Entrevistamos a Corpus Campo, miembro de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta Nuestra Señora de las Angustias de la localidad navarra de Lodosa y una de las fundadoras de esta ONGD que lleva 25 años ayudando a las misiones agustino-recoletas. Los desafíos, los resultados y el futuro conforman esta segunda parte de la entrevista justo en el día en que se cumplen los 25 años. Parte 2 (y última).

¿hubo también días en que la tarea y los esfuerzos parecían no valer la pena?

Cuando los Agustinos Recoletos cerraron su comunidad de Lodosa nos encontramos sin lugar donde trabajar y sin ese apoyo humano diario. Fue duro y también una auténtica prueba de madurez para el grupo.

Además, 25 años no pasan en balde; el tiempo ha hecho que las personas que formamos parte de la Junta Directiva hayamos envejecido y no es nada fácil ese relevo a las nuevas generaciones. No sabemos muy bien cómo comprometer a los jóvenes de hoy, cómo llegar hasta ellos para dar nuestro mensaje e impelerles a ser solidarios de una manera real, comprometida, seria y efectiva.

También debo admitir que en determinados momentos nos han retraído o desanimado la burocracia, la falta de conocimientos, la nula experiencia previa para gestionar bien una ONGD; hemos aprendido caminando y hemos descubierto incluso para ayudar hay que aprender, corregir, resituar. Después de 25 años puedo decir que hemos aprendido que no basta ayudar: hay que ayudar bien.

Pero algo que también admito es que todas esas dificultades las hemos logrado ver siempre como oportunidades de crecer, aprender, transformar. Y, de hecho, aquí estamos 25 años después.

¿Qué es lo bueno de ayudar a los otros?

Creo que, aunque suene manido, es importante hacer entender a todos que dando se recibe. Digo la verdad cuando cuento que han sido 25 años recibiendo sonrisas, agradecimientosconfianza de otros que no nos conocían, gestos de apoyo, palabras de motivación y ánimo para seguir trabajando.

Los misioneros, sus colaboradores más inmediatos, los beneficiarios, nos han dicho cuánto han mejorado sus vidas con nuestros proyectos, con nuestro apoyo. Eso es impagable emocionalmente y compensa cualquier disgusto, esfuerzo y dolor de cabeza.

Muchas de nosotras también nos hemos podido descubrir como instrumentos de ayuda y ejemplos de solidaridad. Dicho con toda la humildad del mundo, porque es que ninguna cuando empezamos con aquellos mercadillos pensábamos que acabaríamos así, por ejemplo, respondiendo esta entrevista.

También es de justicia reconocer los apoyos que hemos tenido. Primero, del mismo Dios: lo bueno de ayudar a otros es que nos hemos sentido más cerca de Él, y también Él se ha hecho encontradizo, nos ha dado fuerza interior en la oración, nos ha mostrado su rostro en el rostro de los beneficiarios, nos ha dicho “aquí estoy”.

Después del de Dios, ha venido también el apoyo de esa red de personas, instituciones, gobiernos, ayuntamientos, empresas, congregaciones religiosas, colegios, tantos que nos permitieron en su momento empezar y hoy nos han hecho llegar hasta donde estamos y conseguir lo que conseguimos.

Y también hay que agradecer algo a que proyecto tras proyecto, mercadillo tras mercadillo, donación tras donación, veíamos como lo que aquí no eran más que números en una cuenta bancaria y billetes o monedas, después se convertía en otra cosa, en dignidad, en lucha contra las enfermedades o contra la pobreza, en medicinas, en comida, en casas, en pozos, en alcantarillado, en material escolar, en atención a menores que habían sido violadas, en formación de agentes que a su vez proporcionaban la defensa de los derechos de las personas más vulnerables… Eso ha sido un motor para nuestro trabajo, y nos ha hecho luchar por cada peseta, por cada euro.

Uno de los premios que hemos tenido es ver a los pobres, a los vulnerables, a los explotados, a los abusados. Y verlos nosotros para poder enseñarlos y recordar que eso existe a quienes viven a nuestro alrededor, en una sociedad que los oculta. Éramos su bandera, en ese día de fiesta, de mercadillo, los que decíamos: ¡Eh, que también hay otros que no disfrutan! ¿Qué tal si además de divertirnos en estas fiestas aún nos sentimos mejor ayudándoles un poco?

