En la parroquia de Nuestra Señora de Nazaret, Lábrea se celebró, en sintonía con la Congregación de las hermanas Misioneras Agustinas Recoletas -MAR-, el 33º aniversario del martirio de la hermana Cleusa Coelho con una solemne celebración junto a su sepulcro que se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en Lábrea, después de haber celebrado un triduo de oración preparatoria los días 26, 27 y 28 de abril.
Para conmemorar la fecha de su martirio, día 28 de abril de 1985, se preparó un triduo de oración en las trece comunidades de la parroquia y en él se procuraron destacar su sí generoso, sus virtudes de santidad y su martirio.
Para conmemorar su martirio se emitieron también programas por la radio de la Iglesia Católica durante toda la semana con temas de reflexión y recuerdo de la vida de sor Cleusa. Igualmente contribuyeron también a crear el clima conmemorativo las canciones transmitidas por la radio, que ayudaban a rezar alabando al Señor por la donación de su vida.
El colegio Santa Rita en Lábrea, donde sor Cleusa fue pionera en los trabajos educativos como gestora y como profesora, también realizó el triduo junto con los profesores y alumnos de este centro de enseñanza, que todos los años celebra la memoria del martirio.
Además, el sábado día 28, comenzó en la catedral de Lábrea la 33ª marcha de Oración en su homenaje. La hermana Eremita Brites acogió a todos en nombre de la Congregación de las Misioneras Agustinas Recoletas y destacó el sentido de celebrar en este día el martirio de la hermana Cleusa como forma de no acallar la lucha en favor de la vida, la justicia y la paz.
Durante la marcha se reflexionó sobre el tema «El testimonio de Sor Cleusa nos ayuda a superar la violencia – Felices los que promueven la paz» (Mt 5,9). El tema estaba en sintonía con la Campaña de la Fraternidad 2018, en la que se pusieron de relieve datos impactantes de la violencia en Brasil y hechos de la vida de Sor Cleusa que podían ayudar a superar la violencia a partir de su ejemplo de mujer pacificadora que hizo de su vida una misión de paz, y como mujer de paz nos enseñó a amar a todos como hermanos y luchar contra las injusticias y todas las formas de violencia.
Al llegar a la iglesia de Fátima el pueblo de Dios que hizo la marcha fue acogido por la comunidad que ya esperaba. Inmediatamente comenzó la celebración de la santa Misa, que presidió el agustino recoleto monseñor Santiago Sánchez. Concelebraron con él los frailes agustinos recoletos José García Corcuera y Luis Reyes, y los sacerdotes diocesanos Henrique Giera y José Nilson Santos.
Después de la comunión, don Santiago aprovechó para agradecer el servicio y contribución al bien de la misión de Lábrea de la hermana Jacira Bering, misionera agustina recoleta en los últimos dos años, así como para despedirla de la comunidad parroquial ya que dejará la misión por problemas de salud. La hermana Jacira también agradeció la acogida del pueblo y se emocionó al despedirse y al compartir que sor Cleusa y la misión de Lábrea tuvieron todo que ver con su vocación y respuesta a los proyectos de Dios, y que sólo después de muchos años pudo conocer y convivir en la tierra en que Cleusa dio el máximo testimonio de su fe.
Siguieron momentos de homenaje a la hermana Cleusa: la señora María del Buen Consejo comunicó un mensaje en el que decía que Cleusa fue amiga suya y de su familia y que la guarda con mucho cariño entre sus recuerdos. A continuación, Marcelo Viana, que fue de los protagonistas principales en la organización de la celebración de este 33º año del martirio -en la preparación del triduo, de la jornada de oración y de esta celebración conmemorativa-, aprovechó para expresar su agradecimiento a todas las comunidades por la respuesta positiva en la realización del triduo; a las hermanas Misioneras Agustinas Recoletas por la confianza que le habían dispensado en este trabajo y por dar continuidad al testimonio de sor Cleusa en la lucha en favor de la vida, así como al obispo, frailes y sacerdotes diocesanos; a la presencia de los hermanos y parientes indígenas de las aldeas de nombre «Copaíba» y «Hermana Cleusa«, que se hicieron presentes con sus vestiduras, pinturas y tocados; a la coral de niños y adolescentes de la comunidad San Francisco del barrio Vila Falcão, que emocionaron con sus voces entonando los cantos de la liturgia y de sor Cleusa.
Marcelo comentó que «muchas personas admiran a Sor Cleusa por su testimonio de fe hasta la donación de su propia vida; otros la respetan por ser una mujer activista, luchadora y sin miedo, siempre en favor de los más pobres, marginados y excluidos; otros la veneran como santa por su testimonio y virtudes de santidad, así como por las gracias alcanzadas por su intercesión. Lo importante es que no podemos dejar que se apague su memoria una vez que su sangre derramada continúa clamando por la paz y la justicia, cuando los indígenas todavía sufren el olvido de los poderes públicos, los niños siguen siendo objeto de abusos, los ancianos siguen siendo maltratados, los leprosos aún son excluidos, los encarcelados siguen viviendo en condiciones infrahumanas, etc.”
Para finalizar los homenajes, los niños y adolescentes de la coral entonaron la canción «Olvidada de sí«, que tiene por autor al padre José Ricardo Zonta.
Tras la bendición final se proyectó el documental sobre la vida de sor Cleusa producido por la Verbo Filmes en 2017, además de compartir un delicioso tentempié entre todos los presentes.