Las Juventudes Agustino-Recoletas (JAR) de la Vicaría de México-Costa Rica continúan su trabajo de formación de manera telemática todos los miércoles en la noche de nueve a diez y media de la noche, cuando los jóvenes se encuentran por medio de las redes sociales para no perder el ritmo de encuentro en la comunidad y de su programa formativo.
El día 1 de julio se reunieron para tratar el tema de abusos de menores en la Iglesia católica. El agustino recoleto Javier Acero, vicario provincial para México-Costa Rica, y Héber Hermosillo, miembro del Consejo Nacional de las JAR, son los promotores y organizadores de estos encuentros. Éste, por su temática, estuvo abierto también a los miembros de los Centros de Espiritualidad Agustino-Recoleta -CEAR- de la Vicaría y de otras demarcaciones de la Orden de Agustinos Recoletos.
El invitado fue Juan Carlos Cruz Chellew, un joven chileno, paciente de abuso en la Iglesia. Él, junto a James Hamilton y José Andrés Murillo, víctimas de Karadima, han escrito un libro “Abuso y poder” que relata todo el camino que han seguido tras la denuncia de abusos por parte de Fernando Karadima y cómo ha estado rodeado de dificultades. Sin embargo, desde que el papa Francisco los recibiera en el Vaticano, ocho años después esa historia (y la historia de la Iglesia chilena) ha tenido un giro orientado a la búsqueda de reparación por los daños causados.
Juan Carlos Cruz compartió su experiencia de enfrentamiento con la jerarquía clerical y sus círculos de protección, obstinados en evitar que se supiera la verdad y se hiciera justicia. Él confesó su amor a la Iglesia y su admiración hacia al papa Francisco, quien ha comprendido la dimensión de este mal que está en la Iglesia y que generó la cumbre sobre “La protección de los menores en la Iglesia” en el mes de febrero del año pasado 2019, en el que él estuvo participando en Ciudad del Vaticano. Mostró las razones por las que estaban representadas la mayor parte de las Conferencias Episcopales y cómo ese encuentro provocó una sensibilidad centrada más en la víctima y en sus consecuencias.
Juan Carlos trató con las JAR el tema de abuso de poder en la Iglesia como una forma de clericalismo que entorpece la misión de servicio evangélico, y también del clericalismo laical y sus consecuencias, así como del silencio, el encubrimiento y la complicidad, elementos que han disminuido la credibilidad y confianza en la Iglesia. La formación en los seminarios y las estructuras eclesiales se tienen que revisar continuamente para no caer en estas actitudes lejanas al Evangelio.
En todo el encuentro, en el que abundaron las preguntas por parte de los jóvenes, Juan Cruz recalcó el dolor y el sufrimiento de tantas personas y de algunas que han sufrido mucho más que él llegando al suicidio. Finalizó con la invitación a asegurar que el seguimiento de todos los casos de abuso tiene que llegar hasta el final, y agradeció la labor de los Agustinos Recoletos y de CEPROME (Centro-Protección-Menores) en este aspecto por escuchar y promover la prevención y protección. Ante las numerosas intervenciones por parte de los jóvenes quedó pendiente un próximo encuentro para presentar el libro “Abuso y poder”.




