surge en la Iglesia un movimiento inconformista con la mediocridad. A ese impulso se suman sobre todo Órdenes y Congregaciones que ya existían; pero además influye para que surjan otras nuevas.
Entre los Agustinos de España y Colombia surge ese mismo afán, bajo el nombre de la Recolección. Desean entregarse con radicalidad a la relación con Dios en la oración, pero también a la evangelización más exigente. Por eso muy poco después de nacer irán a Filipinas dispuestos a permanecer allí hasta el día de su muerte proclamando el Evangelio de Jesús.
De esa misión filipina de la Recolección Agustiniana nació en 1621 la Provincia de San Nicolás de Tolentino. Los misioneros no sólo evangelizan, sino que contagian de su espíritu agustino-recoleto a algunos seglares más avanzados en su vida de fe.
Algunos seglares no tienen la llamada a la vida religiosa, pero su vida de oración y de evangelización es extraordinaria. Cuando los Agustinos Recoletos lleguen a Japón contagiarán su espíritu a muchos que acabaron compartiendo con ellos el heroísmo del martirio. Magdalena de Nagasaki es, de ellos, la más conocida. Declarada santa por la Iglesia, esta terciaria se convertirá en la patrona de las Fraternidades Seglares Agustino-Recoletas.
FSAR y JAR
Después del Concilio Vaticano II la Orden de Agustinos Recoletos está decidida a la comunión que pide la Iglesia con los seglares. Una comunión especial con quienes desean participar del espíritu de san Agustín y de la Recolección, de la vivencia carismática completa. Son las Fraternidades Seglares Agustino-Recoletas (FSAR).
Ya antes de llegar a la vida adulta se puede vivir la fe en Jesús y los ideales evangélicos desde la particularidad de las cinco notas carismáticas que definen a las Juventudes Agustino-Recoletas (JAR): son comunidades orantes, comunitarias, misioneras, marianas y agustinianas.
Familia de espíritu, familia de sangre
Las Constituciones de los Agustinos Recoletos tienen un número dedicado a los familiares de los religiosos. Consideran al padre y la madre de cada uno como miembros de la Familia Agustino-Recoleta: la familia de sangre se integra en la familia espiritual.
Los motivos son bastante obvios. El padre y la madre de cada consagrado han participado en la vocación de sus hijos. Esta vivencia incluso les exigía una separación no carente de dificultad y dolor, que se ha vivido a lo largo de la historia de distintas maneras y formas.
En los primeros tres siglos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, esa renuncia era muy evidente. La mayor parte de sus misioneros salían de su tierra muy jóvenes para pasar el resto de su vida en Filipinas. Era infrecuente e altamente improbable volver a ver físicamente a sus familias, algo que todos sabían ya al escoger esta forma de vida.
Además, el aislamiento de los misioneros en lugares remotos y peligrosos, lejanos a rutas comerciales o de comunicaciones, hacía que tardasen mucho en recibir noticias mutuas, incluso en el caso de las más graves. Las comunicaciones epistolares no contaban con seguridad, celeridad o constancia. Esa dura experiencia la vivían las familias con el mismo espíritu de fe y entrega que sus hijos o hermanos misioneros.
Esta situación se modifica a partir del siglo XX, cuando progresivamente se han hecho estas comunicaciones más viables, rápidas, seguras y frecuentes. El punto álgido lo vivimos hoy con la transformación digital, que permite una videollamada en tiempo real desde cualquier lugar.
Los transportes modernizados, el abaratamiento de costes y la universalización de la aviación comercial dotan a los religiosos de más oportunidades para acompañar la vida de su familia y compartir con ella su experiencia misionera o apostólica. Y no pocos familiares se han acercado hasta las misiones y se han convertido en apoyos o han facilitado recursos uniendo al cariño por su misionero familiar la admiración por la tarea que desarrolla en comunidad.
La Provincia —y la Orden en su ámbito más completo— se responsabiliza de facilitar esa comunión y comunicación con los familiares. En 1928 nació la primera revista, Todos misioneros, editada por los misioneros de China. Fue el primer paso de un largo camino que hoy cuenta con medios en papel (OAR Al Habla, Canta y Camina), página web, redes sociales…
Hermanos mayores
Muchas personas a lo largo de la historia se han destacado por un especial empeño espiritual, profesional o de colaboración no ya con un religioso o una comunidad, sino con la Institución al completo. Se han embarcado por si mismos en la tarea de promover, difundir, facilitar la vida y colaborar en cuanto se les pidiese dentro del ámbito de la Familia Agustino-Recoleta.
Algunos han trabajado mano a mano o asesorado en materias complejas a los religiosos con responsabilidades de Gobierno; otros han desarrollado una labor concreta (educativa, social, formativa, administrativa); otros sin más han sido un cimiento, un pilar para que la Orden creciese en algún lugar o desarrollase alguna tarea.
La Orden les ha concedido el título de hermanos mayores, normalmente entregado en vida en una ceremonia litúrgica con el reconocimiento y cariño de los religiosos y con mucha alegría y fraternidad. También ellos son miembros de la Familia Agustino-Recoleta.
Madres cristianas de Santa Mónica
Esta Asociación nació en 1986 en la Parroquia de Santa Rita de Madrid (España). Fue la respuesta que su fundador, el agustino recoleto Lorenzo Infante, dio a la inquietud planteada por un grupo de madres que no pudo quitarse de la cabeza:
Inquieto por buscar una respuesta, este religioso las ayudó a superar esa preocupación tomando a santa Mónica como ejemplo y modelo de toda madre cristiana. Así que les propuso hacer lo que estaba fácilmente en su mano: la oración personal y comunitaria.
