El Colegio San Agustín de los Agustinos Recoletos en Valladolid (Castilla y León, España) cumple 50 años.
1. Visión general
El San Agustín llegó a ser lo que es hoy por motivos circunstanciales, pero el tiempo ha mostrado que fue el mejor destino para la ciudad, las familias y para la Provincia de San Nicolás de Tolentino. Ese cúmulo de circunstancias no fueron sólo de orden interno, sino también externo. La chispa inicial fue el haber creado una infraestructura tan grande que no fue posible dedicarla íntegramente a seminario. Pero Valladolid ya estaba sembrada del gas que haría estallar la nueva realidad. Los religiosos descubrieron un campo donde la sociedad les demandaba su presencia.
Evolución de la población de Valladolid | |
1950 | 119.499 |
1960 | 150.959 |
1965 | 175.254 |
1970 | 233.974 |
1975 | 285.960 |
1981 | 320.281 |
1986 | 327.452 |
1991 | 330.700 |
1996 | 319.805 |
2001 | 318.293 |
2006 | 319.943 |
2010 | 315.522 |
En 1960 Valladolid era una ciudad modesta, alejada de los centros de decisión y sin un papel preponderante en el entramado del país. La instalación en aquellos años de la industria automovilista, sus subsidiarias y otros sectores (aluminio, abonos, agroindustria) hizo que la ciudad absorbiera miles de emigrantes procedentes del éxodo rural con un importante crecimiento demográfico y urbanístico.
Además, la configuración sociopolítica tras la instalación del Estado de las Autonomías y la elevación de la ciudad a sede del poder ejecutivo (Junta de Castilla y León) y legislativo (Cortes o Parlamento Autonómico), le otorgó un nuevo renacimiento político, económico y cultural. Entre 1950 y 1990 la ciudad se triplicó.
Un enorme edificio educativo infrautilizado le vino como anillo al dedo a una ciudad necesitada de infraestructuras sociales. Además, el San Agustín no ofrecía cualquier tipo de instalaciones. La amplitud del terreno y del edificio permitió abrir nuevas aulas y acoger más alumnos, así como instalaciones subsidiarias para el deporte y la convivencia de la comunidad educativa.
En cuanto a su proyecto, la calidad y los valores que guiaron el quehacer educativo (que es mucho más que contenidos teóricos) le proporcionaron una demanda social continuada de plazas, aún en los momentos que más difícil parecía la pervivencia del Colegio.
2. A golpe de legislación
Dos grandes fuerzas canalizan la actividad de un colegio: su gestión interna, ideario, valores, formas y relación con los alumnos; y el contexto social, puesto que la educación es una de las actividades más reguladas e intervenidas por múltiples actores: titular, familias, alumnos, profesores, trabajadores no docentes, poder ejecutivo (presupuestos, programas, supervisión y control), poder legislativo (emanación de leyes), los sindicatos y asociaciones…
El contexto político impone una serie de condiciones a la tarea educativa: el calado de las leyes, la profundidad de las reformas, la ideología que contienen (porque la Educación con mayúsculas ha sido, es y será un arma política de primer rango), el trasfondo axiológico, la comprensión sobre las libertades y los derechos de los menores de edad y de la familia, los usos pedagógicos cambiantes en cada época…
El Colegio San Agustín ha coincidido con 50 años muy especiales de la historia de España y de Europa. Basta ver el mapa del mundo de 1961 y el de 2012, que no tienen mucho parecido, o los avances técnicos y de la economía… Y algo de mucho más fondo: la comprensión de la persona, de sus derechos y libertades, de su posición frente a la sociedad, del valor del individuo frente al Estado. Y la “materia prima” de la tarea educativa es precisamente la persona.
Los planes educativos se imponen, y un colegio reconocido legalmente debe seguir una normativa muy específica que le viene dada. En este ámbito también han sido 50 años críticos en España, con siete grandes leyes de Educación, si nos fijamos tan solo en las de rango más superior, las Leyes Orgánicas.
Esto tiene consecuencias prácticas en todo: en las asignaturas y sus contenidos, en las formas de gestión y evaluación, en cómo pasar de curso, en la diferenciación del centro, en la accesibilidad para nuevos alumnos, en los presupuestos, en el coste para las familias, en la formación de los profesores, en las relaciones con la Administración, en la supervivencia económica, en el número de alumnos por aula, en el tiempo que pasa el alumno en el colegio, en las actividades extraescolares…
3. El Sistema Educativo español en los últimos 50 años
Cuando el Colegio San Agustín comienza a admitir alumnos, estaba vigente el sistema impuesto por la Ley Moyano en 1857. Esta Ley, con algunas adaptaciones (por ejemplo, en 1962 se aumenta la obligatoriedad de la educación desde los nueve hasta los catorce años), tuvo vigencia hasta 1970, lo que da idea del atraso de la educación en España en el último tercio del siglo XX.
El primer gran cambio afectó de lleno al Colegio San Agustín en sus primeros años. José Luis Villar Palasí, ministro de educación entre 1968 y 1973, da un gran impulso a los contenidos educativos y redacta un Libro Blanco con un análisis crítico. Reforma el sistema de enseñanzas primarias y medias creando la Educación General Básica (EGB) y el Bachillerato Unificado Polivalente (BUP).
La vuelta de la democracia a España y la Constitución de 1978 crean un marco completamente diferente. Su artículo 27 establece el derecho a la educación y el derecho a la libertad de enseñanza. Además la inversión pública crece casi exponencialmente y llega la descentralización del Estado de las Autonomías.
A partir de 1982 comienza una nueva etapa política, histórica y educativa en cuanto al ajuste de los principios democráticos y de participación. Las leyes educativas dejan de estar centradas en aspectos pedagógicos y técnicos y se verán mucho más influenciadas por factores políticos: según la ideología del partido gobernante, se querrán matizar las leyes educativas de un modo o de otro.
La regulación en este ámbito se convierte en un arma más para hacer política. La promulgación de la LODE (1985), la LOGSE (1990) y la LOE (2006) cambian el panorama. Ninguna de las leyes sobre educación en la democracia española ha sido aprobada por consenso. En total fueron once leyes, que a la hora de ser votadas encontraron en todos los casos el voto contrario de la oposición. Lo que hace sospechar falta de diálogo y de presencia de elementos ideológicos y políticos.
