Jesús Lanao, asistente religioso de la Federación de Agustinas Recoletas de España, y la hermana Judit Mueni Kilonzo, monja agustina recoleta residente en León, España, visitaron el monasterio de Agustinas Recoletas, Our Lady of Consolation en Wote, Makueni, Kenia, las dos primeras semanas de marzo. La pandemia de la COVID-19 provocó que se adelantara su regreso a España.

El día 2 de marzo, después de que el Consejo de la Federación celebrara reunión en León, sede de este Consejo, los días 29 de febrero y 1 de marzo, viajaron a Madrid la agustina recoleta contemplativa Judit M. Kilonzo, de origen keniata, y Jesús Lanao. Por la tarde despegaba el avión de Ethiopian Airlines con destino a Kenya. Por la noche hicieron una escala técnica de una hora en Roma para recoger viajeros con destino a Addis Abeba. El coronavirus ya se había instalado con fuerza en Italia y era muy alto el número de contagiados. Por eso los viajeros subían al avión con sus respectivas mascarillas. Llegaron a Addis Abeba, capital de Etiopía, a las 7.35 del día 3 de marzo y a las 11.30 despegaron rumbo a Nairobi, su destino final, donde aterrizaron a las 13.30. Pasaron el control aduanero y otro sanitario sin problemas. En la sala del aeropuerto los esperaban dos monjas agustinas recoletas: María José Vila y Judit de Quiroz Dilao, y la familia de la hermana Judit M. Kilonzo.

El recibimiento en el monasterio fue estupendo, lleno de una alegría intensa y contagiosa. Lo primero que aconteció fue hacer una visita al coro monacal para dar gracias al Señor por el viaje felizmente realizado.

Al día siguiente, la Misa de ese primer día fue en español, el resto de los días, en inglés, del que Lanao llevaba desconectado seis años, pero la misa no la había olvidado, si bien repasaba todos los días con la hermana Liliane las partes variables y el evangelio.

Las monjas pronto hicieron hueco en su programa de vida para acoplar la actuación del padre asistente durante su estancia en Wote con su trabajo habitual. En esta ocasión el trabajo de Lanao se centró en las clases de español, impartiendo dos horas por la mañana y otras dos por la tarde.

Además de las clases de español, las hermanas debían atender las diversas oficinas de trabajo, hacer formas para la Misa, comercializar el agua, confeccionar ropa litúrgica y atender a los animales.

El martes las monjas lo reservaba íntegramente para la huerta. Solo fueron dos martes, pero el asistente vio cómo lo aprovechaban las monjas al máximo para hacer limpieza y quedó impresionado de la fortaleza de la priora del monasterio, María José, incansable en el manejo de la desbrozadora.

La vida en Wote no es fácil. Las dificultades y los problemas surgen donde y cuando menos se espera. Las hermanas lo saben por su larga experiencia y solo su confianza en Dios las sostiene en la tarea de cada día. Ahora están embarcadas en dos proyectos -un huerto solar y un salón multiusos- patrocinados por la red ARCORES y la ONGD La Esperanza.

El 29 de marzo era el día de su regreso de Kenia. Pero el día 19, festividad de san José, diez días antes de la fecha inicialmente programada, a las 22.00 horas estaban en Madrid, después de una breve escala en Ámsterdam.

El más que probable cierre del aeropuerto de Nairobi movió a la priora María José a acelerar el regreso de los dos visitantes, que fueron despedidos con la misma alegría con que los recibieron.