Agustinos Recoletos, Agustinas Recoletas contemplativas, Agustinas Descalzas, Augustinian Recollect Sisters, Misioneras Agustinas Recoletas, Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, Agustinas Recoletas de los Enfermos y Comendadoras de Santiago forman la Familia Agustino-Recoleta en el mundo. Sus máximos dirigentes han enviado un mensaje conjunto a modo de reflexión.
Queridas hermanas y hermanos:
Con este comunicado conjunto, el prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, las madres federales de las Agustinas Recoletas de España y de México, la madre federal de las Agustinas Descalzas; las superioras generales de las Augustinian Recollect Sisters, Misioneras Agustinas Recoletas, Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, Agustinas Recoletas de los Enfermos y Comendadoras de Santiago, nos dirigimos a toda la Familia Agustino-Recoleta para ofrecerle una reflexión en común ante la situación creada por la pandemia de la Covid-19 en el mundo, en la Iglesia y en nuestros ministerios y comunidades.
Rogamos al Señor que nos infunda el don del Espíritu Santo para reconocer a Jesús, que nos conforta también hoy con las mismas palabras que dijo a los discípulos:
También pedimos su Espíritu para escuchar la voz de Cristo en el clamor de los que sufren la pandemia, así como en todos los que son víctimas de la injusticia humana o de cualquier tipo de abuso. Queremos escuchar el “clamor de la tierra y el clamor de los pobres” (Laudato Si’ 49).
Durante el coronavirus
Para todos nosotros, éste ha sido un tiempo de sufrimiento. Hemos sufrido y sufrimos con los que sufren en nuestras comunidades religiosas, en nuestras familias, parroquias y centros educativos y en el mundo entero. Hemos sentido la muerte de hermanos queridos que nos han dejado de modo inesperado, víctimas del coronavirus; queda su recuerdo y el bien que han hecho. Nos preocupan y son objeto de nuestra continua oración los hermanos internados en los hospitales o confinados en sus casas o habitaciones.
No hemos olvidado las palabras del Papa Francisco en aquel memorable momento de oración del 27 de marzo, en la desolada Plaza de san Pedro:
Nos consta que en este tiempo de confinamiento, se ha intensificado la oración de muchas comunidades, de los miembros de las Juventudes Agustino-Recoletas, de las Fraternidades Seglares Agustino-Recoletas y los Centros de Espiritualidad Agustino-Recoleta. Lo han hecho, en primer lugar, nuestras hermanas contemplativas, que no han dejado de orar al Señor pidiendo la salud humana y espiritual de los miembros de nuestra Familia y de todo el mundo.
Esta oleada de oración, además, ha revestido una modalidad que nos parece novedosa y especialmente preciosa. Porque no sólo se ha rezado en la intimidad de cada grupo o comunidad. Muchos de ellos han creado grupos de comunicación y plataformas telemáticas para orar juntos, o han transmitido on line la eucaristía de la que estaban privados los seglares, e incluso algunas comunidades de religiosas. Igual que a los profesionales sanitarios y a tantas personas sencillas la compasión les ha suscitado multitud de gestos conmovedores, también a nosotros la crisis nos ha estimulado la creatividad, en la diversidad y la unidad que suscita el Espíritu.
Tampoco ha sido escasa la solicitud pastoral de religiosos y religiosas que están en misiones y parroquias. Los centros educativos han impartido las clases on line. Las asociaciones ARCORES nacionales han iniciado pequeños proyectos ante la pandemia. Hemos ido recibiendo información de las iniciativas que se han tomado en las congregaciones femeninas, en las Provincias, Vicarías, comunidades y obras apostólicas, así como la disposición a colaborar con los organismos sanitarios, las Diócesis y otras instituciones.
No podemos menos que bendecir al Señor por la caridad, la gratitud y la esperanza que surge del fondo de nuestros corazones.
Después de la COVID
Las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 pueden ser aún más perjudiciales que el mismo virus, especialmente para las comunidades más vulnerables que viven en los países más desprotegidos. La crisis sanitaria tendrá un impacto social, en el trabajo, en la economía, en las relaciones humanas y también en nuestra misión evangelizadora.
Los reajustes económicos de cada país van a exigirnos una mayor austeridad sin dejar de ser generosos ante la necesidad de las familias que caerán en la precariedad. Todos esos fenómenos que van a caracterizar esta época son una llamada a la imaginación de la caridad, a ser creativos para ser más humanos, para encontrarnos con Dios, con nosotros mismos y con los demás.
En nuestra historia son abundantes los testimonios de comunidades que se han distinguido por estar cerca de los que sufren, de los pobres y de los que pasan necesidad. Los mejores ejemplos son nuestros santos: san Nicolás de Tolentino, santo Tomás de Villanueva, san Ezequiel Moreno, la madre Mariana de San José, la beata María de San José, la hermana Cleusa y tantos otros. Su memoria permanece como ejemplo de caridad para con los desvalidos, los ancianos, los niños abandonados.
Ahora nos corresponde a nosotros. Nos lo exige nuestra herencia carismática, y a ello nos convoca también el papa Francisco, que nos urge:
Ante esta situación que vive la Humanidad no podemos recluirnos y preocuparnos por lo “mío” y lo “nuestro” sino por el bien común. Ahora necesitamos estar unidos. Todos nosotros tenemos la misión de ser solidarios y contagiar esperanza: curias generales, Provincias y comunidades; centros educativos y colegios, parroquias, Fraternidades, grupos JAR, Centros de Espiritualidad, todos y cada uno de nosotros podemos aportar algo, sacrificándonos por los demás. Y podemos animar a otros para que colaboren y ayuden en lo que puedan.
Nuestra Red Solidaria Internacional Agustino-Recoleta ARCORES y cada una de las asociaciones nacionales tendrán que preparar sus proyectos y obtener recursos en el propio país para responder a las necesidades urgentes causadas por la pandemia. Algunas ARCORES nacionales ya han puesto en marcha programas, y otras tendrán que elaborarlos; en ambos casos, necesitan de nuestra colaboración para garantizar la seguridad alimentaria de las personas y familias más pobres, así como la asistencia humanitaria y sanitaria.
ARCORES internacional y las ARCORES nacionales abrirán cuentas con este fin. Podemos ofrecer nuestra ayuda de tres modos complementarios:
- aportando recursos económicos
- colaborando a través del Voluntariado
- cediendo medios materiales o bienes inmuebles
Para una mayor información o para realizar aportaciones, pueden dirigirse a la Oficina técnica de ARCORES internacional.
Decía el papa Francisco que “una emergencia como esta del Covid-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad”. Tenemos que prepararnos y estar dispuestos con la oración, la caridad y la solidaridad para caminar unidos en cada país, entre todos vislumbrando por dónde avanzar, ya que no conocemos el trayecto ni sabemos cuanto va a durar.
Abramos el corazón al Espíritu para que como en Pentecostés, también hoy en la Familia Agustino-Recoleta, unidos a María, Madre de la Consolación, podamos ver el mundo a la luz de Cristo, mientras crece la esperanza en el fondo de nuestro corazón.
Invoquemos la protección de san José y pidamos a Cristo Resucitado que conceda salud a los que sufren la pandemia, así como fortaleza a cuantos los atienden.
Que el Señor infunda la gracia del Espíritu Santo a los que son solidarios y rezan por los que sufren tanto en el cuerpo como en el espíritu.







