Los centros educativos de los Agustinos Recoletos en España celebran este evento solidario con un triple objetivo: sensibilizar a la comunidad educativa sobre la realidad los adolescentes y menores en otras partes del mundo; ofrecer actividades concretas de voluntariado, apoyo y donación; y recaudar fondos para proyectos sociales de la Familia Agustino-Recoleta.

El pasado 13 de febrero fue la vez del Colegio Romareda de los Agustinos Recoletos en Zaragoza, capital de Aragón, en España. El ciclo completo de la actividad requiere de la participación de muchas personas: quienes preparan los bocadillos, quienes los distribuyen, en ambos casos voluntarios que donan su tiempo, capacidad y alegría, como puede verse en las fotos que acompañan a esta noticia; los tutores y profesores que acompañan a todos los participantes que se reúnen para una comida solidaria en los patios y que aprovechan la situación para hablar de solidaridad y de exclusión social; y los padres y madres de familia, que son quienes aportan una “financiación extra”, no gravosa pero sí especial, para que sus hijos e hijas participen del evento y merienden solidariamente ese día.

Podemos llamarlo de solidaridad comestible: una comunidad educativa al completo usa una actividad diaria necesaria, la alimentación para que los cuerpos y las mentes aguanten una jornada de aprendizaje y convivencia en el centro escolar, de una manera creativa para hacerla, además de indispensable para el cuerpo, solidaria para el corazón.

En Zaragoza fueron 1.150 bocatas solidarios, acompañados de 650 batidos y 500 zumos. Durante el recreo se consumieron en los patios, haciendo además de ese momento un espacio más de diversión y de creación de comunidad, uno de los puntos centrales del carisma agustino recoleto, cuyos valores se viven desde el ideario educativo.

Todo lo recaudado en la actividad sirve para que el proyecto de Centros Esperanza en el Amazonas brasileño reciba algunos recursos que ayuden a su tarea: la prevención frente a la exclusión social, la promoción de valores, el aprendizaje semiprofesional y el ocio sano de niños y adolescentes que viven en una sociedad, la amazonense, que no les ofrece oportunidades de futuro.

Se trata de tres Centros situados en otras tantas ciudades amazónicas (Lábrea, Pauiní y Tapauá) y que ofrecen gratuitamente espacios de aprendizaje y talleres, refuerzo escolar, alimentación que además se produce en el propio centro mediante un taller de cocina, ocio sano y deporte, música, teatro y cultura… Esta oportunidad les priva de la mala influencia de las calles, donde la delincuencia juvenil y las violencias de todo tipo campan a sus anchas.

Los alumnos de España pueden conocer además algo de la vida de otras personas que, aunque tienen su misma edad y sus mismas aspiraciones de felicidad y de un futuro digno, lo tienen mucho más difícil por el lugar donde han nacido.

Conocer su realidad y solidarizarse con ellos también aporta beneficios a los alumnos que viven en entornos menos complicados, dado que les ayuda a ser más empáticos, más solidarios y, por tanto, más felices por tener un sentido añadido de humanidad en sus propias vidas.

En el Colegio San Agustín de los Agustinos Recoletos en Valladolid también se preparan para la celebración de este evento solidario, que tendrá lugar el 21 de febrero. Para ello han preparado una oración, una sensibilización especial que tuvo lugar el pasado 12 de febrero y publicado un video en su página web:

“Este vídeo nos ayudará a conocer la realidad de otros niños y adolescentes y a ser más sensibles para motivarnos a seguir colaborando y ayudando para que los sueños de los beneficiarios del Centro Esperanza se hagan realidad”.