La importancia de estas leyes es tal que podemos dividir la historia del Colegio San Agustín como centro educativo en etapas coincidentes con la vigencia de cada Ley. La mayor parte de los esfuerzos, dificultades y retos por los que ha pasado el colegio se han debido a su adaptación al yugo (por otra parte necesario y lógico) de la Ley y la sociedad a la que sirve como institución educativa. Una pequeña tabla explicativa nos presenta las principales leyes y sus planteamientos más generales:
1970 LGE |
Obligatoriedad hasta los 14 años. División del sistema en Educación General Básica (EGB), Bachillerato Unificado Polivalente (BUP), Curso de Orientación Universitaria (COU), Formación Profesional (FP). Introducción de la evaluación continua y del sistema de becas. Tutorías. |
1980 LOECE |
Introducción del modelo democrático en la gestión de los centros. Se contempla en la normativa a las Asociaciones de Padres de Alumnos. |
1985 LODE |
Regulación de los conciertos en sustitución de las subvenciones: condiciones de acceso parcial o total. Todos los sectores participan en la programación del colegio. Consejos Escolares. |
1990 LOGSE |
Enseñanza obligatoria hasta los 16 años. Nuevos niveles: Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato; Ciclos Formativos de formación profesional. 25 alumnos por aula; profesores especializados para idiomas, música y educación física. La Religión, optativa evaluable pero no computable en el expediente. Pérdida de carga lectiva de las asignaturas instrumentales. |
1995 LOPEG |
Mayor autonomía para los centros, nuevo cuerpo de inspectores, ampliación del mandato de los directores de tres a cuatro años, regulación del Consejo Escolar y del Claustro de Profesores, obligación de los concertados a admitir alumnos de minorías sociales. Jubilación anticipada de profesores a los 60 años (entre 1995 y 2000). |
2002 LOCE |
Introducción de itinerarios, aulas de refuerzo, desdoblamientos. Reválida de Bachillerato. Las asignaturas de Religión y de Hecho religioso (versión laica) son evaluables y computables. [Esta Ley no llegó a tener reglamentos en vigor, pero los colegios se acomodaron en parte a ella]. |
2006 LOE |
Creación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Establece tres modalidades de Bachillerato: Artes, Ciencia y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales. Se pasa de curso con dos suspensos. Se adelanta la enseñanza de idiomas a los tres años de edad. En 4º de Primaria y 2º de Secundaria hay evaluaciones de diagnóstico. |
Esta otra tabla muestra a efectos prácticos cómo las diversas leyes configuraron el acceso obligatorio a la enseñanza en España y la distinta nomenclatura que han tenido en este tipo los cursos por los que un alumno pasa:
Edad (años) |
Sistema de 1990 (actual) |
Sistema de 1970 | Sistema de 1953 |
3 | 1º Infantil | — | — |
4 | 2º Infantil | — | — |
5 | 3º Infantil | — | — |
6 | 1º Primaria | 1º EGB | 1º Grado |
7 | 2º Primaria | 2º EGB | 2º Grado |
8 | 3º Primaria | 3º EGB | 3º Grado |
9 | 4º Primaria | 4º EGB | 4º Grado |
10 | 5º Primaria | 5º EGB | 1º Bachillerato |
11 | 6º Primaria | 6º EGB | 2º Bachillerato |
12 | 1º ESO | 7º EGB | 3º Bachillerato |
13 | 2º ESO | 8º EGB | 4º Bachillerato |
14 | 3º ESO | 1º BUP | 5º Bachillerato |
15 | 4º ESO | 2º BUP | 6º Bachillerato |
16 | 1º Bachillerato | 3º BUP | PREU/COU |
17 | 2º Bachillerato | COU | — |
4. Las cinco etapas del Colegio San Agustín
y de la Educación en España
A. Primera Etapa: Los comienzos (1966-1970)
En enero de 1966 el Consejo Provincial determina “comenzar cuanto antes” las reformas necesarias para admitir estudiantes externos y “darles grados reconocidos por el Gobierno”. Se nombra un regente de estudios, se tramita el reconocimiento oficial y se ponen a punto los laboratorios de Física, Química y Ciencias necesarios para la aprobación. Tras el visto bueno del Ministerio, se elabora el plan de estudios, se contrata cuatro profesores laicos y en septiembre llegan los primeros 45 alumnos externos que se sumarán a los 367 seminaristas.
En abril de 1967 el Ministerio de Educación clasifica el Colegio para el Grado Elemental de Enseñanza Media, de primero a cuarto cursos. La experiencia fue sumamente positiva y para el curso lectivo siguiente crece el número de alumnos externos hasta los 180 (un aumento del 400%).
Un religioso capta en este segundo año lectivo con alumnos externos un reproche de un padre a su hijo: “No te puedes quejar. Estás en el mejor colegio de Valladolid”. Los religiosos se sienten optimistas: “Lo que en otro tiempo resultaba una broma entre nosotros, cuando decíamos que este colegio está hecho para el año 1980, hoy se ve como un acierto. El San Agustín está comenzando a ser. Su capacidad está a medio rendimiento, va camino de más”, escriben.
La experiencia de mezclar bajo el mismo techo un seminario con un colegio era pionera en España. El San Agustín abrió una puerta inquebrantable durante siglos en la Iglesia. Con el paso de los años aumenta el número de alumnos externos, la incorporación de nuevos profesores y el tiempo y dedicación de los religiosos va pasando del seminario al Colegio, de modo paulatino pero irreversible.
Dos procesos cambian el panorama del San Agustín original hasta su situación actual: el primero, que al tiempo que crece el número de externos, desciende el de seminaristas; el segundo es el aumento del número de profesores laicos y disminución del de religiosos.
Uno de los inmensos beneficios que recibió la Orden al abrir el colegio fue de gran riqueza: la necesidad de tener religiosos titulados civilmente hará de la comunidad del San Agustín residencia de religiosos que, terminados sus estudios teológicos y ya ordenados sacerdotes, estudian nuevas titulaciones de ámbito civil.
También el edificio cambia con la construcción de nuevas aulas, oficinas de secretaría y administración, comedor para mediopensionistas, todo en los espacios que se pretendían usar originariamente para el seminario. Se abre el gimnasio y el parque infantil y se crea una revista para las familias llamada “Tercer-Ola”.
El aumento de alumnado puso de manifiesto uno de los talones de Aquiles del Colegio: su localización. Cuando se adquiere el terreno se piensa en un Seminario, y las características de estos centros, junto con la mentalidad de la época, hacían de la finca comprada un lugar ideal, con la ciudad lo suficientemente cerca para obtener sus servicios y lo suficientemente lejos para lo que se consideraba una necesaria separación de los candidatos con “el mundo”.
Sin embargo, como colegio de externos, la situación es otra. La finca ofrece espacio para todo; pero llegar hasta el Colegio supone salir de las zonas residenciales, cruzar un polígono industrial y alcanzar los límites urbanos. Al poco tiempo de ser inaugurado, el San Agustín quedó rodeado de fábricas y sólo al final del siglo XX se crearon zonas residenciales cercanas.
La única solución era un sistema de transportes, que condiciona los tiempos que los alumnos pueden estar en las instalaciones escolares y encarece los gastos para las familias. Al principio los religiosos intentan dar solución con la compra de una furgoneta, pero muy pronto una empresa con toda una flota de autobuses ligada al Colegio durante casi estos cinco decenios tendrá que encargarse de ello.
Esta dependencia del transporte ha sido un pesado tributo. El servicio es bueno en conjunto, pero resulta caro. Esta misma dependencia inhibe organizar actividades y dificulta la participación, como ha sucedido con muchas actividades pastorales que habrían de llevarse a cabo en momentos no lectivos.
Entre marzo y julio de 1969 se completa el proceso de reconocimiento del San Agustín para los grados Superior y Primaria y se cubre toda la enseñanza obligatoria contemplada en aquel momento. En 1970 el colegio es vanguardia al implantar francés e inglés para los cursos 3º, 4º y 5º de EGB e instalar un aula especial con medios audiovisuales para la enseñanza de idiomas. Contar con los medios técnicos de última generación para la enseñanza ha sido un leit motiv durante toda la vida del colegio hasta hoy, con las aulas digitales.
B. Segunda Etapa: Fin de la Dictadura y Transición (1970-1984)
La entrada en vigor del nuevo sistema educativo de 1970 no pilló desprevenida a la comunidad educativa del San Agustín. El colegio estaba plenamente arraigado, con todos sus niveles reconocidos, 32 religiosos en la comunidad, 27 profesores laicos, 207 seminaristas y 1.273 alumnos externos.
El espíritu de modernización estaba presente en la comunidad: “El convencimiento cada vez más profundo de que la tarea del colegio es educar, ha hecho que las tareas escolares se vean cada vez más completadas con otras actividades y sistemas tendentes a un cultivo íntegro de la personalidad”, escribía el prior y director del colegio en su informe anual al provincialato.