La Asociación tuvo éxito y se sumaron más y más madres, por lo que en 1987 fue aprobada por el arzobispo de Madrid como asociación pública de fieles.
Lorenzo Infante definió como propósito de la Asociación unir a las madres en oración por la fe de los hijos propios y ajenos, así como darles formación continua y progresiva. Cualquier madre, biológica o adoptiva, puede pertenecer si así lo desea.
Se organizan por coros de oración formados por siete madres. Constituyen una célula viva de oración. Cada una de ellas tiene la responsabilidad de orar un día concreto a la semana por los hijos de todas las que forman su coro y por las madres del mundo. Con ello completan una semana de oración continuada entre las siete.
La oración original, propuesta por el mismo Lorenzo Infante y aceptada por las madres cristianas, estaba dirigida a san Agustín; esto, junto con el amor, devoción, admiración e imitación a santa Mónica, le dan un cariz agustiniano y recoleto intenso. Son por ello parte de esta Familia religiosa.
Su presencia se ha extendido a 17 países: España, Hungría, Italia, Inglaterra, Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Filipinas. Aunque están registradas cerca de 20.000 el número de madres cristianas es con toda seguridad más del triple.
En comunión con la vida consagrada
Vida contemplativa
La Recolección tiene dentro de su Familia —no podía ser de otra manera— el tesoro de la nota femenina, con sus expresiones de cariño, atención, acogida y determinación; y el tesoro de la vida contemplativa en monasterios de clausura femeninos hoy presentes en España, México, Estados Unidos, Filipinas, Brasil, Kenia, Costa Rica, Colombia y Guatemala.
Las más numerosas y con conventos por todo el mundo son las Agustinas Recoletas. Nacieron al tiempo que la Recolección masculina, pero adoptaron la vida contemplativa, el compromiso con la oración, el trabajo y la clausura.
Solo en España están las Agustinas Descalzas y, desde este 2021 también miembros de la Familia Agustino-Recoleta, los tres monasterios de las Comendadoras de Santiago.
Augustinian Recollect Sisters (ARS)
En las misiones de Filipinas muy pronto hubo fieles como colaboradores de los religiosos y llamados a vivir de una manera especial atraídos por el carisma agustino recoleto. Algunas de estas personas, especialmente mujeres procedentes de la sociedad local, constituyeron grupos muy comprometidos llamados Beaterios.
El Beaterio de San Sebastián, en Manila, fue iniciado por dos hermanas, Dionisia y Cecilia Rosa Talangpaz. Fue el origen de las Agustinian Recollect Sisters, una congregación dedicada especialmente a la Educación, aunque cuenta también con otros muchos apostolados.
Son 219 religiosas repartidas en 41 comunidades por cuatro países: Filipinas, Australia, Estados Unidos y España.
Misioneras Agustinas Recoletas (MAR)
Su nacimiento y gestación hasta constituirse en una Congregación están sumamente unidas a la Provincia de San Nicolás de Tolentino y, concretamente, a su misión de China. Tres monjas contemplativas de España y una de Filipinas se atrevieron a salir de sus monasterios para incorporarse a una misión necesitada de colaboradoras.
Entre 1931 y 1948 se entregaron sin reservas a la evangelización, a la catequesis, a la atención a enfermos y ancianos, y al cuidado y a la educación de las niñas abandonadas. También fueron las formadoras de una nueva Congregación femenina, las Catequistas de Cristo Rey, formada por jóvenes chinas y que desapareció tras la expulsión de los misioneros extranjeros y la prohibición de las religiones en el país.
Expulsadas de China, no por ello dejan su vocación misionera y buscan nuevos campos de acción al tiempo que institucionalizan la Congregación. Hoy son 173 religiosas en 10 países. Su intensa colaboración con la Provincia de San Nicolás de Tolentino continúa hoy en China, así como en España, Brasil y México.
Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús (ARCJ)
Fundadas por la Beata María de San José en Venezuela, actualmente son 102 religiosas. Desde su origen eligieron la Regla de san Agustín y el hábito de santa Rita de Casia como distintivos propios. El contacto con los Agustinos Recoletos se dio desde principios de siglo (era la única orden de la Familia Agustiniana en Venezuela en ese momento), aunque su incorporación definitiva a la Familia Agustino-Recoleta fue en 1950. En la carta de petición de incorporación, dijo la hoy beata:
Este 2021 han abierto su primera casa fuera de Venezuela, en Brasil, concretamente en Fortaleza (Ceará), donde colabora con el Hogar Santa Mónica, el centro socioeducativo de la Provincia de San Nicolás de Tolentino para niñas y adolescentes enviadas por el poder judicial o las autoridades competentes por haber sufrido algún tipo de abuso, explotación, abandono, violencia o ser víctimas posibles del tráfico de personas.
Agustinas Recoletas de los Enfermos (ARE)
Es la Congregación más pequeña de la Familia, cuenta con siete religiosas de votos solemnes, una de votos simples y una postulante. Su sede está en Bogotá (Colombia) y su el lema es Llevamos amor y pan al enfermo de cáncer.
Esta iniciativa nació hace 44 años a partir de la Fundación San Ezequiel Moreno, promovida por el agustino recoleto Sebastián López de Murga y que tiene 33 sedes por toda Colombia. El objetivo principal es atender a los enfermos más pobres con un acompañamiento humano, fraterno, espiritual y una presencia consoladora directa.
























