La Federación de Monjas Agustinas Recoletas de México cumple 25 años y ya se ha expandido por México, Estados Unidos, Brasil, Kenia. Ha permitido que cada uno de los monasterios asociados participe de actividades y recursos comunes en materia de formación inicial y permanente, pastoral vocacional y administración económica.
La Recolección femenina de clausura existe en México desde 1688, cuando el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz, que había conocido a las recoletas de Salamanca, Palencia y Valladolid, en España, decide fundar el primer monasterio en tierras americanas, en la ciudad de Puebla. Posteriormente se fundaron los conventos de Oaxaca (1697) y Guadalajara (1720).
Los tres monasterios se resintieron gravemente de las revueltas político-sociales que afectaron al país durante la segunda mitad del siglo XIX y primeros años del XX. En 1861 fueron exclaustradas las 15 monjas de Guadalajara, y en 1863 las de Oaxaca. Todas ellas llevaron una vida azarosa, en medio de penurias, aunque se mantuvieron fieles a su compromiso religioso. El convento de Puebla continuó, pero amenazaba ruina y la comunidad estaba reducida a siete hermanas ya ancianas a finales del siglo XIX.
En 1905, la madre Guadalupe Vadillo (1874-1967) fue nombrada priora de la comunidad de Puebla y comenzó la obra de reforma y restauración por la que venía luchando desde hacía años. Después de varias exclaustraciones y mil avatares, el convento de Santa Mónica de Puebla fue definitivamente requisado en 1934, para convertirlo en Museo de Arte Religioso. Las monjas se instalaron en una casita (1938). Pero con un gran carácter y visión de futuro, al año siguiente, fundó en la capital mexicana, en 1948 en Cuernavaca y en 1952 en Tlaxcala. Siguieron las fundaciones de Tecamachalco (1968), Macuxtepetla (1971), Papalotla (1973), Jalapa (1976), Ahuacatlán (1982), Morelia (1983), Irvington —hoy trasladado a Belvidere— en Estados Unidos (1985), Tula (1991), Jalpan (2003), Guaraciaba do Norte (2003), Ciudad Manuel Doblado (2004) y Lodwar (2010). En total, casi 300 monjas.
El año 1981, por iniciativa de José María Lorenzo, por aquel entonces vicario provincial para México y Costa Rica de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos, se empezaron a reunir dos veces al año las monjas de los monasterios mexicanos con el fin de lograr un mayor conocimiento y trato fraterno entre ellas.
A lo largo de esas reuniones se impartieron temas formativos de ámbito religioso y humano. Al ver las grandes ventajas que reportaba a cada uno de los monasterios, se empezó a despertar el interés y la esperanza de constituirla. Además, la Congregación de Religiosos de la Santa Sede, al enterarse de que con tales reuniones se pretendía conseguir el funcionamiento de la Federación, dio todo su apoyo para que siguieran realizándose; y el prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, José Javier Pipaón, también se empeñó en que saliera adelante.
En total hubo once convivencias entre 1981 y 1987, al cabo de las cuales se llegó a la conclusión de que era necesario contraer un compromiso más concreto de unidad. Las últimas explicaciones y aclaraciones sobre qué era y qué ventajas tenía la conformación de una Federación que funcionase verdaderamente se las indicó del 26 al 28 de diciembre de 1987 el hoy obispo de Tarazona (España), Eusebio Hernández, agustino recoleto que trabajaba en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, en Roma.
La hermana María Guadalupe Jiménez, del monasterio de San José de Tlaxcala, fue nombrada coordinadora y fue la interlocutora entre los monasterios que deseaban federarse; también se nombró un delegado para actuar ante las diferentes autoridades eclesiásticas, el agustino recoleto Rafael Rivera.
Entre enero y febrero de 1988 solicitaron su pertenencia a la Federación los monasterios de Ahuacatlán, Cuernavaca, Macuxtepetla, México D.F., Papalotla, Tecamachalco y Tlaxcala; el monasterio de Estados Unidos, entonces situado en Irvington (New Jersey) también lo solicitó, pero como aún no tenía la erección canónica quedó suspensa su integración en la Federación hasta constituirse como monasterio.
Finalmente, el 14 de mayo de 1988 la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica de la Santa Sede reconocía a la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de México con aquellos siete primeros monasterios integrados. En agosto de 1989 se sumó el ya instituido canónicamente de Irvington, que hoy tiene su sede en Belvidere (New Jersey). Rafael Rivera fue nombrado primer asistente religioso.
El 30 de mayo de 1988, en la Parroquia de Nuestra Señora de Czestochowa de los Agustinos Recoletos en Lomas de Tecamachalco, Estado de México, durante la eucaristía de acción de gracias por los 300 años de presencia de la Orden de Agustinos Recoletos en México, el prior general de la Orden anunció públicamente la constitución de la Federación.
La primera Asamblea Federal se realizó en el Monasterio Sagrado Corazón de Jesús de Lomas de Tecamachalco, Estado de México, del 15 al 19 de junio de 1988, y a ella asistió como observadora y asesora la presidenta federal de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de España. Se acomodaron los estatutos, se hicieron los primeros nombramientos y se elaboraron las primeras determinaciones, que versaron sobre la oración, el silencio, la clausura, las primeras conversaciones sobre un posible noviciado común y la economía.
Desde entonces, se han mantenido cuatro asambleas federales más, en 1994 (Papalotla, que es el monasterio sede de la Federación), 2000 (Lomas de Tecamachalco), 2006 (Papalotla) y 2012 (Tlaxcala). En todas ellas pudo recibirse la visita del prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, en una muestra de la fuerte unión espiritual y carismática entre las dos órdenes, la rama masculina y la femenina, de la Familia Agustino-Recoleta.
En estos años las presidentas federales han sido Guadalupe Jiménez González, Guadalupe Gómez Millán, Adoración Matamoros Medellín y, actualmente, Rosa María Mora Correa, priora del monasterio de Tecamachalco.
La Federación ha contado en este tiempo con cinco asistentes religiosos diferentes, todos ellos agustinos recoletos: Rafael Rivera, José María Lorenzo, Enrique Marquina, Alfredo Arambarri y René Lozano.
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