• La transición española
Con el fallecimiento del general Franco en noviembre de 1975 comienza el proceso político y social conocido como la “Transición española”. La dictadura persiste algún tiempo, hasta las primeras elecciones en 1977 y la Constitución de 1978. El ambiente sociopolítico se trasladó al colegio, y los informes lo mostraban:
“1976 ha sido en el colegio un año de transición, con todas las características de este tipo de periodo. El ambiente nacional, con la problemática de su adaptación al nuevo aire de gobierno, también ha llegado a la Educación. Los convenios colectivos, las subvenciones a la enseñanza, sueldos, precios e incluso corrientes didácticas han preocupado. Todavía no hemos hecho más que empezar. Por ello hay que prepararse a resistir y superar todo lo que se presente. Los más fuertes sobreviven, por eso tenemos confianza, porque contamos con la fuerza de Dios”.
• La preocupación por la supervivencia
Es la primera vez que aparece en un informe la preocupación por la supervivencia, que dura desde 1977 hasta la entrada del siglo XXI. ¿Por qué durante años se duda de que el colegio pueda existir?
El artículo 27 de la Constitución Española de 1978 reconoce los derechos a la educación y a la libertad de enseñanza. Por ello existen tres tipos de centros educativos en el país: los públicos, gestionados y financiados por la Administración Pública; los concertados, gestionados por la sociedad civil, con un ideario propio, y financiados en algunos aspectos (principalmente el salario de los profesores) por la Administración Pública; y los privados, gestionados por instituciones o empresas privadas y muchos de ellos con ánimo de lucro.
Los centros concertados dan respuesta a la imposibilidad del sistema público de atender toda la demanda escolar y a la exigencia constitucional de la libertad de enseñanza, es decir, que las familias elijan el tipo de educación que quieren para sus hijos, sin obstáculos económicos para quienes tienen menos.
Las familias eligen el centro educativo de sus hijos a partir de criterios como la calidad y formación de sus profesionales, el ideario y valores a los que dan importancia, la proximidad al domicilio, las actividades extraescolares, entre otros.
Los centros concertados no tienen ánimo de lucro. Su razón de ser es ofrecer a la sociedad unos valores e ideario que enmarquen la educación. En sus cuentas se ve que no son una inversión con lucro económico para sus titulares. Con otras palabras, ninguna orden religiosa pervive económicamente por sus colegios.
Hay dos conceptos que impiden sus objetivos: el “elitismo” —que su oferta educativa sólo la puedan contemplar familias con poder económico alto— y la “estandarización”—no diferenciarse por sus valores y formas de educar con las que están de acuerdo las familias que los escogen—.
Sin embargo, un vistazo a la realidad muestra una identificación entre tipo de centro y el perfil socio-económico de los alumnos. Los concertados han corrido el peligro de ser colegios para clases altas. El problema ha sido su continuada lucha por obtener una financiación justa. El pulso con la Administración ha sido constante, con unos gobiernos más que con otros, para evitar que el recibir los conciertos (o subvenciones, según la época histórica) significase “estandarizar” la educación, o que la falta de financiación pública les llevase hacia el “elitismo”.
El hecho de que los centros concertados se consideren colegios para clases altas ha significado un fracaso, puesto que se trata de la conculcación de la libertad de enseñanza. Los colegios concertados han gastado innúmeras energías tan solo para ver cómo podrían subsistir; y esto le ha costado a la Administración recursos financieros en su particular “lucha”, creando una gran infraestructura “pública” a veces por encima de las necesidades y dedicando tiempo, especialistas y funcionarios a una burocratización que ha ahogado a los colegios concertados.
El Colegio San Agustín se había acogido al sistema de subvenciones parciales que, al inicio de la democracia, sufrió muchos cambios. Durante la transición, los grandes acuerdos que acoplaron a todas las ideologías para que “todos estuviesen contentos” hizo que estas decisiones políticas no favorecieran la educación.
• Más allá de una cuestión educativa
En España, uno de cada tres colegios son privados o concertados. Así, España (30%) se sitúa en Europa sólo por detrás de Holanda (73,6%) y Bélgica (54,6%) en cuanto a número de alumnos en centros no públicos. Según las encuestas, los motivos para que los padres elijan estos centros son distinción, servicios y disciplina. Según algunos sociólogos, probablemente otro 30% de los padres desearía la enseñanza concertada pero, por cuestiones económicas, no puede.
La visión sobre lo público y lo concertado va más allá de la libertad de enseñanza. En esto hay dos concepciones que de algún modo se contraponen, y que se han mostrado en la Administración Educativa según quien gobernase. Para unos debe primar el principio constitucional de la libertad de enseñanza: las familias son las únicas depositarias de la responsabilidad y orientación de la educación de sus hijos, y no han de verse penalizadas económicamente por ello.
Para otros “hay que garantizar a los ciudadanos una enseñanza pública de calidad. Si para ello hay que buscar subsidiariamente conciertos concretos para aquellos lugares donde no llega la pública no pasa nada, es el modelo español. Pero yo soy partidario de crear primero el colegio público y luego el concertado”, decía el ministro de Educación en 2009: sólo la educación gestionada por el Estado garantiza el derecho a la Educación y supeditan a éste la Libertad de Enseñanza.
En 1976 se da el primer frenazo en la incorporación de alumnos. El colegio es excluido de las subvenciones en EGB; en Bachillerato, un instituto público cuesta 2.000 pesetas mensuales, y el San Agustín 39.000.El peligro del “elitismo” se cierne sobre el Colegio, que en la sociedad vallisoletana se ve “para gente con dinero”. Algo no querido ni pretendido por los religiosos, pero que no pudo ser evitado por causas ajenas a ellos.
En 1977 se consigue la subvención completa para EGB, con luces y sombras. La Administración concede el 36% de la subvención máxima contemplada. Se nota en la inmediata subida del número de alumnos, 215 más. Aún así, el resto de colegios cuentan con el 68% de la subvención. El San Agustín se siente discriminado.
• Crisis económica y social
La democracia en 1979 supuso la normalización del derecho de huelga. Los profesores de centros no estatales lo usaron para ser equiparados en sus sueldos a los de la enseñanza pública: el pagador era el mismo, el Estado, pero aquellos recibían menos que éstos. El San Agustín sufrió varias de estas huelgas y protestas dirigidas al gobierno pero que afectaba a la marcha habitual del colegio.
La lucha política se centró en dos puntos en los primeros años 80. Dicen los informes oficiales: “Los Centros no estatales se han visto engañados por promesas no cumplidas. De alguna manera, se ha puesto en juego nuestra honradez personal y profesional. La lucha se centra en conseguir la libertad de enseñanza a través de la aprobación del Estatuto de Centros por medio de la cual cada Centro tendría su propio ideario, y de la Ley de Financiación por la que se nos concederá una equiparación económica con los profesores estatales”.
Unidos en una patronal, los tira y afloja entre colegios concertados y administración pública comienza en estos años, y persistirá casi hasta la actualidad. En 1981 se aprueba el Estatuto de Centros Escolares, pero no se había resuelto todavía la Ley de Financiación, que nunca llegará. En las elecciones de 1982 gana con mayoría absoluta el partido más contrario a la enseñanza concertada. Lo que coincide con una dura crisis económica en el país:
“En las actuales circunstancias, la situación económica problemática familiar cada día se agudiza más. Y si ya es un gravamen serio la economía para los alumnos de EGB, el problema en los niveles no subvencionados, Preescolar y BUP, en muchos casos, es desesperado. Muchos alumnos, al terminar 8º EGB, no pueden continuar en el colegio debido a que los costos en BUP son realmente alarmantes. Y ante tal situación estamos totalmente indefensos y desarmados”, dice un informe oficial.
