La enseñanza de idiomas fue desde los comienzos una manera de integrarse en la sociedad taiwanesa. Jesús Antonio Lasheras entrega un diploma acreditativo de curso y da clases en la universidad.

Historia de los 48 años, un mes y 27 días de presencia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos en Taiwán.

a) Pioneros

Los primeros recoletos en Taiwán fueron auténticos pioneros. Y, como tales, hasta sus viajes no estuvieron exentos de circunstancias curiosas y de novedades. El día 3 de junio de 1963 Melecio Ho y Felipe Liu, recoletos de origen chino, salieron de España rumbo a Roma. Llegaron pocas horas antes del fallecimiento de Juan XXIII. El 9 de junio llegan a Taipei, el 13 a Kaohsiung y el 14 a Fengshan para estudiar el minnan.

Por su parte, los dos españoles, Manuel Piérola y Antonio Lasheras, llegaron el 17 de junio a Taipei, el 24 a Kaohsiung, y el 28 se establecieron en Hsinchu, donde comienzan el árido aprendizaje del mandarín y del inglés con el profesor Chu.

Al poco de llegar, Piérola es hospitalizado en los Camilianos y no puede reincorporarse a las clases hasta septiembre. Las enfermedades y accidentes serán, por desgracia, una compañía asidua de los Recoletos en Taiwán casi desde el primer momento: caídas en moto, problemas de salud diversos, agravados con los años…

El 24 de febrero de 1964 el vicario de Filipinas, Moisés López, hace su primera visita canónica a Taiwán. En Fehgshan se encuentra con los dos recoletos chinos, cuatro días después visita en Hsinchu a los dos españoles. El 2 de marzo vuelve a Manila.

La primera reunión de los cuatro recoletos juntos no ocurre hasta el 11 de julio de 1964 en Fehgshan. Desde entonces se encargan de los cuatro ministerios que les entrega el obispo. Melecio Ho, con ayuda del dominico P. Kuo alquila en Linyuan una casa y descubre un total de 33 fieles. En la primera misa dominical en San Agustín hubo 13 asistentes. Una imagen de la realidad a la que se habrán de enfrentar pastoralmente: pocos católicos y, además, con un bajo porcentaje de asistencia.

El vicario provincial en Filipinas vuelve en julio de 1964 y entrega un cheque de 4.500 dólares para comprar un terreno en Taliao. En octubre se compra una finca de 3.000 metros cuadrados en Shan-Shie y el 23 de diciembre se pone la primera piedra. Éste será el centro misionero y casa madre de los Agustinos Recoletos en Taiwán.

La iglesia de San Nicolás se inaugurará al año siguiente, en mayo, con la presencia del prior provincial, Candelas Moriones; del vicario de Filipinas, Inocencio Peña; del secretario de la Provincia, Alejandro Remírez; y de los cuatro misioneros recoletos destinados en Taiwán. Asistieron alrededor de 1.000 católicos.

El templo tiene 26 metros de longitud y 13 de ancho, dos sacristías a los lados del presbiterio y un esbelto campanario de 15 metros de altura que dominaba un hermoso panorama, aunque hoy se ve pequeña junto a las torres de apartamentos que la rodean.

La residencia constaba de seis habitaciones, sala de comunidad, biblioteca y servicios. En el primer piso tenía un comedor, cocina, sala parroquial y oficinas. Parte del tejado se destina azotea.

Ese mismo año llegan dos recoletos más de origen chino, para hacer un total de seis, cuatro chinos y dos españoles. Atienden a un total de 78.000 habitantes, 700 de ellos católicos. Desde San Nicolás se atienden 22 poblados, y desde Linyuan otros 19.

En Linyuan se deja la casa de alquiler y se compra un terreno de 2.000 metros cuadrados. Se firman los contratos de obras y el 3 de diciembre de 1965, coincidiendo con la fiesta de San Francisco Javier, patrono de las misiones, se pone la primera piedra de la nueva casa.

El edificio se inaugura el 29 de abril de 1966. En el primer piso está la capilla pública, oficinas parroquiales, salas de instrucción y las habitaciones de los empleados. En el segundo piso está la vivienda de los religiosos, un oratorio, la cocina, el comedor, una salita biblioteca y los servicios. El edificio mide ocho metros en su parte más ancha por cinco en la menor y 15 de largura total.

Los seis recoletos viven separados entre San Agustín y San Nicolás, y uno de ellos, Benito Suen, vive en el seminario diocesano, encargado por el obispo de ser el director espiritual de los seminaristas.

