REPAM, SIGNIS y las Misioneras Agustinas Recoletas han promovido este documental, producido por Verbo Filmes en Brasil, en el que mediante los testimonios directos de quienes la conocieron se narra la vida y legado de esta misionera de la Familia Agustino-Recoleta ligada para siempre a Lábrea y a la defensa de los derechos de los pueblos amazónicos.
Hace unas pocas semanas la Familia Agustino-Recoleta y la Iglesia misionera de la Prelatura de Lábrea (Amazonas, Brasil) celebraba el 33º aniversario del asesinato de la hermana Cleusa Carolina Rody Coelho, misionera agustina recoleta que el 28 de abril de 1985 fue martirizada por su defensa de los derechos de los pueblos indígenas y de los más desfavorecidos en la Amazonia.
Las dos frases sobreimpresionadas al final del documental, ambas pronunciadas por Cleusa, resumen bien su ministerio: “Hemos de construir fraternidad, es necesario; pero la justicia debe estar en la base de toda convivencia humana”, dice la primera; y la segunda es: “Comprometerse con los indígenas, con los más pobres, despreciados y explotados, es asumir firmemente su recorrido, confiados en un futuro verdadero que poco a poco se hace realidad en las pequeñas luchas y victorias. ¡Vale la pena arriesgarse!”.
Y arriesgarse es algo que hizo Cleusa sin miramientos: “Fue una sierva de Dios fiel y pacificadora porque hizo de su vida una misión de paz; en su trayectoria nos enseñó a amar a todos como hermanos y luchar contra las injusticias y todas las formas de violencia”. Son palabras de Marcelo Vianna, buen conocedor del testimonio de Cleusa, hoy comprometido con la pastoral de la comunicación de la Prelatura de Lábrea y que ha participado en las tareas de produccióndel video.
El video no contiene apenas voz en off, tan solo en unos pocos fragmentos en los que se recrean dos momentos fundamentales de la vida de Cleusa: su bautismo y su martirio, principalmente, inicio y fin. Ese arco temporal viene marcado en los primeros dos minutos del vídeo. El resto, hasta completar los 20 minutos que dura el documental, está completamente construido a partir de testimonios directos con las voces de sus protagonistas, quienes conocieron a Cleusa en vida: familiares, amigos, agentes de pastoral, miembros de los grupos ecuménicos y de oración en que ella participó.
Cleusa enseguida entendió que las desigualdades producen violencia y muerte; su vida espiritual estaba firmemente enmarcada dentro de su compromiso social, y viceversa. En realidad ambos eran una única realidad pero vista desde dos perspectivas complementarias. Y eso ocasionó la admiración de quienes trabajan con ella y el odio de quienes veían que sus intereses económicos aparecían crudos tras la denuncia de la misionera.
Aunque su historia llega al gran público ligada preferencialmente a los pueblos indígenas, y en concreto al pueblo Apurinã del valle del Purús, Cleusa tuvo una acción mucho más rica, como demuestra el cariño que por ella sentían y sienten todo tipo de personas. En el documental asistimos a las lágrimas de recuerdo y a la emoción profunda de enfermos de lepra, de profesores, catequistas, de compañeras de congregación, de religiosos agustinos recoletos, de familiares. Pocos de ellos no sienten la necesidad, durante las entrevistas, de parar y tomarse un respiro porque su voz se quiebra mientras hablan de Cleusa.
El vídeo, cuyas tomas originales se grabaron durante 2017, ha sido promovido por la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM) y la agencia católica SIGNIS. La dirección, producción, realización y edición ha estado en manos de Verbo Filmes, agencia de comunicación de los misioneros del Verbo Divino. Su director, el verbita Cireneu Kuhn, ha estado al frente del proyecto, acompañado en la producción ejecutiva por el también verbita Nelson Tyski y por las Misioneras Agustinas Recoletas y la Prelatura de Lábrea para todo lo necesario: documentación previa, acogida del equipo técnico, asesoría general.
Se ha grabado en los estados brasileños de Amazonas y de Espírito Santo, ejes geográficos de la vida de Cleusa. Podemos ver el lugar exacto del martirioen el río Passia, la habitación de la misionera y el museo que la recuerda en el Educandário Santa Rita de Lábrea, las parroquias en las que trabajó antes de llegar a la Amazonia, el templo donde fue bautizada…
Dos momentos queremos reseñar especialmente emotivos y como invitación a ver el documental completo; el primero, el de Euzi Rodrigues, una mujer protestante que participó con Cleusa en un grupo ecuménico, de los primeros que llegaron a existir en Espírito Santo.
Como agradecimiento, en determinado momento, quiso regalarle a Cleusa una cartera como signo de su cariño y agradecimiento: “¡Qué desilusión por un lado, y qué ejemplo por otro! Y es que nunca vi una persona menos interesada para recibir un regalo material, me dio todo un ejemplo que guardo hasta hoy”.
El otro testimonio es de un de agustino recoleto, el brasileño Enéas Berilli, recuerda cómo hubo algunas quejas de que la vida espiritual y comunitaria de Cleusa parecía estar cuestionada porque su compromiso social le absorbía. En determinado momento, el obispo de la Prelatura de Lábrea, en aquel momento el ya fallecido Florentino Zabalza, fue hasta la casa de las Misioneras Agustinas Recoletas para conversar con Cleusa sobre esas quejas que habían surgido.
Pero cuando llegó a la comunidad de las misioneras, coincidió que Cleusa estaba en la capilla, rezando. Después, Zabalza comentó con Berilli: “Y allí estaba yo, en la puerta, ella ni se enteró; era tal su porte, su figura, su delicadeza, su momento de oración, que solo pude pensar: y ahora qué le voy a decir yo a esta mujer. Y me fui sin hacer ruido”.
Como extra en el DVD, que se puede comprar online, se ofrecen otros 18 minutos con testimonios más personales y representativos de sus familiares y de los agentes de pastoral que trabajaron con Cleusa en varios momentos de su vida.




























