Barco Laguna Negra atendiendo enfermos en la región rural de Tapauá.

Resumen histórico, situación actual y testimonios personales de religiosos que han trabajado codo con codo y construido parte de su historia personal al servicio del pueblo tapauaense

Detrás de las fotos de paisajes, ríos y naturaleza exuberante, hay otra realidad menos atractiva. La selva amazónica es uno de los lugares más insalubres para el ser humano. A sus anchas campan la malaria, parásitos, anemias crónicas, leishmaniosis, erisipela, sarampión, diarreas, hepatitis y la peor enfermedad local, la variante llamada fiebre negra o hepatitis del Purús.

No solo los seres de microscópicos generaban problemas. Una de las primeras luchas fue contra la hormigas saúvas o cortadoras. Para hacerse una idea de la magnitud de los nidos, el terreno en el que había más hormigueros se hundió medio metro tras la fumigación con azufre y arsénico.

En 1966 hubo una especial incidencia de malaria, pero lo que más llamó la atención en la investigación médica fue la “hepatitis de Lábrea”, “hepatitis del Purús” o “fiebre negra”. El bioquímico Jorge Boshell convivió con los religiosos durante meses estudiándola.

Desde 1968 actuó la Campaña de Erradicación de la Malaria; en más de una ocasión fue necesaria la fuerza pública para fumigar; Brasil continuó usando el DDT aún cuando había sido prohibido en la mayor parte de los países por su toxicidad. Hubo protestas sociales por su aplicación.

La atención sanitaria tardó décadas en ser realizada por profesionales. De médicos y enfermeros hicieron alcaldes, voluntarios o funcionarios sin capacitación, así como religiosos. El primer médico que llegó a Tapauá estuvo durante solo dos meses, en 1969. En 1973 se inauguró un hospital; la dirección recayó en el agustino recoleto Saturnino Fernández.

En 1977 se consigue que un farmacéutico resida en Tapauá, y se le nombra director del hospital. Los maristas organizaron misiones médicas en un acuerdo de voluntariado con la Universidad Católica de Paraná. En el invierno de 1978-1979 el sarampión causó más de treinta muertes.

En 1982 llegó un matrimonio de un cirujano y una pediatra que permaneció seis años. En 1991 se recupera la presencia de dos médicos, aunque se sigue adoleciendo en salud preventiva y la población rural seguía completamente abandonada. “La principal enfermedad es el hambre”, comentaron los nuevos médicos a los religiosos. Uno de los medios más importantes de prevención estuvo sin solucionar hasta mediados de los noventa: el agua.

Durante décadas se recogía el agua directamente del río, con lo que significa en términos de salubridad e higiene. Más tarde hubo un pozo único para los 7.516 habitantes censados en la zona urbana. Los agustinos recoletos fueron pioneros en la apertura de pozos y de una red de agua potable. En 1995 abren tres con las ayudas de SCIAF, entidad católica escocesa.

La zona rural ha tenido atención médica solamente mediante las acciones sanitarias de la Armada, que tiene un barco medicalizado con base en Belém do Pará. La Prelatura de Lábrea, gracias a diversos proyectos sociales, consiguió un barco, Laguna Negra, con profesionales voluntarios. En 2015 pasó por las comunidades rurales de Tapauá.

PÁGINA SIGUIENTE: 12. Solidaridad exterior


ÍNDICE

.