El Hogar Santa Mónica de Fortaleza, Ceará, Brasil es una institución de carácter socioeducativo en la que se acoge a niñas de entre siete y dieciocho años que han sido objeto de abuso sexual o se encuentran en grave riesgo de serlo. Está dirigida por los Agustinos Recoletos y lleva funcionando once años. Nos hemos acercado a este centro para saber cómo viven las acogidas las fiestas de Navidad, para lo cual hablamos con la Dirección de la Institución.

“A primera vista la Navidad, comenta el director, son compras, fiestas, regalos, ocio y tiempo libre, encuentros con familiares y amigos, mucha comida, bebida y relaciones con mucha gente. Así nos muestra la sociedad consumista la Navidad año tras año.

Este sería el momento humano, pero la Navidad es mucho más que eso; tiene algo espiritual, que debe conmover a toda la humanidad en un sentimiento de gratitud a Dios por habernos regalado a su propio Hijo. Después de todo, lo más importante de ese día es el niño Jesús.

De esta manera, en el Hogar Santa Mónica se prepara con esmero, y buscando la belleza, hacer de la Nochebuena una noche feliz.

Durante el tiempo de Adviento, las niñas reciben la visita de grupos y particulares, regalos, meriendas festivas…, pero la mayor preparación es la de la fe. Se ven películas que tratan del nacimiento de Jesús, se prepara la corona de Adviento en la capilla y cada semana se enciende la vela de la corona, y las niñas y las madres-sociales meditan acerca de la importancia de vigilar, convertirse, alegrarse, creer y esperar la llegada. del Salvador.

En este tiempo también se reza la novena de Navidad, con temas propuestos por la Conferencia Episcopal brasileña (CNBB), que nos ayuda a renovar la fe, valorar la solidaridad y profundizar en la fraternidad, todo en la perspectiva de celebrar con alegría y esperanza el nacimiento de Jesús, nuestro Dios y Salvador.

Durante todo el día de la nochebuena está en el aire el delicioso aroma de la cena navideña (los alimentos que se cocinan han sido donados por muchas personas que en este tiempo abren sus corazones para ayudar y apoyar a instituciones como el Hogar Santa Mónica).

En nochebuena y Navidad las chicas eligen sus mejores ropas, sus zapatos más bonitos y decoran toda la casa con hermosos manteles, vajilla y cubertería de fiesta, música festiva…

La noche del 24, en la capilla, es el gran momento para cantar ¡gloria! y ¡aleluya!. Después de todo, el niño Jesús nacerá para nosotros, el tan grande y tan pequeñito, el Dios fuerte, el pobre, el escondido que nació en un pequeño pesebre, para ser el rey de toda la humanidad.

Esta fiesta del niño Dios provoca lágrimas en las niñas al recordar que están lejos de sus familias. Ellas no comprenden la violencia que han sufrido, pero sienten la tristeza de estar lejos. Es en ese momento cuando los adultos somos importantes para mostrarles que así como Dios se hizo pequeño y cambió la historia de la humanidad, ellas también pueden cambiar sus propias historias y ponerse en manos de ese Rey que viene a todos, y viene a liberarnos de todo el sufrimiento y de todo dolor, y traernos un nuevo tiempo de paz y alegría.

El día 25 celebramos la Misa de Navidad por la mañana y todos comemos juntos. Este es un momento festivo más.

Y en este ambiente de fiesta, de alegría, esperamos la nochevieja y la noche de Reyes que poco a poco se va convirtiendo en un momento de fiesta en el Hogar Santa Mónica.”