Los agustinos recoletos de Pauiní, Amazonas, Brasil optaron por el hermanamiento con la Parroquia de Santa Rita de Madrid, de la que esperaban, además de la sintonía espiritual misionera, la ayuda necesaria para renovar sus capillas que se encuentran en un estado lastimoso. La primera aportación económica para este proyecto es de 3.000 €, que en fechas futuras se verá incrementada.

Son cuatro las capillas de la Parroquia de San Agustín de Pauiní: San Francisco, San Cosme y San Damián, Santa Rita y Nuestra Señora de Guadalupe. La cantidad de dinero señalada será destinada al proyecto de renovación de la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe.

Proyecto

Este proyecto tiene como objetivo la reconstrucción de la capilla sustituyendo la madera con que se construyó por ladrillo, así como la adquisición de materiales y recursos económicos para poder continuar con el trabajo y acciones misioneras. Junto al templo, el proyecto incluye la compra de un pequeño terreno junto a la capilla para poder construir un pequeño salón que servirá para las obras comunitarias antes mencionadas. También se pretende crear una pequeña sala para reuniones y actividades catequéticas, ya que no hay un lugar apropiado y son muchos los grupos de 6 a 16 años. El proyecto incluye también la adquisición de material litúrgico y pastoral.

Historia de la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe

Los primeros pasos hacia la construcción de la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe se dieron en 1996. La construcción entonces era totalmente de madera (10x7metros) y contó con la donación de un altar y 12 bancos de una comunidad ribereña en la que su capilla estaba en ruinas.

El proyecto de la nueva capilla lo desarrollaron los frailes agustinos recoletos de la época, entre ellos dos mexicanos. El éxodo rural de las familias ribereñas del Alto Pauiní y sus afluentes, cambió la configuración urbana, y en el barrio en que se instalaron los ribereños, ubicado geográficamente en el extremo del municipio, se generaron nuevas expresiones religiosas que acentuaban fuertemente la religiosidad popular.

Es un barrio de gente sencilla, pero de fe firme y genuina, que revela la importancia del papel de María en la historia de la salvación desde la revelación en México en el Tepeyac al indio Juan Diego, principalmente con las prácticas de rezar el rosario, promesas a los santos populares de la realidad ribereña (São Francisco y São Sebastião) y otras expresiones devocionales que muestran la piedad popular de una manera tan profunda.

La comunidad cristiana ha pasado por varias fases tanto en el sentido estructural como en el humano. Hoy el rostro de la comunidad es el de un grupo joven que busca llevar a cabo su propia misión en el ámbito eclesial y social.

En 2009 la capilla pudo renovarse gracias a la ayuda de las personas que contribuyeron de manera sencilla y eficaz a la nueva imagen del templo. Fueron muchos los que participaron en esta obra, principalmente las hermanas Misioneras Marianas mexicanas, que asumieron estar al frente de la misión en 1999.

La comunidad cristiana

En definitiva, la comunidad es una comunidad con raíces cristianas muy profundas en la que el laicado ejerce un papel muy importante y se ha convertido en el eje principal de la acción eclesial en el pueblo sencillo. Sin embargo, para las mejoras materiales se tienen que realizar actividades diversas durante dos o tres años para poder financiarlas.

“Hay muchas dificultades, pero no nos damos por vencidos, porque creemos en el Dios Creador que velará por las necesidades de nuestra comunidad de Nuestra Señora de Guadalupe”, afirma el párroco Ioseph Shonibare, que añade: “Creemos que estas construcciones nos ayudarán a evangelizar pudiendo contar con lugares más adecuados y espacios más acogedores, además de los recursos pastorales que nos permitirán satisfacer nuestras necesidades”.

La pobreza de estas gentes es grande y necesitan contar con la caridad y generosidad de quienes pueden ayudarles de cualquier forma.