Los primeros maristas en Tapauá.

Resumen histórico, situación actual y testimonios personales de religiosos que han trabajado codo con codo y construido parte de su historia personal al servicio del pueblo tapauaense

A. ¿Una actividad inútil?

En la Amazonia, dado el régimen económico, comercial y de dependencia de los trabajadores rurales, los patrones nunca anhelaron educación para los niños y adolescentes, excepto si eran sus propios hijos, que enviaban a Manaos y Belém para estudiar. La experiencia era que, al aprender a leer y escribir, los pequeños ya no querían asumir los trabajos de sus padres y en cuanto podían emigraban. Así que los patrones no apoyaban que se aprendiese nada.

El ayuntamiento de Tapauá, a partir de 1960, había construido una pequeña escuela de madera para veinte alumnos e instaló escuelas rurales en 17 comunidades, pero más bien de nombre, porque carecían de profesionales y no produjeron muchos efectos reales en la enseñanza.

Al construirse la ciudad, no había nadie con cultura y base pedagógica para ser profesor; la mayor parte de la población estaba diseminada por la selva; los progenitores eran analfabetos y no tenían ningún interés en que sus hijos se educasen, no entendían tal necesidad; y no había grandes apoyos políticos o institucionales para financiar profesionales o material educativo.

Primeros escolares del municipio. Manifestación estudiantil en 1965.

B. Manos a la obra

La Iglesia Católica fue pionera en la enseñanza de Tapauá. Cuando el recoleto Augusto Nowacki fue nombrado director de la Oficina Municipal de Enseñanza Primaria en 1963, consiguió un inusitado interés de muchas familias por promover la educación.

Los agustinos recoletos, tras renunciar a su puesto de director y secretario del Órgano Municipal de Enseñanza Primaria (OMEP) por contratiempos políticos, y viendo las enormes necesidades educativas, decidieron abrir la Escuela Parroquial Dom José Alvarez en el curso de 1965.

El Ayuntamiento se hizo cargo de los salarios de Dalila Saraiva y Maria do Socorro Lopes, las dos primeras profesoras que, junto con los religiosos y Daniel Albuquerque, daban clases. El 21 de marzo de 1966 comenzó el nuevo curso con 130 alumnos. Había dos escuelas; una municipal, la Escuela Pedro Silvestre, y otra, parroquial; y ocho escuelas rurales de titularidad municipal. Pero el Ayuntamiento no sintió la Educación como una prioridad hasta casi quince años después.

En 1969 la escuela parroquial dejó de funcionar, y fue necesario articular soluciones. El Ayuntamiento creó la Escuela Profesora Marizita y alquiló a la Prelatura las instalaciones de la extinta escuela Dom José Alvarez como anexo. En 1970 acabó la primera promoción de estudios primarios completos en la localidad.

En 1973 Brasil impuso un nuevo sistema educativo y se reorganizaron las escuelas. La escuela Marizita tuvo nuevamente como director a un agustino recoleto, Jesús Moraza. Saturnino Fernández, entonces párroco, establecía contacto con los Maristas, cuyo carisma es la educación, para que fundasen en Tapauá. En 1974 llegaron los dos primeros, José Lot y Demétrio Herman.

Los maristas enseñan desde 1974 junto con dos profesoras tituladas llegadas de Manaos. En 1975 da clases la primera profesora oriunda de Tapauá con formación superior, Fátima de Menezes. La formación de profesores continuó en el Centro de Formación y Perfeccionamiento José de Anchieta de Manaus, aunque siempre en menor número del necesario; en 1980 eran solo ocho. Solo en la primera década del siglo XXI todos los profesores del sistema público obtienen títulos universitarios mediante un programa de la Universidad del Estado de Amazonas.

Los religiosos agustinos recoletos han estado durante estos 50 años involucrados en la educación y han sido profesores de religión, lenguas extranjeras y otras materias. Esto les ha permitido tener contacto con casi todas las generaciones de habitantes de Tapauá de cualquier religión.

Escolares celebran el día de la independencia de Brasil en 1974.

C. Hermanos Maristas en Tapauá

En 1967 los Hermanos Maristas inauguran en Lábrea su primera comunidad en la Amazonia, como un compromiso ligado a los 150 años de la fundación de la congregación. En el Capítulo de 1972 deciden abrir más centros: en Canutama en 1973 y en Tapauá en 1974. Inmediatamente se encargaron de la escuela Profesora Marizita y fueron los profesores, junto con los agustinos recoletos y otros colaboradores laicos más formados, de los cursos superiores.

A partir de 1977, el marista Demétrio Herman es director municipal de Enseñanza y el agustino recoleto Jesús Moraza coordinador de la Enseñanza Rural. Se construyó la escuela Marcelino Champagnat (en homenaje al fundador marista) y se dieron más recursos a las escuelas rurales. La inauguración del curso 1977 se dio en la comunidad de Mapixi, la única con escuela; en todas las demás donde había enseñanza, se llevaba a cabo en la casa del profesor.

Los maristas no trabajaron solo en educación; colaboraron en la liturgia, movimientos apostólicos, asistencia social, salud y saneamiento, producción agrícola, corte y costura, dactilografía, artesanato, deporte y ocio sano. Tuvieron un importante papel en la formación de profesores y en las misiones médicas hechas por la Universidad Católica de Paraná. En enero de 1989 cerraron la comunidad por falta de personal.

D. Alfabetización y enseñanza secundaria

Otro de los intereses educativos en los 70 fue la alfabetización de adultos. Para ello, Saturnino Fernández unió esfuerzos con el Ayuntamiento, el Estado de Amazonas y el Movimiento Brasileño de Alfabetización. En 1984 llegó la enseñanza secundaria con la construcción de la Escuela Antonio Ferreira de Oliveira, en la que casi siempre han dado clase los recoletos

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