Centro Esperança de Tapauá.

Resumen histórico, situación actual y testimonios personales de religiosos que han trabajado codo con codo y construido parte de su historia personal al servicio del pueblo tapauaense

La organización pastoral de la Parroquia de Santa Rita ha ido modificando sus prioridades según los cambios sociales y la identificación de los principales problemas y dificultades. La definición de estas prioridades permite, a su vez, conocer la sociedad circundante y aquello por lo que la Iglesia ha considerado más necesario luchar, formar, actuar y proteger.

Muchas de estas prioridades son similares al resto de la Prelatura y se señalaron como comunes para todas las parroquias. Se definieron en asambleas, y esto permitía el diseño de materiales, la organización de acciones conjuntas y un mejor aprovechamiento de los recursos.

Hasta finales de los años setenta del siglo pasado, las parroquias definían sus programas de un modo individualizado; la misma falta de religiosos impedía trabajos pastorales muy definidos fuera de lo que de por sí implica una parroquia en su día a día: liturgias, catequesis, sacramentos, visitas a las comunidades rurales y, en muchos casos, responsabilidades educativas o sanitarias…

En 1979 se piensa por vez primera en la celebración de una asamblea general precedida de asambleas parroquiales. Sin embargo, la idea queda sin materializarse. Finalmente, en diciembre de 1983 se celebra la primera Asamblea General. Desde entonces, y conjuntamente con la Prelatura, las prioridades de la parroquia de Tapauá serán las siguientes, según las distintas Asambleas Generales celebradas en el año consignado en la primera columna:

A. Hasta la última década del siglo XX

Hasta 1991 puede distinguirse una atención muy especial a las Comunidades de Base, a la Pastoral Indigenista, la Pastoral de la Tierra y los movimientos populares. Esto derivó en:

  • Aumento significativo de presencia en la zona rural con equipos itinerantes de trabajo que formaron comunidades de base en las poblaciones más importantes del Purús. Solo las pequeñas comunidades más aisladas, o aquellas que procedían de una cultura protestante, quedaron más de lado. También aumentó el número de capillas o edificios multifunción que servían de escuela, centro social y capilla para la población.
  • La mayor parte de las etnias indígenas consiguieron iniciar y, con el tiempo, completar la delimitación de sus tierras. Las denuncias del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y las visitas frecuentes propiciaron un reconocimiento efectivo de los derechos y de la cultura indígena. Algunas de estas relaciones, especialmente las del río Tapauá y Cunhuã, pese a estar en territorio de Tapauá, fueron gestionadas desde el equipo de Pastoral Indigenista de Lábrea. Solo hubo tensiones significativas a la hora de delimitar la aldea apurinã de San Juan, con la sede del municipio. La población temía un recorte en las posibilidades de expansión de la ciudad. Solamente una comunidad no indígena, Enseada, tuvo que desaparecer para no ocupar tierras dedicadas a los indios, en el 2014.
  • El enfrentamiento e incluso violencia entre indígenas y no indígenas en la zona rural dejó de existir. La Iglesia Católica les hizo ver que tenían mucho en común. Eran víctimas del apropiamiento de tierras por parte de terratenientes y empresas, de los barcos de pesca intensiva en los lagos y afluentes, del olvido de las autoridades y de la falta de servicios de salud y educación. La Iglesia les ayudó a unir fuerzas y ser salvaguardas de la selva con un uso racional no explotador. Donde hay una comunidad de indígenas o ribeirinhos, no hay ni deforestación ni pérdida de riqueza biológica.
  • Aunque la Prelatura consiguió importantes avances en materia de movimientos sociales, especialmente en Lábrea y Pauiní, en Tapauá nunca hubo un tejido asociativo importante de sindicatos y cooperativas. Un ejemplo es el intento continuado de hacer un sindicato de lavanderas, que siempre chocaba con la insolidaridad: no querían asociarse por miedo a perder clientes que contratarían a las que no estuvieran asociadas.
Encuentro formativo de la Pastoral de la tierra en la reserva de Abufarí.

B. Los albores del siglo XXI

Las Asambleas de 1991 y 1995 continuaron con los compromisos alcanzados en las anteriores, pero una vez que el trabajo en la zona rural contó con una planificación continuada y equipos de trabajo bien formados, otras necesidades acuciaron a la Iglesia. Las más concretas fueron la familia, la juventud y la infancia. Los 90 fueron años de gran esfuerzo por levantar una estructura que salvó las vidas de miles de madres y bebés, así como por el encuentro con la adolescencia. El deseo de una atención más concreta a la familia fue cuajando más lentamente.