• Avanzando pese a todo
En 1976 el Colegio queda comunicado con la ciudad por autobús urbano, tras mucha presión del colegio y la Asociación de padres. En 1977 se edita por primera vez el calendario de actividades del curso (días lectivos, vacaciones, evaluaciones) y una completa agenda. En el orden interno, el Consejo Provincial aprueba los Estatutos de Administración elaborados por el Secretariado de Apostolado Educativo. Se nombra el primer consejo de dirección, formado por nueve religiosos.
El seminario sigue perdiendo espacios, y desaparecen los dormitorios y la zona residencial de seminaristas en la segunda planta, dedicada a aulas. También este año se cede al arzobispado un aula de educación especial para ASPRONA, institución de atención a discapacitados. Esta aula, que tendrá de media unos quince alumnos anuales, permanecerá en el Colegio hasta 1987.
En 1982 se habla por primera vez de la Formación Profesional en el San Agustín, en electricidad y electrónica. Durante años se trata el asunto, pero las circunstancias de cada momento, la magnitud de la inversión, la falta de acuerdo en el Consejo Provincial y en el propio Colegio y las dudas más que razonables sobre si sería finalmente financiada con concierto, impidieron que se llevase a cabo nunca.
Al tiempo que crecen las dudas sobre la pervivencia del colegio se refuerza la calidad de la enseñanza, hasta el punto que en 1979 el San Agustín será uno de los colegios elegidos por el Ministerio de Educación de Japón para que lo visiten 30 profesores de aquel país. En 1980, 35 chicos y chicas hijos de españoles en Inglaterra visitan también el colegio, en un programa ideado por los agustinos recoletos que atienden a los inmigrantes en las Islas británicas.
• Tutorías
La nueva Ley habla de un actor pedagógico de importancia fundamental en los siguientes años: el tutor. Se trata de un pedagogo que se encarga de un curso concreto y ayuda a cada alumno a superar dificultades, le recomienda lecturas o trabajos personales. Los tutores presiden las sesiones de evaluación y tienen una visión global de lo que sucede con cada alumno en todas las asignaturas.
Además, reciben a los alumnos y a sus padres, y a la evaluación sobre contenidos y aprendizaje se añade una más sobre conducta. Las “tutorías” son uno de los principales canales de transmisión de valores. Al principio los religiosos se encargan de ellas. Con la disminución progresiva de los frailes destinados a dar clase, los profesores seglares se forman en el ideario para asumirlas también.
• Orientación psicopedagógica
Otro de los avances de esta etapa es la creación del Departamento de Orientación Psicopedagógica San Agustín (DOPSA), con tres intervenciones anuales: en el primer trimestre, pruebas de análisis de la personalidad y capacidades; en el segundo, una entrevista personal; y en el tercero, la entrevista en presencia de los padres. Además, revisa las técnicas pedagógicas del profesorado.
• Asociación de Padres de Alumnos
La Ley permite un nuevo órgano que será crucial para la pervivencia del Colegio: la Asociación de Padres de Alumnos. El San Agustín fue una vez más pionero: fue la primera con reconocimiento oficial en Valladolid. A su primera asamblea en 1971 asisten prácticamente todos los padres de alumnos. En sólo un año llega al millar de asociados, que con sus cuotas establecen una serie de actividades pedagógicas y culturales o mejoras en el edificio, en una colaboración constante para conseguir mayor calidad de educación y servicios.
• Consolidación y madurez
Esta fue, en definitiva, la etapa de consolidación y madurez del Colegio como un centro solvente, de calidad y prestigio dentro de la sociedad vallisoletana, que culmina con la implantación del COU y de las enseñanzas mixtas, que abren la siguiente etapa.
C. Tercera Etapa: La crisis de la LODE (1985-1990)
La Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) regulaba la dualidad de centros, la participación de la comunidad educativa y la dirección democrática. Aunque su publicación en el BOE fue en julio de 1985, sus procesos de nacimiento, negociación, discusión, aprobación y definitiva configuración con reglamentos fueron complicados y muy influyentes desde el comienzo.
La guerra escolar se desató: enmiendas en el Congreso, manifestaciones, recursos al Tribunal Constitucional y al Defensor del Pueblo; Órdenes Ministeriales que adelantan la puesta en marcha de aspectos concretos. De hecho, en todo el país se cierran 82 centros concertados de EGB y 304 institutos de Formación Profesional.
Los colegios concertados sufrieron con dos medidas: la zonificación escolar que dificultaba a las familias la libre elección de centro; y las dificultades para garantizar el ideario propio por la creación de órganos de gestión y decisión no dependientes del titular del centro.
• Un clima de fuerte tensión entre las partes
El 17 de diciembre de 1983, 150 profesores, padres y religiosos del San Agustín se unirán a una manifestación de medio millón de personas en Madrid para presionar contra la ley. Mientras tanto, los órganos de gestión se acomodan a la legislación y en 1984 se cuenta ya con la documentación exigida (ideario educativo, estatuto de centro y reglamento de régimen disciplinario).
La relación del Consejo Escolar con el titular del centro ha sido fluida, estable, de confianza y gran respeto mutuo. Aún así hubo momentos de tensión, como la huelga de febrero de 1987 que enfrentó a padres de alumnos y profesores.
En 1986, por primera vez, el director es nombrado por el Consejo Escolar. Se crea el comité de selección de profesorado y la comisión de conciliación para problemas de disciplina del alumnado. Las reuniones con los padres y profesores fueron continuas y, en algunos casos, muy concurridas, con el salón de actos abarrotado para explicar los pormenores de los proyectos de ley y de las órdenes ministeriales.
El gobierno de 1982 congeló las subvenciones e hizo inviable el III Convenio de la Enseñanza Privada, por lo que hubo tensiones entre profesorado y religiosos. Desprofesionalizó y politizó la inspección, desplazando a profesionales de gran experiencia. Denegó subvenciones y lo notificó con el curso en marcha. Tampoco admitió nuevas solicitudes de creación de centros concertados.
La respuesta del Tribunal Constitucional fue interpretada como un éxito por todas las partes. Fueron declarados inconstitucionales dos números relativos al ideario educativo. El Ministerio de Educación desarrolla los reglamentos, dos de influencia decisiva para la enseñanza concertada: “Criterios de admisión de alumnos en los centros sostenidos con fondos públicos” y “Reglamento de normas básicas sobre conciertos educativos”.
La Administración invierte en nuevos centros públicos, no en las zonas donde más se necesitan, sino donde ya hay puestos escolares concertados, en un contexto de descenso de la población escolar, por la baja natalidad.
Dentro de la Iglesia hubo tensiones y desacuerdos. Las Órdenes religiosas y los padres de alumnos pretendían no firmar los conciertos para no dar carta blanca al Gobierno. Pero la Conferencia Episcopal interviene inesperadamente para pedir que se acepten esas condiciones. La patronal, a la vista de lo ocurrido, deja libertad a cada centro, al no existir una posición de fuerza común. La mayor parte de los colegios firman, incluido el Colegio San Agustín: lo contrario hubiera sido el ahogo económico y la desaparición.
• Implicaciones directas para el Colegio San Agustín
“La LODE es un ataque frontal al derecho de los padres a elegir el centro y la educación que prefieran para sus hijos; discrimina a los profesionales de la enseñanza privada y no garantiza su puesto de trabajo en el caso de rescisión del concierto; expropia al titular su derecho a dirigirlo, no garantiza el mantenimiento del ideario o carácter propio del centro, ni ofrece un compromiso serio y real de financiación”, escribe el director del colegio tras la firma del concierto.