Casi desde el comienzo se abren los parvularios: el 1 de mayo de 1966 el de Linyuan y el 1 de septiembre el de Taliao. Atienden una urgencia social: son muchas las familias que necesitan de este servicio. Y cumplen dos objetivos más: conseguir recursos para la vida de la misión y acercarse a las familias no cristianas.

A lo largo de estos casi 50 años todos los kínder abiertos por los religiosos han tenido momentos de grave crisis, unas veces económica, otras por el estado de sus instalaciones, las más por motivaciones legales y burocráticas. En los 70 este tipo de instituciones crecieron como hongos, ejerciendo una continua presión de competitividad y de endurecimiento de las leyes.

En 1968 comienza otro de los trabajos que más tiempo ha ocupado en la misión taiwanesa: la traducción. Benito Suen publica un libro en chino sobre el padrenuestro y el avemaría anteriormente editado en español por los dominicos.

A comienzos de 1973, a los 10 años de haber llegado, la situación de la Orden en Taiwán es la siguiente: hay seis recoletos, cuatro chinos y dos españoles; se atienden cuatro parroquias y cinco jardines de infancia con 800 niños en total. El catecismo se lleva a cabo durante las vacaciones escolares, unos 20 días al año.

Los recoletos también trabajan en puestos diocesanos: el Tribunal Eclesiástico, el seminario diocesano, los Cursillos de Cristiandad, la dirección de Cáritas, el Catholic Relief Services (institución de ayuda diocesana)… Son profesores en facultades (Universidad de WenTza), academias militares y escuelas. Su presencia está consolidada tanto en sus propios ministerios como en la Diócesis en general.

Sin embargo, entre 1973 y 1974 el número de recoletos disminuye en un 30% cuando dos de ellos son destinados a Estados Unidos. Los cuatro restantes se reparten entre las cuatro parroquias, de manera que comienza un largo período de cierto estiaje de la vida comunitaria. Esta situación se extenderá 30 años, hasta el 2005.

En San José (ChingTao) los recoletos a duras penas consiguen apaciguar dificultades que se arrastraban desde su fundación por los dominicos en 1957. El terreno de la parroquia había sido invadido poco a poco, fuente continua de conflictos vecinales. Además, los fieles estaban muy divididos por discusiones. Los Recoletos ven cómo los niños en la catequesis disminuyen debido a la propaganda de los protestantes. Si el año de apertura de la parroquia los dominicos hicieron 437 bautismos, en los 70 y 80 su nivel era de prácticamente cero bautismos al año.

A partir de 1975 comienza el drástico cambio urbano y social en Kaohsiung. Tras la muerte de Chiang-Kai-She y el fin de la guerra de Vietnam, el Kuomintang aplica planes de desarrollo e introduce la industria y una economía muy proteccionista hacia el interior y volcada hacia las exportaciones, auspiciada y financiada por Estados Unidos.

El Gobierno lo llamó las “diez grandes obras”, que incluyen la construcción de fábricas nacionales de acero, cemento, astilleros, petroquímicas, puertos y vías de comunicación. Kaohsiung se convierte en el gran puerto taiwanés y un polo industrial de primer orden en el sudeste asiático. Las cuatro parroquias de los Recoletos pasan de estar en tranquilas y poco pobladas regiones rurales a tener a su alrededor fábricas y torres de apartamentos.

En el enjambre demográfico aparece un nuevo reducto de silencio y fe. Las monjas dominicas de clausura de Olmedo (Valladolid, España) abren un monasterio con 10 monjas el 25 de noviembre de 1976. Desde entonces, los Recoletos las han atendido diariamente.

En 1977 se incorpora un religioso español procedente de Filipinas, con una notoriedad, que tiene 54 años de edad y comienza entonces el aprendizaje del chino. Su esfuerzo y tesón le mantuvieron en la isla hasta su fallecimiento el 17 de enero de 1998.

b) Visitas a Shangqiu

A partir de 1979 se cumple uno de los sueños con los que se abrió el ministerio. Por vez primera uno de los religiosos chinos de Taiwán consigue entrar en la República Popular, visitar a su familia y a los agustinos recoletos que habían quedado tras el “telón de bambú”. Desde entonces los viajes de los recoletos de Taiwán a la misión continental serán constantes, algunos años incluso hasta cuatro veces.