— Adolescencia y juventud

Al poco tiempo de llegar a Tapauá, en 1964, los agustinos recoletos crearon el movimiento de las Pequeñas Cruzadas con niñas después de su primera comunión. Decenas de ellas guardaban con cariño la pequeña cinta que las identificaba. Fue el primer trabajo con la infancia y juventud realizado desde un criterio evolutivo.

En 1965, los religiosos relatan uno de los grandes problemas de la sociedad de Tapauá hasta hoy: el difícil paso de la niñez a la adolescencia, en el que muchos toman decisiones que después tendrán consecuencias graves durante toda su vida a falta de referentes sociales positivos. Pasados los fervores de la primera comunión y con la pubertad, los adolescentes “son víctimas de la consecuencia funesta de esa edad y se apartan de la compañía de los amigos de ayer; (…) se hace necesario crear para esos chicos otro ambiente que los saque del medio infantil y los coloque en un clima en el que se sientan a gusto”.

Uno de los primeros parques infantiles de Tapauá fue financiado por el Ayuntamiento pero construido por los religiosos, en concreto por Enéas Berilli. Fue uno de los pocos espacios públicos de juego y diversión, junto con los polideportivos de los colegios construidos con fondos públicos a partir de 1970. En 1973 se consiguen a través de la Legión Brasileña de Asistencia algunas máquinas de costura, hornos, un motor para moler mandioca y material deportivo. Es un primer intento de articular un trabajo de formación profesional con jóvenes. Pero durante más de 30 años desde la fundación de la ciudad, los adolescentes y jóvenes estuvieron sin espacios propios. En los 90 la preocupación de la Iglesia se materializará en nuevos grupos y servicios a niños y adolescentes que hoy continúan.

Una de las “cruzadinhas”, la primera atención a la niñez, en los 60.

La Infancia Misionera: aunque se supone que atiende a los niños más pequeños, los monitores son adolescentes y jóvenes que asumen una responsabilidad importante y evangelizan a niños por medio de actividades infantiles, juegos, talleres. Los monitores, a su vez, reciben formación y, además de ocupar su tiempo libre con los más pequeños, se apoyan solidariamente entre ellos.

La Pastoral Juvenil: en los 90 se desarrolla el grupo de Pastoral Juvenil. Actividades específicas, mezcla de ocio sano y de educación en valores, promoción de la cultura y de las aptitudes personales en campos como la música y, en los últimos años, retiros especiales durante los Carnavales en la casa de ejercicios Casiciaco del Lago Jacinto… Todo ello les ofrece un ámbito de crecimiento desde la alegría y la participación.

El Centro Esperanza: en 1998 llegó a Tapauá una idea que primero se puso en marcha con éxito en Lábrea a partir de 1994. El planteamiento surge porque los adolescentes y jóvenes de los 12 a los 18 años tienen una jornada escolar de apenas cinco horas, y las diecinueve restantes del día están solos, sin referentes adultos, sin espacios apropiados y en una zona crucial para el tráfico de drogas. El Purús es una de las vías entre Bolivia, Perú y Brasil con menor vigilancia.

El cóctel de estos ingredientes se traducía en delincuencia, dependencias químicas, embarazos adolescentes, enfermedades de transmisión sexual, abuso y explotación sexual comercial, trabajo infantil y esclavo, abandono escolar. La Iglesia, ante esto, no puede estar quieta.

El Centro Esperanza ofrece alternativas de aprendizaje semiprofesional, merienda y actividades lúdicas. Es una actividad pastoral no proselitista, abierta a cualquier joven y adolescente, sea la que sea su religión. Nació en las salas de catequesis anejas al templo matriz. Pero a partir de 2005 funciona en instalaciones propias. Gracias a diversos proyectos sociales y a la financiación conseguida por la Familia Agustino-Recoleta, los colegios de los Agustinos Recoletos en España, familiares de los religiosos, y las ONGDs agustino-recoleta Haren Alde y La Esperanza de Lodosa (Navarra), se consiguió levantar un complejo con salas, cocina, comedor, espacio verde y polideportivo. Además se pretendió una descentralización de estructuras dentro de la ciudad de Tapauá, por lo que se estableció en el barrio de Açaí, uno de los más poblados y de menor renta per cápita del municipio, en el entorno de la comunidad de base de San Agustín.