La ley contemplaba dos obstáculos a la hora de admitir al San Agustín en los conciertos: necesidad de transporte y comedor escolar. Para añadir dificultades, en la comisión encargada de valorar cada centro para su acceso a los conciertos, no tomó parte ningún representante del extrarradio que diese cuenta de su situación real. Como la ley penaba el uso del transporte, el colegio San Agustín es colocado en el penúltimo puesto de acceso. Sólo alcanzará el concierto pleno en 1988.
El concierto pleno suponía un déficit de diez millones de pesetas anuales, algo así como 144.000 euros de 2012. El Colegio, con la APA como gran aliada, comenzó a buscar fórmulas para superar ese desfase. Pero cada año la Administración imponía un baile de cifras y contenidos en las actividades y servicios complementarios, una de las fuentes de financiación, no siempre aprobadas o denegadas por causas objetivas y conforme a un criterio educativo.
Las subvenciones se recibían al final de cada trimestre, creando problemas para el pago mensual de los empleados. Y las cuotas de las familias estaban congeladas desde el año 1979. El nuevo sistema dificulta la obtención de becas para alumnos de colegios concertados y la zonificación obliga a enviar a los hijos al centro más cercano si hay vacantes en él, eliminando de cuajo la capacidad de elección de centro. Esto es aún más grave en el caso del Colegio San Agustín, que a su alrededor no tenía en la época zonas residenciales, sino industrias.
• Avances pedagógicos
En el curso 1984-1985 se inicia la experiencia de admitir alumnos de ambos sexos, debido a que decrece la demografía infantil, se considera más pedagógica la coeducación y el colegio necesita de alumnado. Además se implanta la ludoteca en preescolar y la primera aula de informática.
En 1985 se introduce el COU, mixto desde su inicio, con cifras muy altas de éxito (por encima del 90%) en la prueba de acceso a la universidad. Contribuyó a fidelizar el alumnado, al poderse estudiar en el San Agustín todas las etapas preuniversitarias. Además, se incorporaron al Bachillerato y COU alumnos de otros centros, lo que incrementó la demanda.
En 1987 se decide dar un nuevo uso a la iglesia, cerrada por un desprendimiento sin consecuencias durante unas primeras comuniones. Tras algunos arreglos y ser desacralizada, se convierte en un espacio de usos múltiples para deporte, recreo y esparcimiento de los pequeños en tiempos de lluvia o frío.
En 1988 se aumenta el BUP hasta los 640 alumnos y se empieza a aceptar la inscripción de niños desde los tres años de edad.
Firmado el VIII Convenio de la Enseñanza Privada, durante el año de 1989 en el San Agustín preocupan los derroteros de la nueva reforma legislativa, cuyos borradores comienzan a aparecer. El San Agustín es, por primera vez, el demás alumnos en todo Castilla y León(2.544), en torno al 14% alumnas. Cuando unas tormentas habían pasado, se avecina una nueva borrasca.
D. Cuarta Etapa: LOGSE y LOPEG, una nueva concepción
del sistema educativo (1990-2006)
El Libro Blanco de la Educación publicado en el proceso de redacción de la LOGSE y las filtraciones sobre los Diseños Curriculares de Base hacían prever que cambiarían los cursos obligatorios, los contenidos, los métodos pedagógicos… Había que pensar en la actualización de estructuras, personas, sistemas, y en inversión económica.
• Una ley que modificó completamente el panorama educativo
La LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo) del 3 de octubre de 1990 supuso la descentralización de la enseñanza, al dejar en las Autonomías la gestión de la educación y la redacción de un porcentaje muy importante de los contenidos. La Ley opta por un sistema constructivista, con un currículo abierto y flexible con diferentes niveles de concreción: leyes estatales y autonómicas, estatutos de centro, de aula o incluso de alumno en particular.
También dio más capacidad de acción a los Consejos Escolares, lo que quedó aún más explícito en la Ley Orgánica de Participación, Evaluación y Gobierno de los centros docentes (LOPEG, 1995). La LOGSE introdujo la promoción automática al curso siguiente según circunstancias, reguló la educación para alumnos con necesidades especiales, normalizó la formación permanente del profesorado, definió la función de inspectores y tutores, fomentó la compensación de desigualdades y redujo el número de alumnos por aula, desde los 40 hasta los 25.
Pero el cambio más visible fue una nueva estructura de niveles educativos. El régimen general pasa a constar de tres etapas (Infantil, Primaria, Secundaria) obligatorias hasta los 16 años. A continuación, los alumnos pueden hacer un Bachillerato en dos años con diversas modalidades: Artes, Tecnológico, Ciencias Sociales, Ciencias de la Salud y Humanidades. Cada modalidad capacita para cursar estudios universitarios una vez superada la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).Los alumnos pueden optar también por la Formación Profesional.
La Ley prevé la existencia de centros de educación públicos, privados y privados concertados. La enseñanza de la Religión Católica queda de oferta obligatoria en todos los centros y elección libre y voluntaria por parte de los alumnos.
• Aspectos pedagógicos y aspectos políticos
La LOGSE tenía buena carga política, pues coartaba la libertad para elegir centro educativo, no garantizaba la formación religiosa y discriminaba la financiación de los concertados. De nuevo hubo manifestaciones y los titulares de centros concertados, órdenes religiosas, asociaciones de padres y sindicatos de profesores crearon una plataforma de presión. La Ley se publicó el 4 de octubre de 1990 entre la indiferencia del profesorado y la inquietud de la enseñanza de iniciativa social.
Los problemas en los concertados estaban en las autorizaciones previas para la admisión de alumnos en los tramos de 12 a 16 años, la no aceptación de la gratuidad de la enseñanza de los 3 a 6 años ante el riesgo de una huida clamorosa del alumnado de la pública a la concertada, los gastos en la reestructuración (desde la formación de los profesores hasta la construcción de nuevas aulas, dado que el ratio pasaba de 40 a 25 alumnos por aula).
Las críticas técnicas vinieron por el lado de la “nivelación a la baja”, la pérdida de carga lectiva para asignaturas instrumentales, el aumento y dispersión de optativas. En los siguientes años se intentará solventar el problema de calidad y de fracaso escolar que la aplicación de la LOGSE, si no produjo, tampoco solucionó.
En 1996 el Colegio San Agustín publica su primer Reglamento de Régimen Interior (RRI), que se incorpora al Proyecto Educativo de Centro junto con los proyectos curriculares de nivel, ciclo o área.
• Un reto de decisión y creatividad
Una vez conocida la Ley, los agustinos recoletos comprenden que necesitarán mantener el mayor número de alumnos en el centro para hacerlo viable. Fue un reto a la decisión y creatividad de la Provincia y su apostolado educativo, una definición más clara de su identidad en los diseños curriculares, una modernización de métodos y una colaboración mayor entre los actores de la enseñanza católica.
Casi cada año el Colegio tendrá que luchar para que le sean autorizadas todas las aulas que puede ofertar. Así, ya en el primer curso la concesión de nueve aulas de primaria sólo vendrá después de varias denegaciones y alegaciones. Esto ha supuesto gran desgaste en las tareas administrativas de forma permanente.
La implantación de la LOGSE en el Colegio coincidió con la informatización de Secretaría y Administración, que supuso gran esfuerzo de recursos y tiempo.
• Diez años de acomodación y transición entre sistemas
Durante años subsistieron dos sistemas en el Colegio, el antiguo de EGB-BUP-COU y el nuevo de Primaria-ESO-Bachillerato, puesto que la incorporación fue progresiva comenzando desde los alumnos de primero de primaria del curso 1991-1992.
La adaptación produjo una bajada continuada del número de alumnos. En 1991 hay 2.452, con chicas en todos los cursos aunque sólo son el 20%. Al pasar a 25 alumnos por aula frente a los 40 anteriores, se pierden cada año 75 plazas. Al final del proceso, en 2001, primer año íntegramente en el nuevo sistema, serán 1.804 alumnos. Se retiró de las aulas del San Agustín a casi el 30% del alumnado.
