Miembro de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta desde el año 2007 (comunidad de Avante, Ciudad de México), Lourdes Laraque presenta en este texto su respuesta particular a las cuestiones sobre su motivación, razones y objetivos como agustina recoleta seglar.
Lourdes Laraque es mexicana, licenciada en Sociología con doctorado en Comunicación, profesora universitaria ligada a la Universidad Pedagógica Nacional, fue secretaria de una facultad (FES ARAGON) de la Universidad Nacional Autónoma de México (2001-2006), y además funge como secretaria del Consejo Nacional de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta en México.
La Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta es básicamente una llamada a vivir la santidad cristiana desde la vida seglar de sus miembros, según el carisma agustino recoleto.
Constituye una parte de la Familia Agustino-Recoleta y colabora con esta Familia en la evangelización y en la promoción de las vocaciones y del carisma recoleto; participa, al mismo tiempo, de los bienes espirituales de la Orden.
Sus rasgos principales y distintivos son la unión en Cristo por la acción del Espíritu Santo así como la prioridad y dinamismo del amor.
A medida que vamos recorriendo las etapas del ciclo vital, la relación con Dios y con la Iglesia parece entrar en una “zona de confort”. Si ya tuve una formación religiosa suficiente, ya recibí los sacramentos que acompañaron mi crecimiento y soy católico practicante… ¿Qué más puedo hacer?
Y de repente, de la manera más fortuita que podemos imaginar, el Espíritu actúa y sentimos ese llamado que rompe la tranquila pasividad en que nos encontrábamos y ¡zas!: nos topamos de frente y sin escudo con Agustín, con Mónica, con los santos de la Orden y frailes, monjas, jóvenes, y adultos del siglo XXI, los consagrados portando hábito negro y correa, con quienes, sin apenas darnos cuenta, estamos involucrados en un sinfín de actividades en las que nunca soñamos participar o en las que la lógica más elemental nos cuestionaría qué hacemos ahí.
¿POR QUÉ?
Porque los caminos y los tiempos de Dios son perfectos y nos acercan a la espiritualidad agustiniana como una fuente inagotable de bienes que hacen más viable nuestro transitar.
Porque el joven, el hombre y la mujer de hoy claman por respuestas que en la realidad exterior y superficial no encuentran, pero que sí se van descubriendo a medida que uno se sumerge en la obra de san Agustín y en los cientos de escritos por los que lo conocemos como un peregrino que caminó con un espíritu inquieto, llevado por su búsqueda de la verdad sin quedar exento de las tentaciones del mundo, en esencia, las mismas que nos asedian hoy en día.
Porque el papel del laico en nuestros días es vital ante la cuantía de la mies y la disponibilidad más bien limitada de obreros.
¿PARA QUÉ?
Para dar sentido a la vida cotidiana desde la fe y el amor a través de la oración personal y litúrgica.
Para seguir un proceso de vida espiritual y formación permanente y junto con ello vivir con alegría la vida familiar.
Para poner un pequeño grano de arena en la llegada del Reino de Dios, dando testimonio de que desde el hogar, la escuela, la oficina o el comercio podemos ser ejemplo de vida cristiana, contribuyendo a hacer realidad lo que repetimos en la oración: danos laicos comprometidos según tu corazón.
Para que con amor y desde el amor recorramos juntos el camino hacia la Casa del Padre, plenos, contentos, fraternos y enriquecidos a través de este llamado del Señor.
De Dios venimos, de Dios somos y a Dios vamos, pero cuánto más fácil es el viaje siendo parte de la Familia Agustino-Recoleta, compartiendo su carisma y sintiendo esa calidez, esa cercanía de nuestros hermanos y compañeros de peregrinar.
Hago mías las palabras de una hermana, ejemplo de seglar que apoya sin reservas a esta Familia: “ser seglar agustina recoleta es un regalo de Dios, es un regalo que plenifica, que da sentido a mi existencia, da pertenencia y potencia mis sentidos y capacidades”.
— Aquí tienes otro testimonio de Lourdes Laraque.