Los alumnos del Centro Esperanza deben estar matriculados en la escuela; en dos turnos, de mañana y de tarde, el centro ofrece talleres diversos a casi 150 menores de ambos sexos. Dada la configuración de la sociedad local, muchos de ellos no son católicos. Aprenden corte y costura, bordado, música (teclado y guitarra), informática, apoyo escolar, y se organizan deportes y actividades de tiempo libre.

El Centro adquirió el reconocimiento y el cariño de la población; bajo esta premisa y al ver que era una obra más que necesaria en Tapauá, se consiguió negociar con las autoridades locales su apoyo, en forma de personal: profesores, coordinador, monitores, en diversas épocas, han estado algunos de ellos en nómina del Ayuntamiento. Para el material necesario en los talleres y para algunas obras se ha contado con el Gobierno del Estado de Amazonas a partir de 2001.

En 2009 se regularizó a todos los monitores y profesores como trabajadores inscritos en la Seguridad Social. El coste económico era importante, pero así dejaban de ser “voluntarios” y las exigencias por contrato laboral permitían una normalización de la oferta de talleres y cursos. Si un voluntario falla, el problema es de difícil solución; pero un contratado tiene obligaciones importantes de horario, profesionalidad y atención esmerada. Quizá se perdía parte de la filosofía inicial del Centro, pero se ganaba en organización y en ofrecer a los niños y adolescentes lo que realmente se les promete: una formación, ocio y crecimiento sano.

— Gestantes y primeros años de vida

La Pastoral da Criança (Pastoral de la Infancia) llegó a la Prelatura de Lábrea en  1993. Atiende a gestantes y madres que han dado a luz recientemente, así como a sus hijos de cero a cinco años. Un religioso asistió a un curso en Manaos para su implantación en la Prelatura. Dos años después, en 1995, ya hay cinco grupos de Pastoral de la Infancia en la ciudad de Tapauá, además de otros dos en sendas comunidades rurales. Se organiza con una metodología común replicada por todo el país. Es eficiente, salva miles de vidas y además es simple y fácil de implantar.

Los voluntarios formados llevan una ficha personalizada de cada niño o niña en la que se vigila su estado de salud y se controla el peso. Con la prevención como principal arma, enseña a las madres a gestionar el crecimiento de los pequeños y a preparar alimentos locales, no costosos, pero ricos en nutrientes. En Tapauá su trabajo se ha extendido a toda la zona rural.

Pastoral da Criança, que ahora abarca todo el municipio. Pesaje de niños para vigilar su grado de nutrición en la comunidad de Taquarizinho.

— La Familia

Las Asambleas de 1991, 1995, 1998 y 2000 se refirieron expresamente a una de las mayores dificultades sociales de Tapauá: la familia. La inmensa mayoría de los habitantes no indígenas llegaron aquí por la explotación del caucho; eran casi exclusivamente varones, muchos analfabetos, en un ambiente sumamente hostil y de pobreza.

Eso configuró una sociedad machista en la que las mujeres no tenían posibilidad de progreso. Las relaciones humanas eran ocasionales y basadas en necesidades primarias, más que afectivas y basadas en proyectos de futuro. La familia era una entidad desestructurada, con abundancia de madres solteras abandonadas y con una cultura de la explotación de la mujer en el hogar.

El alcoholismo y las dependencias han sido una tradicional “salida” para una vida sin sentido ni proyecto de futuro. La mujer ha sido instrumentalizada y relegada a la tarea del hogar y el cuidado de los niños. El porcentaje de abuso intrafamiliar era y es mayor cuanto menor es la comunidad aislada donde se vive. El abandono del hogar y la poca voluntad de asumir las responsabilidades educativas y de cuidado de los hijos han sido comunes en el varón.

El papel de la mujer en la sociedad occidental y en la misma Iglesia ha variado con el tiempo, así como la comprensión de sus necesidades específicas. Es relativamente reciente considerar el respeto íntegro de la mujer y de sus posibilidades como agente de transformación social, así como de sus libertades y derechos específicos. En un lugar como Tapauá, dadas las condiciones, aún se está en un estadio en que tiene mucho que avanzarse.

La Pastoral Familiar ha sido por ello una prioridad desde los años 90. Los intentos han sido diversos y no siempre con el fruto deseado, por lo que esta pastoral está en una situación mucho más atrasada que en lugares como Lábrea o Canutama, que comenzaron esta tarea.

