Historia de los 48 años, un mes y 27 días de presencia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos en Taiwán.
En 1963 el gobierno y los habitantes de Taiwán tenían aún su vista puesta en los 150 kilómetros que separan la isla del Continente. También la Iglesia, aunque por motivos bien diferentes.
Por un lado, las órdenes religiosas que habían tenido misiones en China seguían pensando que era necesario mantener personal preparado para una eventual apertura de las fronteras en la República Popular. Muchos de los religiosos de Taiwán estaban allí tras haber sido expulsados de la República Popular.
En el caso de los Agustinos Recoletos, la ocupación comunista había echado por tierra todos los trabajos y comunidades establecidas en la misión de Kweiteh, llamada Shangqiu tras la revolución comunista, provincia de Henan, en la República Popular.
Todos los religiosos extranjeros y el obispo habían sido expulsados. Dentro del “telón de bambú” quedaron nueve agustinos recoletos chinos de los que nada se sabía. Pero la Orden quería contar con personal preparado y con un lugar que sirviera de trampolín para volver a Henan en cuanto fuera posible.
Por otra parte, el dominico José Cheng Tien-Siang también tenía su mirada en el continente. En 1961, Kaohsiung es elevada a diócesis y él nombrado su obispo. Había nacido en Fuzhou, República Popular China. Durante sus años de estudio, había coincidido con los Agustinos Recoletos en el seminario dominico de Hong Kong, refugio de los seminaristas recoletos chinos tras la ocupación de la misión de Shangqiu.
Desde entonces, Cheng guardaba un grato recuerdo de ellos y alguna estrecha amistad. Por eso, tras ser promovido como obispo de la recién creada diócesis, pensó en los Recoletos con los que había compartido persecución y estudios para pedir su ayuda.
En febrero de 1963 coinciden en Manila el ya obispo Cheng y Moisés Arguijo, el prior provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos. Mantienen una reunión de la que no conocemos su contenido, pero sí sus efectos: sólo cinco meses después llegan los primeros agustinos recoletos a Taiwán.
En el ambiente de la Orden estaba muy vivo el espíritu misionero. Así lo muestra una circular del prior general, Angel Almárcegui, del 5 de diciembre de 1963, con motivo de la apertura de las Prelaturas de Chota (Perú) y Bocas del Toro (Panamá). En su texto recuerda el envío a Formosa de “un grupo de misioneros, semilla de otra misión viva”, y se atreve a vaticinar que “en día no muy lejano florecerá convertida en un nuevo territorio misional”. Esta afirmación nunca llegará a ser realidad.
China estaba en el subconsciente. Almárcegui, en la carta, afirma que “es justo que dediquemos aquí un recuerdo a los nueve recoletos chinos que soportan en su patria la dolorosa prueba de la persecución y del aislamiento. Ignoramos la suerte que han corrido en la tormenta. Pidamos al Señor que sea él su fortaleza y su consuelo, y que su divina gracia los conserve constantes en la fe mientras llegan días mejores para China”.
El 13 de julio de ese 1963 llegan a Formosa los dos primeros recoletos chinos que habían escapado del tifón de la revolución comunista a costa de vivir expatriados para siempre. Once días después llegaban otros dos recoletos españoles cuya primera dedicación será el estudio del inglés y del chino.
Los dos primeros años de estancia en Taiwán, los Agustinos Recoletos no recibieron ningún ministerio y vivieron “de prestado” en duras condiciones económicas. Los dos españoles se quedaron con los jesuitas en Hsinchu, a unos 80 kilómetros de Taipei, para aprender chino. Los domingos ayudaban a los jesuitas italianos con la misa en latín en el campo y durante la semana a los jesuitas norteamericanos en la ciudad.
Los dos religiosos chinos ya sabían mandarín, pero no estaban familiarizados con el minnan, uno de los dialectos más hablados en la isla. Así que estuvieron otros dos años en Fengshan, a dos kilómetros de Kaohsiung, donde ayudaban en la pastoral y aprendían el dialecto.
Los ministerios que José Cheng había reservado para los recoletos estaban relativamente cerca de Kaohsiung, aunque en distritos plenamente rurales. Eran cuatro parroquias con centro natural en Taliao, un pueblo agrícola del que dependían 26 aldeas y distaba diez kilómetros del centro de la Diócesis y de la región.