Y más nos asombraba la gran respuesta de muchos de esos a los que les trajimos los pobres a la vista cuando se divertían. ¡Han sido tan generosos! ¡Han reaccionado tantos de ellos con la solidaridad y el cariño! Y luego están los que han aportado tiempo, cualidades, donaciones, dinero, empatía…

E impagable los que nos han dicho: “¡Gracias a vosotras, a que nos pedisteis, a que nos recordasteis que hay que ser más solidarios, lo fuimos, y nos hizo más felices!”.

Si hablamos de resultados, sorprende lo que han dado de sí 25 años.

Desde 1994 hemos destinado prácticamente 1.300.000€ para mejorar la vida de alrededor de 5.000 beneficiarios directos, por cierto la mayor parte de ellos menores de edad y mujeres. Han sido un total de 177 proyectos en Brasil (70%), India (8%), Sierra Leona (8%), Kenia (6%), España (3%), Costa Rica (3%), Filipinas, México y Haití (2%, juntos).

En la parte de los mercadillos, han sido 175 mercadillos solidarios; y otros 65 actos de sensibilización y/o educación para el desarrollo que hemos preparado. Hay que recordar que en todos los mercadillos no solo hemos recaudado fondos, sino que siempre nos hemos dedicado también a repartir folletos y materiales, al boca a boca con los asistentes y transeúntes, a informar de los proyectos que más curiosidad suscitaban, a buscar nuevos socios…

Hemos colaborado, mantenido contacto y a veces hasta hecho buenos amigos en gobiernos regionales y locales, parlamentos autonómicos, mancomunidades y entidades supramunicipales; con comunidades educativas desde Primaria hasta la Universidad; con empresas conserveras, tan importantes en la región donde nacimos, y de restauración; y con otras ONGDs y coordinadoras, con gente que como nosotros busca un mundo mejor.

Son muchos los ámbitos de actuación en los que hemos trabajado, pero destaco cinco: la protección de menores, incluyendo en espacios tan especializados como la atención a víctimas de violencia sexual menores de edad; la educación formal y profesional; la vivienda; el agua y el saneamiento; la vivienda; y por última la población rural de la selva amazónica, que son a su vez la vanguardia de la lucha por la conservación de su medioambiente.

Nombrarlo todo es casi imposible. Nuestra unión (como dijimos, cumplimos 25 años a la vez) con el Centro Esperanza de Lábrea nos recuerda que siempre hemos mirado con especial cariño la infancia y la adolescencia. Varias obras sociales centradas en esta parte de la población han recibido nuestro apoyo:

  • Centro Esperanza (tres, en Lábrea, Tapuá y Pauiní, Amazonas, Brasil). Agustinos Recoletos.
  • Educandário Santa Rita (Lábrea, Amazonas, Brasil). Misioneras Agustinas Recoletas.
  • Ciudad de los Niños (Cartago, Costa Rica). Agustinos Recoletos.
  • Colegios y escuelas de Kamabai (Biriwa Chiefdom, Sierra Leona). Agustinos Recoletos.
  • Hogar Santa Mónica (Fortaleza, Ceará, Brasil). Agustinos Recoletos.
  • Pastoral de la Infancia (Amazonas, Brasil). Prelatura de Lábrea.
  • Centro Lacir (Tapauá, Amazonas, Brasil). Oblatas de la Asunción.
  • Colegio Saint Anthony’s Bala Bhavan (Thrissur, Kerala, India). Diócesisde Irinjalakuda.
  • Pago de formación y salarios de profesores comunitarios de aldeas rurales (Biriwa Chiefdom, Sierra Leona). Agustinos Recoletos.

También hemos querido ayudar de manera especial a la mujer, por dos motivos: porque ha sido tradicional en tantas culturas, incluida la nuestra, su discriminación, la vulneración de sus derechos, la negación de sus sufrimientos y de los ataques a su dignidad; y segundo, porque es uno de los principales agentes de cambio, mejora y defensa de los derechos en toda sociedad. Algunos de los proyectos especialmente centrados en la mujer, directa o indirectamente, han sido:

  • Casa de Acogida de Madres Gestantes de Lábrea (Amazonas, Brasil). Prelatura de Lábrea
  • Centros comunitarios de Amazonas (Brasil). Prelatura de Lábrea.