Cuatro hechos motivaron que la Familia fuese uno de los centros de acción pastoral en Tapauá a partir de 1994. La Campaña de la Fraternidad apostó por este asunto con el lema “Y la familia, ¿cómo está?”; se reflexionó por primera vez de una forma abierta sobre esta situación en todos los grupos pastorales. Los otros tres hechos fueron de gran repercusión social: una joven que quedó entre la vida y la muerte durante semanas por un aborto clandestino; el programa de esterilización gratuita a mujeres que se usó como un atractivo de campaña política; por último, ese año fue en el que menos matrimonios sacramentales se celebraron y hubo una fuerte disminución de bautizados.

Hoy día colabora en esta tarea el movimiento de los Encuentros de Matrimonios con Cristo (ECC). En 2004 se hizo el primer ECC en Tapauá con 30 parejas participantes. Es un movimiento espiritual y social. Espiritual, porque las familias reflexionan juntas sobre la Palabra de Dios, oran, y se forman sobre lo que es y se espera de un matrimonio cristiano. Social, porque la solidaridad es uno de los ejes transversales de la familia como célula social, y por ello han sido los encargados de, por ejemplo, organizar las campañas solidarias de Navidad o de promover una solidaridad real efectiva que dé testimonio de cómo actúa una familia cristiana.

En la última Asamblea General de la Prelatura, en 2013, la Pastoral Familiar ha vuelto a aparecer como prioridad principal de la agenda pastoral. La familia sigue siendo una de las preocupaciones más importantes, porque, aunque el trabajo sea arduo, los resultados no son los esperados en un ambiente que aún no es consciente de su importancia como núcleo social primario.

Encuentro de Matrimonios con Cristo (ECC). Entre sus labores sociales, el reparto de alimentos a las familias empobrecidas en Navidad.

— Otros aspectos de importancia especial en los años 90

La Asamblea General de 1998 redactó unas prioridades que no parecen seguir la lógica de las anteriores asambleas, ya que se centró en algunos puntos más generales de carácter nacional, señalados en las Directrices Generales de Acción Pastoral de la Iglesia en Brasil.

La Pastoral del Diezmo ha sido una de las maneras que ha encontrado la Iglesia brasileña para autofinanciación. Se trata de que las familias colaboren económicamente con su Iglesia para llevar adelante todos sus servicios y tareas pastorales. Para ello, se pide que en torno a una décima parte de los ingresos totales se dediquen a financiar la vida eclesial, desde las celebraciones litúrgicas, a la catequesis o las acciones de solidaridad.

Las grandes obras de infraestructura emprendidas por la Parroquia de Santa Rita han estado financiadas por lo general desde el exterior, gracias a la solidaridad de la Familia Agustino-Recoleta.

Respecto al funcionamiento normal, el refuerzo de la atención a la zona rural ha supuesto también un elevado presupuesto, que en muchos casos se ha financiado mediante proyectos de cooperación exterior. Los otros gastos se financian en un 30% del exterior, y localmente en un 70%, mediante el diezmo, por un lado, y por las fiestas anuales de Santa Rita. En 1976 se celebraron, por primera vez, estas fiestas en su formato actual, bajo la dirección del agustino recoleto español Miguel Ángel González: con gran procesión, novena previa y eventos tanto civiles como religiosos para honrar a la patrona local. A la fiesta se suman casi todos los habitantes, sean o no católicos. Durante la novena, cada noche hay un espectáculo promovido por la parroquia y por los grupos pastorales, que trabajan duro para ofrecer comidas, interpretar actuaciones musicales, teatrales o de danza, y así conseguir financiación para el año completo.

Reportaje de la televisión estatal de Amazonas sobre las fiestas de Santa Rita de Tapauá.

La Pastoral de la Comunicación se ha centrado en la tarea de la Radio Comunitaria Educativa de Tapauá. La radio es el medio público preferente, menos caro de producir que los otros, y llega fácilmente a las comunidades rurales: una radio funciona con unas simples pilas y acompaña la vida en soledad de esas comunidades con frecuencia. A finales de los 90 se implanta la radio comunitaria con emisión de música y avisos a las comunidades rurales donde no existe teléfono, servicio de correos, ni otra comunicación a no ser los mensajes enviados en los barcos.

