El Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe de las monjas Agustinas Recoletas en Guaraciaba do Norte (Ceará, Brasil) acaba de cumplir 15 años. Hoy la mitad de sus monjas son brasileñas y su estilo de vida ha llamado la atención de toda su región. Nos acercamos a su vida interior y al testimonio de las personas que han sentido las bondades y alegrías de este lugar de paz, comprensión, escucha, trabajo y oración. La raíz ha encontrado ya la capa freática: este árbol no muere. Crece fuerte y tendrá muchos frutos.
El día 7 de junio de 2003, tras la celebración de la Eucaristía y un ligero desayuno, con lágrimas, abrazos y música mexicana, las monjas agustinas recoletas del monasterio de Ahuacatlán (San Luis Potosí, México) dan su último adiós a sus hermanas fundadoras del primer monasterio en Sudamérica, situado en Guaraciaba do Norte (Ceará, Brasil).
Salieron a las siete de la mañana rumbo a la Ciudad de México, donde permanecerían en el convento de Nuestra Señora de la Consolación (Mimosa) para trasladarse después al aeropuerto internacional Benito Juárez, donde tomaron el avión hacia São Paulo el 9 de junio de 2003. Tras la escala y conexión, llegaban a Fortaleza, la capital del estado brasileño de Ceará.
El 11 de junio de 2003 pisaron por vez primera su ciudad de acogida. Las recibieron los agustinos recoletos que sirven en la Parroquia de Nuestra Señora de los Gozos y todo un pueblo que las acogía entre una enorme curiosidad y una gran alegría.
Se quedaron en una casa provisional mientras continuaba la construcción del monasterio. El traslado al nuevo convento, situado en la comunidad rural de Sussuanha, a poco menos de siete kilómetros del centro urbano del municipio, se produjo el 20 de agosto de 2004. La erección canónica del monasterio fue el 5 de mayo de 2005.
Siete monjas agustinas recoletas mexicanas comenzaron esta fundación, que quince años después cuenta con doce monjas profesas (seis mexicanas fundadoras y seis brasileñas, vocaciones locales), y dos novicias también brasileñas.
En México se celebra de manera especial el quince cumpleaños de las adolescentes, todo un rito de iniciación y de despedida de la infancia. El Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe celebra sus 15 años estrenando vida adulta y habiendo enraizado profundamente en la región.
Desde el lado eclesial, ha venido a cumplir ese deseo del obispo agustino recoleto de la Diócesis de Tianguá, hoy emérito, Francisco Javier Hernández Arnedo, que quería una Diócesis “completa” con presencia de todas las vocaciones posibles dentro de la Iglesia.
Hoy en la región no solo valoran la presencia del monasterio los religiosos agustinos recoletos y el propio obispo emérito, sino toda la Diócesis. Son continuadas las visitas de sacerdotes diocesanos, que además han ejercido de promotores vocacionales del estilo de vida contemplativo agustino recoleto.
La Familia Agustino-Recoleta ha conseguido enraizarse profundamente en la Sierra de Ibiapaba. La primera comunidad de religiosos llegó en 1999. Aún no se han cumplido 20 años, pero en Guaraciabala Familia está completa: hay religiosos recoletos y su Aspirantado San Ambrosio, fuente de vocaciones locales; hay agustinas recoletas contemplativas; un obispodimisionario que vive en la comunidad de Guaraciaba; hay Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta y hay Juventudes Agustino-Recoletas (JAR).
Desde el lado social, el monasterio ha supuesto un impulso para las comunidades rurales más cercanas, comenzando por Sussuanha, donde está implantado. Era un lugar aislado y poco transitado, pero ahora es un centro de acogida, de celebración y de encuentros para todo tipo de agentes pastorales, centro de la vida eclesial local.
En el mismo municipio la presencia de las monjas ha supuesto una revolución. Era un estilo de vida, el contemplativo, desconocido en la zona. Con su cariño, acogida, comprensión, escucha y apertura las monjas se han convertido para muchos, católicos o no, en un centro de irradiación, de testimonio de vida y de admiración.
Hemos tomado testimonio de algunas de las monjas fundadoras, de las vocaciones locales y de gente de Guaraciaba para saber qué han significado estos quince años del monasterio. Los presentamos en nuestro reportaje.
Monasterio de Ahuacatlán, San Luis Potosí, México
Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, Sussuanha, Guaraciaba do Norte, Ceará, Brasil
SIGUIENTE PÁGINA: Socorro: “devolver a Dios lo que Dios me ha dado”
ÍNDICE
- Introducción: 15 años de vida contemplativa agustino-recoleta en Brasil
- Socorro: “devolver a Dios lo que Dios me ha dado”
- Ana Gláucia: “¿Cómo pueden venir unas mujeres de tan lejos a un lugar como este?”
- Manuel: “Jamás están de cara seria, transmiten serenidad y armonía”
- Efigênia: “Creía que vendría un grupo de mujeres ancianas que se pasaba el día rezando”
- Nadia: “Han desmitificado lo que creíamos que era una monja, y su monasterio es la segunda casa de muchos que se sienten acogidos, escuchados y amados”
- Sor Cruz, fundadora: “Los momentos más felices fueron cuando constatamos que nuestra comunidad tiene futuro, nuevas vocaciones”
- Sor Mónica, fundadora: “La nostalgia de lo meramente humano cede cuanto más te das a Dios y a los demás”
- Sor Aurilene, primera monja brasileña: “Cuando vi a las monjas sentí algo diferente, sublime, casi mágico: mi corazón batió fuerte”
- Sor María das Graças, última profesa brasileña: “Aquí nuestras jóvenes pueden encontrarse a sí mismas”
- Manuela, postulante: ““¿Monjas alegres? No me lo creo, seguro que son serias y no saben ni conversar”