Otros proyectos han estado centrados en infraestructuras que hacen más fácil la vida de las personas, añaden calidad y salud o incluso permiten el desarrollo de la vida desde una óptica de crecimiento santo; en este apartado estarían todos los proyectos de vivienda y los de agua y saneamiento que se han llevado a cabo en:

  • Lábrea (Amazonas, Brasil), casas Agustinos Recoletos y Prelatura de Lábrea.
  • Guaraciaba (Ceará, Brasil), casas comunitarias, hasta un número cercano a 400 hogares entregados. Agustinos Recoletos y Diócesis de Tianguá.
  • Lábrea (Amazonas, Brasil), agua y saneamiento. Agustinos Recoletos y Prelatura de Lábrea.
  • Wote (Machakos, Kenia), agua (pozos, sistema de riego y potabilizadora). Agustinas Recoletas.
  • Ciudad de los Niños (Cartago, Costa Rica). Red de alcantarillado y rehabilitación de un pozo. Agustinos Recoletos.
  • Hogar Santa Mónica (Fortaleza, Ceará): pozo y depósitos de almacenamiento. Agustinos Recoletos.
  • Kamabai (Biriwa Chiefdom, Sierra Leona), agua. Agustinos Recoletos.
  • Nordeste de la India, casas comunitarias, con el apoyo directo al P. Alfredo, misionero lodosano desde hace 67 años en el lugar. Incluye asistencia familiar en comida y medicinas.

La ONGD también ha estado presente en determinados momentos de urgencia producidos por catástrofes y emergencias humanitarias. Así, se enviaron diversas ayudas con motivo del terremoto de Haití (12 de enero de 2010, 316.000 muertos y 350.000 heridos); y del terremoto de Bohol (Filipinas, 15 de octubre de 2013, 222 muertos y 668 heridos).

En materia de salud, se han llevado a cabos proyectos para ayudar a un centro de personas drogodependientes en Lábrea (Amazonas, Brasil) y para financiar actividades del barco médico Laguna Negra en la Prelatura de Lábrea (Amazonas, Brasil). Además, se han enviado ayudas para la obtención de medicamentos para el dispensario del Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral (CARDI) de Ciudad de México (Agustinos Recoletos).

Se ha apoyado a las comunidades rurales amazónicas de Pauiní y Lábrea (Amazonas, Brasil), abandonadas por las autoridades y cuyos habitantes, que viven en sintonía con la selva amazónica, son la primera línea de defensa contra la deforestación y los graves atentados que empresas madereras, ganaderas y agrícolas hacen contra la selva.

Por último se ha apoyado a personas en situación de pobreza o de especial vulnerabilidad en Europa, como una familia de Georgia, o de forma indirecta mediante el Banco de Alimentos Provida, de Lodosa

¿Y después de estos 25 años, qué viene?

Consideramos estos 25 años como un punto y seguido para seguir trabajando con el mismo entusiasmo. Somos más de cien voluntarios y nuestra Junta Directiva está compuesta por once personas.

Vemos el futuro con esperanza y con el deseo de sumar recursos, experiencia e ilusión con otras entidades que consideramos afines, incluso con nuevas personas a las que podamos llegar mediante nuestras acciones de sensibilización o nuestra presencia en Redes Sociales. Creo que todas estamos llenas de “ojalás”:

Ojalá seamos más, tengamos más propuestas innovadoras, gente que ofrezca perspectivas diversas. Ojalá seamos más eficientes y alcancemos una mayor eficacia de trabajo.

Ojalá lleguemos a más beneficiarios, a financiar más proyectos, a solucionar más necesidades.

Ojalá gente joven coja el testigo y trabaje para visibilizar a los más vulnerables, ojalá se atrevan a salir de su estado de confort y comprometerse, poner ese granito de arena propio, pequeño pero importantísimo, para transformar este mundo en algo mucho más feliz para todos.

Lo cierto es que nos sentimos inmensamente agradecidas y orgullosas de haber formado un grupo de personas comprometidas socialmente, cuya prioridad es ayudar y visibilizar al prójimo más necesitado, que quieren continuar adelante y llamar a más para estar a su lado en este empeño.

¿Con qué querrías acabar esta entrevista?

Pues dando gracias; y sin querer dejar a nadie fuera: a todas y todos los que de alguna u otra forma han contribuido a que La Esperanza cumpla 25 años en activo.

A todas y todos los que han permitido de una u otra forma que hayamos llegado a mejorar la vida de más de 5.000 personas. Es curioso, Lodosa tiene 4.700 habitantes, por poco no llega a esos 5.000. ¡Hemos conseguido mejorar la vida de un poquito más de los habitantes de nuestro pueblo! ¿Vamos juntos a por más?