Ha pasado por muchas vicisitudes y ha contado con el apoyo de la Parroquia de Santa Mónica de Zaragoza (España), sensible con esta necesidad. Ha necesitado de costosos procesos de legalización, de equipamientos especiales que no pueden conseguirse en el Amazonas, y algunos fenómenos meteorológicos como los rayos han obligado a gastar mucho en reparaciones.

En 2005 se traslada a su nuevo estudio, en la misma plaza principal. Lo que comenzó con unos pocos voluntarios poniendo música, ha ido abriéndose a la información local y a programas específicos pastorales. Se sigue buscando a día de hoy un servicio de más calidad, más profesional y más pastoral para el bien de toda la sociedad.

Estudios actuales de la Radio Comunitaria Educativa de Tapauá.

C. En el siglo XXI: la evangelización de la política y la presencia social

En el año 2007 la X Asamblea General trató un espinoso tema que no podía obviarse más: la evangelización de la política y la confirmación de una Iglesia voz de los pobres y denuncia profética del abuso de poder; un trabajo metódico, especializado y causa segura de tensiones. La propuesta se centraba en la denuncia de la corrupción, la formación para la ciudadanía y el desarrollo sostenible. En ninguno de los tres campos iba a ser un camino de rosas.

Si se usa un buscador de noticias para saber qué se habla de Tapauá, el lector encontrará con un porcentaje altísimo de noticias sobre corrupción, violencia política, malversación de fondos públicos. Más aún, en una búsqueda de imágenes, la primera que aparece es la casa del alcalde de Tapauá ardiendo después de que manifestantes le prendieran fuego en noviembre de 2013.

La casa del alcalde de Tapauá, incendiada por manifestantes.

Esta tensión ha acompañado a Tapauá desde los primeros tiempos. Y los religiosos no han estado exentos de esta violencia. Una de las características de los agustinos recoletos en Tapauá a su llegada fue, de hecho, su intervención política; obedecía más a impulsos personales que a alguna instrucción de la Prelatura; quizá a una vocación personal de Victório Henrique Cestaro. Éste apoyó directamente a candidatos en elecciones y a la vuelta de sus viajes encontraba los “efectos secundarios” de la acción política: habladurías, amenazas, tensión con los  “adversarios”…

En la campaña de 1963, una de las anécdotas la protagonizó el religioso Saturnino Fernández, quien durante uno de los mítines mostró su desacuerdo con el candidato que discursaba poniéndose un zapato sobre las piernas, imitando el gesto de Nikita Jrushchov en la ONU.

Desde sus primeros informes, los religiosos hablan de corrupción política: “También se comentaba en los bastidores que el peculio y los intereses económicos personales perjudicaron el erario público”. Hasta nuestros días, Tapauá ha sido uno de los municipios más castigados por problemas de corrupción, violencia política más o menos contenida, elecciones con resultados inciertos… Y los religiosos han sido con frecuencia voces de denuncia.

En 1964, y después de que ganase el candidato que habían apoyado, los dos agustinos recoletos en Tapauá recibieron encargos políticos en el Órgano Municipal de Enseñanza Primaria (OMEP): Nowacki fue nombrado director y Cestaro secretario; pero tras siete meses ambos dimitieron, decepcionados por no poder cumplir ninguno de los planes que creían necesarios.

Más curiosa fue la situación en las elecciones de noviembre de 1968, en las que uno de los religiosos, Enéas Berilli, fue candidato a alcalde, sin hacer campaña y dando por vencedora a la otra candidatura desde el principio. El nuevo gobierno, adversario de la candidatura de los religiosos, nombró a Cestaro encargado del Servicio Municipal de Carreteras. Renunció en 1970, coincidiendo con su salida definitiva de la comunidad; dejó la vida religiosa y se dedicó a la política y la abogacía; y fue elegido concejal en Manaos entre 1977 y 1982.

Durante los años 70, 80 y 90 la acción pastoral cotidiana llevaba con frecuencia a las quejas de los religiosos sobre la falta de acción de las autoridades públicas en la zona rural, o el estado de la atención sanitaria o de la educación. Algún religioso hizo denuncias más concretas sobre el trato a los indígenas. Pero en general, fueron años de tensa calma.