La dedicación fundamental de la población era la agricultura. No había ni un palmo de tierra sin cultivar: arroz, alubias, caña de azúcar, verduras, plátanos, melones y muchas frutas diversas. Los recoletos reciben cuatro ministerios; dos de ellos los entregan los dominicos; en los dos restantes ellos son los pioneros que organizan la vida eclesial por vez primera y construyen las primeras iglesias.
a) Parroquia de la Santa Cruz (Taliao)
La parroquia de Santa Cruz fue fundada en 1957 por Florentino Fernández, dominico español. Cuando llegan los recoletos en 1965, su estado era ruinoso. La capilla estaba destartalada. Sólo la guardería estaba en un edificio más o menos estable.
En 1971 los recoletos restauraron la capilla; en 1973 construyeron el primer piso de la guardería, y en 1977 el segundo; en 1981 se edificó una nueva capilla y en 1983 se levantó el ala derecha; en 1987 construyeron la gruta de la Virgen; y en 1989 se adquirió casa nueva para el párroco y su antigua residencia se cedió a la guardería.
En los primeros veinte años de estancia celebraron un total de 73 bautizos. Pero los cristianos de la parroquia nunca llegaron a los dos centenares.
b) Parroquia de San Nicolás de Tolentino (Taliao)
La parroquia de san nicolás fue desmembrada de la Santa Cruz con la llegada de los Recoletos, el 15 de mayo de 1965. Al ser nueva, la Orden compró un terreno en el que se construyó una iglesia de 26,60 x 11 metros para unas 300 personas sentadas, una escuela infantil, la casa central y residencia del Delegado y un centro de pastoral parroquial. Cuando los recoletos llegaron, la propiedad estaba rodeada de campo; después se establecieron viviendas militares; y en los últimos años se ha visto rodeada de grandes torres de apartamentos.
El número de cristianos en esta parroquia nunca ha llegado a los 800. La mayor parte eran militares retirados del ejército del Kuomintang. Una cercana residencia de ancianos y la escuela infantil han dado más vida a la parroquia. Además, en los límites parroquiales se estableció a finales de 1976 un convento de religiosas dominicas de clausura dependientes del convento de Olmedo (Valladolid, España), a la que también atendió la comunidad de recoletos.
c) Parroquia de San José (Chingtao)
Situada a nueve kilómetros del centro de Kaohsiung, esta parroquia estaba habitada fundamentalmente por inmigrantes de la provincia de Shantung, en la República Popular, huidos tras el descalabro del Kuomintang en la guerra civil. Tenía unos 400 católicos al ser asumida por los Recoletos.
d) Parroquia de San Agustín (Linyuan)
Fue fundada por los Agustinos Recoletos en 1964, al poco tiempo de llegar; dista 25 kilómetros de la ciudad de Kaohsiung y 12 del aeropuerto internacional. Es posiblemente la parroquia en que más se ha notado el cambio social desde su fundación.
A partir de los 70 la zona se convirtió en uno de los polos industriales petroquímicos más importantes de Asia. Se abrieron grandes fábricas y llegaron repentinamente miles de trabajadores. Además de algunas nuevas familias cristianas chinas de trabajadores muy cualificados llegados de todo el país, también apareció el fenómeno inmigratorio con más fuerza que en las otras tres parroquias.
SIGUIENTE PÁGINA: 6. 1964-1991: consolidación en la región urbana de Kaohsiung
ÍNDICE DE PÁGINAS DEL REPORTAJE
- Presentación
- 1. Cambios vividos en carne propia
- 2. Un “país” que no lo es… ni para ellos mismos
- 3. Historia de incertidumbres
- 4. Evangelización de Taiwán
- 5. La llegada de los Agustinos Recoletos a Taiwán
- 6. 1964-1991: consolidación en la región urbana de Kaohsiung
- 7. 1991-2000: chinos, aborígenes e inmigrantes
- 8. 2000-2011: dos provincias recoletas en Taiwán
- 9. 2011: nuevos tiempos para nuevos objetivos