Llevan a la misión de Shangqiu noticias, libros, recursos económicos y, lo más importante, esperanza tras más de 25 años de aislamiento y desconocimiento mutuo. A los que habían quedado en el continente, la propaganda política les había intentado convencer de que todo había acabado y no existía ya la Orden de Agustinos Recoletos; y la Provincia de San Nicolás al completo actúa con determinación al saber que quedaban rescoldos entre las cenizas del desastre.

Este régimen de visitas a Shangqiu desde Taiwán se lleva a cabo normalmente hasta el año 2002. Paradójicamente, con el nuevo siglo también se hace más fácil viajar al interior de China desde Europa que desde Taiwán. Los recoletos de la isla ayudarán en la traducción a los visitadores de Roma o Madrid, pero un oficio del prior provincial les alerta que desde ese año, para ir a la misión de Shangqiu, los recoletos de Taiwán deberán pedir permiso expreso a Madrid.

c) Años 80: La transformación social

El proceso de cambio tendrá su pico máximo en 1980, año en que según las crónicas se construyen más casas en Kaohsiung que en todos los años anteriores juntos. Esto se nota en las cifras, principalmente en LinYuan. Si abrió con unos 60 católicos residentes en su territorio parroquial, el año 1981 cuenta con 832. Todas las parroquias crecen en número de católicos, excepto San Nicolás, que permanece casi estable.

Los Recoletos atienden a comienzos de los 80 a 3.210 católicos en San Nicolás de Taliao (735), Santa Cruz de Taliao (831), San Agustín de Linyuan (832) y San José de Chingtao (812). Sin embargo, con la explosión industrial llega otro visitante.

En un informe, los religiosos escribían en 1982: “La misión está pasando por un periodo de apatía en el que se sienten afectados no sólo los fieles sino también los religiosos, al tener que vivir a diario la sensación de inutilidad en el trabajo. Las causas son muchas y variadas: materialismo de la vida, presión de la vida laboral en los mayores y de los estudios en los jóvenes; falta de interiorización y profundización del Evangelio entre los fieles y también falta de nervio en nosotros los predicadores”.

Las cifras de la Parroquia de San José muestran esta realidad. En ese año, la parroquia está atendida por un sacerdote y una catequista; en el kínder hay inscritos tan solo 62 niños con dos maestras, una católica y otra protestante. En 1980 tan sólo hubo cinco bautismos, frente a los 680 de los primeros tres años de la parroquia.

La población, compuesta en los comienzos casi mayoritariamente por emigrantes de la provincia de Shantung de la República Popular, cambia su composición. La práctica religiosa disminuye notablemente. Las causas están en el fallecimiento de los mayores, el traslado de los jóvenes a otras zonas tras casarse, el abandono de la práctica religiosa, y la tradicional falta de sacerdotes. La práctica religiosa habitual se cifra entre un 13 y un 18%, con picos máximos del 50% el día de Navidad y del 35-40% en Pascua y Año Nuevo Chino.

Todo ello muestra la propia tensión que en los ochenta vivía la sociedad. “Hay una fuerte tensión existente en la sociedad de Taiwán. Los visitantes saben que, si en algo llama actualmente la atención la vida de aquí, más que por la mucha gente o por lo bueno de sus muchos de sus servicios, es por la sensación continua de ocupación, de incesante trabajo y de casi opresora actividad externa”, informan los misioneros.

“La escuela abierta de seis de la mañana a siete de la tarde, las fábricas con hora extra casi a diario, las tiendas abiertas hasta las diez, las once a veces, no son más que muestras de esa constante actividad y tensión internas”. Casi todos los trabajadores añaden “voluntariamente” horas extra a sus ya amplios horarios laborales, por miedo a no ser renovados sus contratos si no lo hacen.

Para ese momento hay en la misión cinco agustinos recoletos, tres chinos y dos españoles. Hacen obras en los diversos parvularios para mejorar sus instalaciones y los de San Nicolás y Santa Cruz reciben el reconocimiento oficial tras 20 años de funcionamiento. En 1986 el de San José cederá sus instalaciones a la gestión privada.

A finales de los 80 sigue la labor de servicio lingüístico. La editorial Central Book de Taipei publica un diccionario de Pedro Tung con 1000 palabras y modismos de ámbito comercial. Al mismo tiempo, varios de ellos están inmersos en la enseñanza de idiomas en la Universidad de Chung Hsan, Escuela Técnica de la Marina, Academias militares del Ejército de Tierra y de la Marina y la escuela de idiomas de las Ursulinas. También enseñan latín en la Facultad de Medicina.

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