El siglo XXI ha traído un significativo empeoramiento de la situación. En 2010 los informes de los religiosos describen así la situación política: “En octubre de 2008 se celebraron las elecciones municipales. Antes de tomar posesión, el candidato ganador fue preso porque tenía diversas acusaciones de la justicia. El segundo candidato asumió la alcaldía, pero poco después tuvo que esconderse en la selva con el anterior alcalde, que le apoyó en la campaña, porque fue dada orden de detención contra los dos. El tercer candidato estuvo solamente algunas horas. Ya al final de 2009, tomó posesión como alcalde el presidente de los concejales; después fue alcalde el vice-alcalde del que había huido a la selva; seguidamente el que se escondió en la selva tomó nueva posesión de la alcaldía y ahora, en estos momentos, el alcalde es, de nuevo, el presidente de los concejales. Mañana nadie sabe… El que sufre es el pueblo porque casi todo está parado”.

Actual sede del Ayuntamiento de Tapauá.

En 2013, las cosas no habían mejorado mucho: “Furia en Tapauá. Ese fue el titular del periódico amazonense Em tempo del 16 de noviembre. Reflejaba lo que había pasado el día anterior. Familias y funcionarios municipales se sienten humillados por la administración local: meses de sueldo atrasados, promesas no cumplidas, comentarios jocosos… Hicieron a algunas personas invadir el Ayuntamiento, destruyendo ordenadores, documentación y parte de la infraestructura; después fueron a la casa del alcalde, que difícilmente lo ven en el pueblo y estaba en Manaos, y dieron fuego a su casa, destruyéndola totalmente. A partir de ahora, el pueblo espera respeto y mejorías, aunque hay división en la conveniencia y en las consecuencias de los medios destructivos utilizados. En estos momentos Tapauá está a verlas venir”.

En 2015 el funcionariado local lleva cuatro meses sin cobrar y hay un enfrentamiento y enemistad manifiesta entre alcalde y juez. El legislativo no ha procedido a pedir el fin del mandato del alcalde porque, según se dice en la calle, ocho de los doce concejales con capacidad de voto han recibido 50.000 reales (el salario mínimo es de 788) para impedir esa obligada destitución.

La Iglesia trabaja desde aquella décima Asamblea en la sensibilización, formación sobre derechos y ciudadanía, ayudando a ejercer presión sobre las autoridades. Uno de los éxitos más notorios ha sido la protección de la población autóctona de Abufarí. Una ley federal preservaba esta reserva biológica frente a los depredadores extraños, pero también la población local (2.000 personas) quedaba condenada a la inanición por la prohibición de pescar, plantar o cazar. Se consiguió que un senador de la República visitase Tapauá y cambiar su estado a reserva extractivista para garantizar la subsistencia de la población local y convertirles en guardianes de esa riqueza ecológica frente a agresiones externas.

En la sede del municipio, los religiosos han intentado poner paz, animar a que la violencia no sea una manera de ejercer la política. Incansablemente y durante décadas, trabajan para que el pueblo aprenda a castigar al mal gobernante en las urnas y para que erradique su mala costumbre de venderse fácilmente por regalos o promesas a los candidatos.

La sensibilización socio-política dentro de la evangelización se da en modo transversal, mediante la enseñanza de valores. Manifestación contra los abusos y la explotación sexual infantil y juvenil en Tapauá con presencia de los alumnos del Centro Esperanza.

D. Otras importantes acciones pastorales

Campaña de la Fraternidad. Desde 1962, la Iglesia brasileña hace cada cuaresma una “Campaña de la Fraternidad” sobre asuntos sociales, en los que se trabaja en el área formativa, espiritual y con compromisos concretos. Algunas han tenido especial incidencia en Tapauá, por tocar temas cercanos a las necesidades reales del pueblo; destacamos las dedicadas a la familia (1977 y 1994), a los menores y la educación (1982, 1987, 1992, 1998, 2013), a la defensa de los derechos sobre la tierra y la ecología (1986, 2007), a grupos humanos como la mujer (1990), indígenas (2002), ancianos (2003), víctimas del tráfico de personas (2014), a la promoción de la paz y la dignidad (1996, 2000, 2005, 2009) o a la salud y defensa de la vida (2001, 2008, 2012).

Semana Misionera. Durante los últimos nueve años, Tapauá ha salido de sí misma al encuentro solidario del hermano. Se sabe una Iglesia pobre y por eso ha querido compartir, durante un fin de semana al año, su oración y sus bienes. La sociedad local es ahora más sensible a quienes viven aún más pobremente que ellos, ha recordado a los misioneros y han enviado sus bienes, de una manera muy significativa, a otros. La ya tradicional Feria Misionera de Tapauá ha colaborado con proyectos sociales católicos en lugares como Haití, Marruecos o Sierra Leona.

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