La Ley tuvo como aspecto positivo un gran avance en la interrelación entre los profesores de un mismo grupo y de un mismo departamento; éstos hubieron de acostumbrarse a la evaluación continua; por contra, la burocracia aumentó: “nos sentimos sepultados por impresos, documentos, planes y estadísticas”, decía uno de los gestores. Cada centro debe elaborar un extensísimo Plan a principios de curso y una memoria al final, sin eliminar ni disminuir otros papeleos.
El Proyecto Educativo de Centro (PEC) se presentó al Ministerio por primera vez en 1996. Ha sido un instrumento valioso, comenzando por los mismos profesores seglares, que deben atenerse al modelo de educación que se ofrece a la sociedad.
La idealización del concepto democrático de gestión se diluyó en los primeros 90. El representante de UGT, uno de los sindicatos de más raigambre, decía que “no se nota pasión sindical” en las elecciones para el Consejo Escolar. La participación de los padres fue casi nula, las candidaturas presentadas ni siquiera cubrían la demanda: tres candidatos para cuatro puestos en el Consejo Escolar en 1990.
La dificultad se entiende cuando se comprueba que en el Colegio San Agustín había autorizados en 1993 un centro de educación infantil con 9 unidades de 2º ciclo y 225 escolares; otro de educación Primaria de 30 unidades para 760 escolares; un Centro de Educación Secundaria de 20 unidades con 600 plazas; y 8 unidades de Bachillerato no concertado de 280 puestos, modalidades de Ciencias de la Naturaleza y de la Salud y Humanidades y Ciencias Sociales.
• Estabilización de los conciertos
El proceso de renovación de conciertos se estabiliza y acaban las incertidumbres. En el año 2001 se consigue el concierto para Infantil y desde el año 2008 se pide el concierto en Bachillerato. Se han conseguido niveles en el paso de ESO concertada a Bachillerato no concertado cercanos o superiores al 80%, no alcanzados por otros centros similares, lo que se consiguió con esfuerzo y calidad.
Ante el afán de mayor libertad, los padres muy poco podían hacer para mantener a sus hijos en colegios concertados una vez que pasaban al nivel de pago. Pero el San Agustín siguió con una media de 31 alumnos por aula cuando la mayoría de los concertados de la ciudad sobrevivían con 15.
• Un nuevo concepto de la gestión escolar de los centros de religiosos
En 1994 la comunidad se plantea por primera vez la separación ordinaria de los cargos de prior y director del colegio, germen del modelo actual de gestión. Cuatro años después, el borrador de los Estatutos de Centros Docentes elaborado por el Secretariado de Apostolado Educativo de la Provincia de San Nicolás de Tolentino establece la división entre dirección escolar y prior de la comunidad. Era el fruto maduro de una reflexión que ya parecía lógica y conveniente.
La LOPEG de 1996 completa en el área de gestión lo que la LOGSE había promovido en el área pedagógica. Obliga a que todos los centros elaboren y aprueben su Proyecto Educativo, permite que haya un solo director, Consejo Escolar y Claustro de Profesores para los distintos niveles concertados. El Consejo Escolar tendrá una duración de cuatro años, renovándose por mitades cada dos años; y el director lo será también para cuatro años.
En mayo de 1999 la comunidad se pregunta por primera vez qué profesores seglares podrían participar del equipo de gestión. El número de religiosos de la comunidad involucrados en el colegio desciende paulatinamente y su media de edad sube año tras año. En el curso 1999-2000 cuatro laicos son incorporados en el equipo directivo para ofrecer asesoría y opinión.
En el curso siguiente los ayudantes laicos de dirección pasan a denominarse coordinadores. Colaboran con los directores de etapa, impulsan actividades, coordinan los departamentos, los proyectos curriculares, y las memorias; mantienen el contacto con los profesores y recogen sus sugerencias y necesidades. De los 98 profesores en el Colegio San Agustín, 16 son religiosos y 82 laicos.
El 8 de abril de 2000 el prior provincial con su consejo aprueba los Estatutos de los Centros Docentes de España. En ellos se establece y regula la nueva estructura de gobierno y su relación con las comunidades religiosas de referencia. La comunidad queda estructurada con un prior que atiende a la comunidad y un director general que se responsabiliza de la tarea docente.
Por otro lado, la Iglesia respira la “corresponsabilidad” de los laicos. Un punto bien presente en el Concilio Vaticano II pero que todavía no había desarrollado su plena correspondencia entre el plano teórico y el práctico, en parte porque son muchos siglos de clericalismo. Desde esa primera mención en unas actas oficiales hasta la actualidad se da un camino de progreso, preparación e incorporación definitiva de laicos a las tareas de gestión, en un ciclo de unos diez años.
El año 2003, y por primera vez en su historia, el colegio San Agustín pone al frente de la ESO y el Bachillerato a un profesor laico. Después de haber sido coordinador durante tres cursos, el capítulo local lo confirmó como jefe de estudios de los niveles superiores. Esto permitió que dos religiosos, antiguos directores de nivel, se situasen al frente de la pastoral, dedicando su tiempo y esfuerzos a ese campo.
El año 2009 se nombra el primer director general laico del Colegio San Agustín. En diez años se pasa de buscar la asesoría y apoyo de los laicos a dejar en sus manos la dirección. Se puso en marcha un programa de formación en el carisma agustino recoleto y sus valores educativos en un curso de tres años que se inició con veinte profesores con la idea de extenderlo a la totalidad.
Esto se completará con otras actividades, algunas que envuelven a los profesores de todos los colegios de la Provincia de San Nicolás de Tolentino en España. Se busca una formación espiritual y de valores para la concordancia de las actividades pedagógicas con el ideario del centro, así como la vivencia de valores agustinianos como la fraternidad, la convivencia y el conocimiento mutuo.
Hitos de la corresponsabilidad de los laicos en el Colegio San Agustín |
· 1966-1967: cuatro profesores laicos se incorporan al Colegio. · 1982: Los profesores laicos, tutores de la segunda etapa de EGB y BUP. · 1999: cuatro profesores laicos asesoran al Equipo Directivo · 2003: Laicos al frente de la Dirección de ESO y Bachillerato · 2009: Director general laico |
• La Fundación San Agustín
Uno de los problemas más graves de la LOGSE fue la financiación. Perdidos los ingresos por actividades complementarias y reducido el bachillerato a dos cursos en vez de los cuatro anteriores, se perdían fuentes de financiación. Los gestores, especialmente el director del centro, con la ayuda del asesor jurídico, deberán ingeniar y aprovechar al máximo los recursos que ofrecía el Colegio.
Para cumplir escrupulosamente la Ley y contar con el apoyo de los padres de la manera más transparente, se constituye la Fundación San Agustín. Desde 1995 se informa a los padres en seis grandes reuniones que requirieron de mucho esfuerzo, matización de opiniones y búsqueda de la compresión de todos.
La Fundación significó salvaguardar la calidad, mantener el ideario y superar los déficits de los conciertos. En mayo de 1995 ya cuenta con 997 socios. El curso siguiente se registra oficialmente y de los 1.330 alumnos en niveles concertados, 1.073 padres están en ella. Además, permite desgravar impuestos con las aportaciones. Una de las primeras actividades sufragadas fue contratar una profesora especializada en audición y lenguaje para alumnos discapacitados.
El Colegio basa los tres pilares de su oferta educativa en la calidad de la enseñanza, la labor pastoral y el fomento y práctica del deporte. El prestigio y atractivo de un centro católico como el San Agustín necesitaba de esa financiación adicional para continuar con el grado de aceptación social que tenía. Además, se potencian las áreas transversales, con valores como la paz, la ecología o la tolerancia.
