Marco, ingeniero agrónomo que lleva a cabo un voluntariado de seis meses en la misión de los Agustinos Recoletos en Kamabai (Sierra Leona) cuenta en su blog los avances y objetivos conseguidos en las plantaciones del invernadero y en la motivación del trabajo.

Llevo un mes y medio en la misión. Cuando menos te lo esperas, ha pasado una semana y entonces te das cuenta de que tu único recorrido es desde la casa de invitados al invernadero y del invernadero a la casa de invitados. El sol se vuelve fundamental y escurridizo al mismo tiempo, quieres disponer de más, pero él lo único que quiere es irse a dormir y entonces pasa un nuevo día.

En la cama repasas el trabajo realizado, satisfecho o no de lo conseguido. Se te ocurren nuevas cosas que aplicar y nuevos productos para utilizar. Hay propuestas reales, otras no lo son tanto, pero cuando preguntas si es posible realizarlo, siempre te contestan: “En África todo es posible”.

Se puede mirar desde donde se quiera, incluso interpretadlo a vuestro antojo, pero el mensaje positivo que se puede sacar de todo esto es “pónmelo todo lo difícil que quieras, pero esté donde esté y disponga de lo que disponga, lo sacaré adelante”.

Plantéatelo como quieras, sigue adelante o simplemente ríndete y espera a que te saquen del fango. Tú decides. Pero esta manera de afrontar las situaciones forma parte de una enseñanza que no tiene precio y moldea un futuro que aún está por llegar.

Nadie nos enseñó a mirar a los ojos a la vida, ni a construir un nuevo peldaño para estar más cerca del sol, pero tus acciones inmediatas representan un eco en la eternidad. Por ello, hacer sin motivo es como no hacer nada, andar sin destino es como quedarte quieto y sentir sin sentido es como estar muerto.

Invernadero

Buenas noticias: el invernadero produce. Malas noticias: pero no tomates.

Unos de los puntos principales fue su puesta a punto. El plástico de la cubierta presentaba gran cantidad de roturas que permitían la entrada del agua, con la posterior inundación de las líneas próximas a los laterales. Arreglamos todos aquellos puntos que pudieran ser condicionantes de entrada de animales y de agua.

Para llevar un control técnico de las operaciones y de los diferentes ensayos con los cultivos, diseñé unas hojas de cálculo para apuntar todos los pasos dados y los diferentes tiempos de crecimientos de los cultivos. Parece que tiene una buena acogida por parte de los trabajadores locales.

Durante la puesta a punto del invernadero, he continuado realizando ensayos con diferentes cultivos. Lo más increíble de todo, su tiempo de crecimiento.

Para que os hagáis una idea, durante mi estancia en Almería, les pedía a los agricultores que me dieran recetas exactas de tiempo para realizar las tareas de poda, deshojado, riego, trasplante… Y todos los agricultores me decían lo mismo: “no existe una receta exacta, cuando estés, verás”.

Reconozco que no entendía esta frase y que en cierta medida me sacaba de mis casillas pero ahora, estando, veo que el tiempo es un invento que aquí sólo lo comprenden los relojes.

Prácticamente todos los cultivos están empezando a producir a la mitad de tiempo de lo esperado. De entrada, cuando realizo el trasplante no suelo encontrar ningún problema a la hora del enraizamiento de las plantas. De cada cuarenta, pueden morirse una o dos plantas, y dada las condiciones de temperatura aquí, es un logro. Pero no es un logro mío, sino una tregua que me está dando el invernadero.

En cuestión de tres semanas desde la plantación, ya están saliendo los primeros pepinos. El tamaño aún no pasa de 4 ó 5 centímetros, pero las técnicas de manejo las seguimos con la teoría en la mano.

Actualmente tenemos en el invernadero plantados calabacines, pimientos, melones, sandías, zanahorias, remolacha y tomates. Todos los cultivos se encuentran atacados por el minador, pero gracias a la ayuda del chile parece que estamos acabando con él.

La receta la encontró Juan Jesús en internet y parece que funciona: ahoga al gusano y le impide su avance a través de la hoja. Todos los cultivos presentan buenas actitudes y tengo que reconocer que me siento orgulloso de los progresos que vamos obteniendo.

Estamos realizando ensayos con el tomate fuera del invernadero. Hemos puesto en los caballones plásticos protectores, con el fin de impedir la entrada del agua. De esta forma el tomate tiene las condiciones de temperatura de fuera del invernadero pero con un control amplio en la presencia de agua. Llevamos una semana con el ensayo y hasta el momento se puede ver una cierta mejora en el color de las hojas.

Creo que ha llegado el momento de que os hable de los dos trabajadores que tengo a mi cargo: Adama y Allie.

Adama lleva en el invernadero desde su apertura y tiene muchos conocimientos de agricultura. Personalmente pienso que tiene mucho potencial, y día a día me lo va demostrando cuando pone en práctica las técnicas que le voy enseñando. Es cierto que hay que estar pendiente de ella, pero a sus años me da mil vueltas físicamente.

Allie es un portento de la naturaleza. Puede estar horas seguidas trabajando físicamente y siempre con una sonrisa en la boca. Para que os hagáis una idea, si puedo tardar aproximadamente dos horas en voltear un terreno para la siembra, Allie lo puede hacer en 15 minutos y sin ninguna herida; yo, doscientas.

Sigo a la espera de que se envíe el tercer contenedor con el material necesario para acabar con todas las plagas, pero parece que en cuestión de mes y medio lo tendremos en Kamabai. Y termino mientras el sol, indiferente, no ve nada que no haya visto hace mucho tiempo.