La Fundación San Agustín permitirá reforzar las clases de español, inglés, francés, matemáticas y religión; financiará viajes culturales, clases de mecanografía e informática, asistencia a una granja escuela, logopedia, guardería, un Proyecto de Activación de la Inteligencia (PAI), talleres de prensa y comunicación, adquisición de materiales y ordenadores, curso de iniciación a la Biblia a profesores de religión y tutores, y un sinfín de actividades más.
• Un contexto social complicado
“La sociedad vallisoletana sigue demandando la educación del colegio San Agustín de modo que, hasta ahora, no nos faltan alumnos a pesar del descenso de la natalidad y de la depresión económica, habida cuenta además de que, contando el importe del transporte escolar, nuestro colegio resulta el más caro de la ciudad. Los padres buscan lo mejor para sus hijos y son muy exigentes; miran con lupa todo, desde el parque infantil hasta el saludo que se les dispensa. (…) No son pocos los que, aunque ellos no sean practicantes [de la religión] al uso tradicional, tienen un hondo sentido ético y religioso y buscan para sus hijos una educación coherente con sus principios”, se escribe en un informe oficial en los 90.
El contexto en que se mueve la labor educativa es importante. A mediados de los 80 el número de escolares que accedía al primer curso de EGB era de unos 780.000/año en España; en 1997, la cifra ha descendido a 380.000. Ver esa demanda constante en el San Agustín era un acicate para continuar.
En la admisión de alumnos hubo modificaciones para eliminar toda discriminación económica, y se obliga a la escolarización en todos los centros sostenidos con fondos públicos de alumnos con necesidades especiales. En cuanto a la selección del profesorado, se permite que la comisión de selección esté constituida únicamente por el titular del centro y el director académico.
El sistema LOGSE-LOPEG trajo dos visitantes inesperados: la falta de disciplina y el fin de la tradicional unión entre padres y profesores. La problemática del alumnado de los últimos dos cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria era conocida y temida: bajo rendimiento; desmotivación; obligatoriedad aun cuando algunos no están interesados en los estudios; menor disciplina académica.
En el Colegio, la preocupación grave por la disciplina aparece en 1998: “Cada vez son mayores las dificultades porque los alumnos se sienten con muchos derechos. No podemos pensar que tenemos todo el apoyo de las familias. Podemos llegar a momentos de dificultades especiales. Es necesario que no haya impunidad, mayor contacto con los padres y aplicación del Reglamento de Régimen Interno”.
El San Agustín no quedó libre de esa nueva experiencia casi global de casos más graves en otros países, peticiones de dar autoridad jurídica al profesor, profesores que han sufrido desde bajas psicológicas hasta ataques en toda regla, el desinterés de los padres y dar la razón al alumno/hijo por opción…
En cuanto a los padres, el problema más común ha sido la falta de interés por su papel en el Consejo Escolar, con bajísima participación en las elecciones y, en ocasiones, falta de candidatos. Más graves por su repercusión social llegaron a ser las acusaciones de padres en los medios de comunicación contra profesores sin antes de haber pasado por el Centro para ver qué había pasado objetivamente. Los medios de comunicación tampoco siguieron planteamientos deontológicos en el tratamiento de las noticias, produciendo situaciones sumamente desagradables.
En el año 2001 se creó una comisión de convivencia, dados los casos graves de disciplina en el centro, formada por el jefe de estudios, el director, dos profesores, y el tutor del curso del alumno en cuestión.
• Calidad educativa
Otro aspecto que iniciará su andadura a partir de 2002 es el fortalecimiento de la Calidad. En diciembre se aprueba la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE). No ha ejercido gran influencia en el sistema, puesto que solamente tuvo dos años de vigencia, paralizada tras el cambio de gobierno en 2004, y no llegó a tener un Reglamento. Sin embargo, muchos centros comenzaron a aplicar planes de Calidad que no sólo no abandonaron, sino que fortalecieron.
El Colegio San Agustín aplicó el Plan Educes mediante una dinámica de reuniones semanales del profesorado, por lo que crecieron la coordinación y el trabajo en equipo. El Plan incluye auditorías, internas y externas: se comprueba que todos los registros estén en orden. Cuando son externas, dos auditores a lo largo de dos días revisan todo y presentan su informe con las conformidades y los elementos que deben ser cambiados o mejorados.
• La enseñanza de idiomas, puerta de futuro
A partir del año 2000 la educación en idiomas recibe un nuevo impulso cuando 78 alumnos entran en el Programa Leonardo da Vinci. Los pequeños cursos de verano en la casa de los agustinos recoletos en Honiton (Inglaterra) con un número limitado de alumnos de décadas anteriores culminarán con la implantación de los intercambios con colegios de otros países y, finalmente, las aulas bilingües.
E. Quinta Etapa: La Educación en un mundo globalizado (2005-2012)
El último gran esfuerzo de adaptación que el Colegio San Agustín ha sufrido a causa de una legislación se ha dado con la Ley Orgánica de Educación (LOE). Otras novedades no proceden del contexto legal, sino de la Sociedad de la Información.
• LOE: la última gran reforma educativa
La puesta en marcha de la nueva Ley tampoco estuvo exenta de polémicas, manifestaciones y sospechas en lo relativo a la enseñanza concertada y a la despreocupación por la calidad, la promoción de los alumnos, y la disciplina.
La LOE, según su preámbulo, intenta salvaguardar la calidad de la educación para todo el alumnado, la equidad que garantice la igualdad de oportunidades, la transmisión y efectividad de los valores que favorezcan la libertad, responsabilidad, tolerancia, igualdad, respeto y justicia.
Las polémicas que trajo esta Ley hoy en vigor fueron la eliminación del área de religión en Primaria excepto en los colegios católicos (por lo que no afectó al San Agustín) y la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, quitando horas lectivas a Lengua, Literatura y Religión.
El objetivo de esta nueva asignatura era “conocer y apreciar los valores y las normas de convivencia, aprender a obrar de acuerdo con ellas, prepararse para el ejercicio activo de la ciudadanía y respetar el pluralismo propio de una sociedad democrática”. Dicho así, la afirmación no ofrece ningún inconveniente. El problema fue definir contenidos concretos, puesto que podían suponer un adoctrinamiento político sutil. Las editoriales del mundo educativo prepararon textos diferentes conforme al ideario educativo de cada centro, que tenía facultad de escogerlos.
Aunque en algunos casos hubo situaciones de tensión y familias que presentaron objeción de conciencia a la asignatura, el sentido común, la negociación y la moderación sirvieron para en el Colegio San Agustín no hubiese dificultades, con tan solo dos familias que ejercieron la objeción de conciencia a la asignatura.
La crítica con más carga de profundidad contra la LOE y que no ha quedado completamente solucionada venía de aspectos más técnicos y más importantes en el día a día de los colegios. En su dictamen, el Consejo de Estado indicó: “Hay elementos como la educación en el mérito y la capacidad individual, que es el baremo por el cual los estudiantes van a acceder al mundo profesional, laboral o adulto en general (desde luego la Constitución así lo impone al menos para el sector público) que no aparecen mencionados ni una sola vez [en la Ley]”. La Ley propicia la falta de exigencia y permite pasar de curso con materias suspendidas.
No fueron solamente sectores católicos los que se mostraron contrarios a la LOE, pues también protestaron los centros de educación especial, profesores de secundaria, confederaciones de estudiantes o sindicatos.
Otros factores que en su momento pudieron ser decisivos para el cierre del centro, han aminorado su influencia. El mapa de zonificación cambia en el 2008 e incluye nuevas áreas residenciales. Si hasta entonces el Colegio había sido muy castigado por su localización, los cambios urbanísticos en el sur de Valladolid lo han integrado hoy en el entramado urbano y no puede calificarse más de extrarradio.
• En la sociedad de la información y del conocimiento
El Colegio San Agustín se ha centrado en los últimos tiempos en la organización de su oferta educativa para un mundo globalizado, una gestión corresponsable con los laicos, una comunidad religiosa nunca tan multifuncional como en el presente y el esfuerzo por la calidad. Atrás han quedado, al menos de momento, las batallas con la Administración o las dudas sobre la supervivencia del centro.
El programa MentorVox desde 2005 es una de las respuestas a la cultura de la Sociedad del Conocimiento. Se trata de una comunicación en tiempo real con los padres sobre las faltas de asistencia, problemas de conducta o de actitud, presentación de tareas. Esto ha permitido recuperar parte de la complicidad entre padres, profesores y colegio, que durante los lustros había sufrido deterioro. Esta cuestión es de suma importancia: sólo en el año 2008 se firman 50 cartas de expulsión temporal o total y hay 800 envíos de alumnos fuera de la clase.
También se implantan las aulas digitales; un servidor central reúne los contenidos de los departamentos y niveles que se distribuyen por red inalámbrica; los proyectores y las pizarras digitales llegan a todas las aulas. Estos servicios y la acomodación de todos los registros y archivos a la Ley de Protección de Datos requerirá gran inversión en recursos y formación del profesorado.
Junto con ello, se renueva y profesionalizan los servicios de la web, que nació en 1999 como proyecto voluntario y pionero entre todos los colegios de Valladolid, y es hoy referencia para la comunidad educativa, alumnos y familias, con más de tres mil noticias, eventos o circulares, 35.000 fotografías y recursos en el Aula Online.
• Refuerzo de los proyectos de calidad y enseñanza de idiomas
En esta última época se hacen efectivos procesos iniciados antes. El año 2004 se obtiene y en el 2007 se recertifica la calidad ISO9001. En 2008 se inicia en primaria la educación bilingüe en inglés y español, que se implanta progresivamente. Varias asignaturas no directamente relacionadas con el inglés se imparten en este idioma: Conocimiento del Medio y Educación Artística (Música). Y se refuerzan las segundas lenguas extranjeras con francés y alemán como opción.
El Colegio participa de una red de centros de intercambio que implica una doble tarea: el envío de alumnos durante una temporada a esos colegios y la recepción de alumnos extranjeros en Valladolid. El San Agustín trabaja con centros educativos de Milford (Estados Unidos), Lille (Francia) y Berlín (Alemania), y con un colegio portugués dentro del Programa Comenius de la Unión Europea; otras experiencias se dan con un colegio surcoreano dentro del programa Interway.
• El San Agustín, modelo de educación y de práctica de valores
La LOE se centra en la promoción de valores como la igualdad de género y la erradicación de comportamientos de exclusión, antidemocráticos o racistas. Algunas actividades del San Agustín han sido programas de educación afectivo-sexual o de concienciación sobre los juguetes, evitando los sexistas y los bélicos.
Muy significativa y destacada por los medios de comunicación locales fue la experiencia del musical El Cid, con alumnas protagonistas aun interpretando papeles masculinos y un enfoque reivindicador de la mujer. Un hito en un colegio que nació como seminario y que en sus primeros decenios fue masculino. La paridad se ha ido compensando entre alumnos, profesores y equipo directivo.
También se incorporan cambios en las normas de convivencia y se acomodan los documentos a la legislación sobre derechos y deberes de los alumnos. Para ello se redacta un nuevo Reglamento de Régimen Interior y la comisión de convivencia del Consejo Escolar recoge las actividades preventivas (formación, organización, convivencia…) y las situaciones de conflicto planteadas durante cada curso, así como su desenlace, en estrecha relación con las direcciones de estudio.
• Educar como siempre, renovar sin descanso
El Colegio San Agustín del siglo XXI no abandona sus valores originarios y su compromiso con las familias que quieren su ideario, ni deja de avanzar y renovar en la vanguardia educativa, uno de sus valores irrenunciables. Se ha reforzado continuamente la formación permanente del profesorado, integral, religiosa, humana, académica y profesional. Se establecen algunos mínimos y una serie de áreas prioritarias: bilingüismo, nuevas tecnologías, atención a la diversidad, relaciones sociales, formación agustiniana y procesos de calidad.
Desde el año 2007 y tras años de consultas y de maduración, se implantó el uniforme escolar, desde los más pequeños y subiendo niveles año a año. Eso ha cambiado el aspecto visual del colegio.
En 2009 se abre la Educación Infantil de 0 a 3 años, con importantes cambios materiales debido a las instalaciones que este tipo de alumnado necesita, y el colegio llega a ocupar por primera vez parte del pabellón tradicionalmente destinado a residencia de los religiosos y oficinas. El año 2010 comienza con una oferta de 107 plazas y una demanda social que supera a la oferta.
Otro de los cambios del nuevo decenio será la aplicación de la jornada continua en todos los niveles, para evitar desplazamientos, rebajar el coste del transporte y hacer más fácil la conciliación del tiempo laboral y no laboral en las familias.
5. El proyecto pedagógico del Colegio San Agustín hoy
El proyecto pedagógico del Colegio San Agustín es una oferta de educación católica a la sociedad y un compromiso respecto a quienes escogen el Centro. Su titular, la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos, tiene una forma de ser, pensar y actuar que nace con san Agustín en el siglo IV, se complementa con la Recolección en el siglo XVI y suma un continuo diálogo con la sociedad de hoy a la que sirve.
Este ideario promueve una sociedad fraterna y solidaria, que valora positivamente a la persona; defiende el diálogo y la aceptación del otro desde la libertad, el cultivo del espíritu crítico, la cercanía y la amistad, el respeto, la vida de fe en Jesucristo; y el testimonio personal como base de toda pedagogía.
El alumno debe “aprender a ser”; de ahí la importancia de la interioridad, la verdad y la libertad responsable. Se desea que aprenda también a “amar y compartir”. La capacitación intelectual y técnica es importante, así como la formación para el tiempo libre, la cultura, el deporte, el respeto a la naturaleza, la espiritualidad.
Toda la comunidad educativa (religiosos, profesores, alumnos, padres y madres, tutores legales, personal de administración y servicios y personal colaborador) participa de estos valores. Se quiere constituir como auténtica comunidad cristiana, con responsabilidades compartidas y una gestión participativa.
El plan director 2009-2014 quiere fortalecer, actualizar, renovar y modernizar cinco áreas principales: departamentos didácticos, tutorías, innovación pedagógica (nuevas tecnologías, jornada continua, escuela infantil, comedor), plurilingüismo e identidad propia (formación del profesorado, carisma agustino-recoleto, implicación del cuerpo docente).
Directores del Colegio San Agustín | |
1961-1964 | Luis Arribas, OAR |
1964-1967 | José María Echeverría, OAR |
1967-1970 | Joaquín Úriz, OAR |
1970-1973 | Ramón Alzórriz, OAR |
1973-1979 | José María Abadía, OAR |
1979-1982 | Florencio Juntas, OAR |
1982-1985 | Miguel Ángel Tejada, OAR |
1985-1988 | Marciano Santervás, OAR |
1988-1991 | Francisco Javier Legarra Lopetegui, OAR |
1991-1994 | José Félix Troncoso, OAR |
1994-2000 | Marciano Santervás, OAR |
2000-2006 | Benjamín Miguélez, OAR |
2006-2009 | Francisco Javier Marcilla, OAR |
2009- | Tomás Sanz |
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