El agustino recoleto Francisco Javier Hernández ha servido a la Iglesia como obispo de la Diócesis de Tianguá (Ceará, Brasil). Al cumplir 20 años de episcopado, hacemos con él balance.
Javier Hernández ha sabido conjuntar sus tareas propias de obispo diocesano con esas otras tareas encargadas por los diferentes órganos regionales y nacionales del episcopado brasileño. Ha conseguido planear y desarrollar un verdadero proyecto pastoral en su diócesis de una manera continuada, aunque sus responsabilidades, su pertenencia a una orden religiosa expandida por todo el mundo como son los Agustinos Recoletos, su origen español y otros asuntos personales como su propia salud también le han mantenido durante temporadas, unas más largas que otras, en viajes por Brasil y por el exterior.
Tras su llegada a Tianguá fue necesaria una primera adaptación al entorno social y religioso nordestino para una persona que vivía en otro ambiente completamente distinto, el amazónico, y antes había trabajado y desarrollado su labor en ese otro Brasil que está en la región sur del país.
“Veinte años es una buena etapa de la vida, sobre todo cuando se piensa en el ejercicio de un ministerio tan complejo como es el episcopal. Hoy me siento satisfecho con el camino recorrido”, dice. Y destaca lo que considera aspectos más importantes de estos veinte años de episcopado.
a) Personas
El primero es de carácter humano. El obispo no está solo, y no se es obispo para trabajar solo. La soledad fue su primera compañera recién nombrado obispo, al tener que vivir por primera vez lejos de las comunidades de su Orden religiosa de un carisma tan profundamente comunitario como es el agustino recoleto.
Por ello, su primera gran inversión y preocupación han sido las personas. Sus esfuerzos por implantar la pastoral vocacional de conjunto; la formación de vocaciones para el sacerdocio y para la vida religiosa masculina y femenina; la llamada a más congregaciones misioneras femeninas para hacerse cargo de las recién creadas áreas misioneras; la presencia firme de los laicos en todos los órganos eclesiales; la implantación de todos los ministerios laicales (Palabra, Comunión, Bautismo y Coordinación Pastoral); la preparación de 14 diáconos permanentes… Todo esto da fe de ello.
Párrafo especial en este punto merece la implantación de la vida religiosa agustino-recoleta no solamente en su diócesis, sino en todo Ceará. Con su insistencia consiguió la presencia de algún agustino recoleto casi desde el principio; primero le acompañó Alberto Fontanella, de la Provincia de Santa Rita, entre 1992 y 1995; y posteriormente Lope Ruiz, de la Provincia de San Nicolás, entre 1993 y 1995. Finalmente, en 1999, cuatro agustinos recoletos llegaron para fundar una comunidad y encargarse de la parroquia de Guaraciaba do Norte. Un año después, los Agustinos Recoletos abrieron una casa de formación en Fortaleza.
Guaraciaba se convirtió también casi desde el principio en una casa de acogida de vocaciones. No en vano, buena parte del trabajo de implantación de la pastoral vocacional de conjunto en la diócesis se había podido llevar a cabo por el apoyo y organización prestados por los Recoletos que acompañaron a Hernández desde el principio.
Hoy día, la Orden de Agustinos Recoletos cuenta con dos sacerdotes ordenados originarios de la región; otros dos realizan sus estudios teológicos; y en Fortaleza y Guaraciaba una docena de jóvenes están en el postulatado o el aspirantado de la Orden.
Mención aparte merece la entrada de la vida contemplativa agustino-recoleta en la diócesis mediante el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Tras insistir en la necesidad de que su iglesia diocesana fuese lo más “completa” posible, consiguió de las Federación de Agustinas Recoletas de México las monjas para una fundación que hoy cuenta ya con varias profesas originarias de la región, postulantes y aspirantes, y un enorme grupo de amigos del monasterio. El propio clero diocesano lo ha acogido como lugar de descanso espiritual.
b) Planes e infraestructuras
Fuera del terreno humano, las grandes conquistas que Hernández ha visto en estos 20 años caminando de la mano con su pueblo ha sido la creación de escuelas catequéticas, las escuelas de fe para agentes de pastoral y una gran mejora de las infraestructuras de la diócesis para realizar su trabajo.
En estos 20 años también se ha dedicado mucho esfuerzo, especialmente económico, a las obras de infraestructura. Edificios de distinto porte, dimensiones y materiales, pero que han supuesto muchas horas de trabajo y esfuerzo para el propio obispo:
Destino |
Lugar |
Nº Edificios |
Centro Diocesano de Formación de Líderes |
Regiones Litoral, Centro y Sur |
3 |
Centro Parroquial de Formación de Líderes |
Varios |
4 |
Seminario Mayor, Teologado |
Fortaleza |
1 |
Seminario Mayor, Filosofado |
Tianguá |
1 |
Casas Parroquiales |
Croatá, Guaraciaba, São Benedito, Tianguá, Graça, Timonha, Barroquinha, Granja |
8 |
Templo Parroquial (Matriz) |
Croatá, Graça, Barroquinha |
3 |
Capillas Rurales |
Varios |
165 |
Santuario de Nuestra Señora de Fátima |
Guaraciaba do Norte |
1 |
Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe |
Guaraciaba do Norte |
1 |
Escuela Regina Coeli |
Tianguá |
1 |
Centro Social Arnedo |
Tianguá |
1 |
Centro Social Santa Lucía |
Guaraciaba do Norte |
1 |
Centro de Promoción de la Mujer |
Tianguá |
1 |
Jardín de Infancia San Francisco |
Camocim |
1 |
TOTAL |
192 |
Pero nada de esto tendría sentido sin los logros espirituales. Las tres dimensiones constitutivas de la vida eclesial han mejorado sustancialmente en estos veinte años. En cuanto al anuncio de la Palabra de Dios, se ha fortalecido la dimensión misionera, la catequesis, la formación permanente del clero, los cursos de ciencias religiosas, escuelas catequéticas, la escuela fe y vida de formación de líderes y la escuela diaconal.
En la acción litúrgico-sacramental se destacan mejoras en las celebraciones, tanto con sacerdote como sin él, el fortalecimiento de los ministerios laicales y el canto litúrgico.
Por último, la dimensión social ha atendido de forma especial a los menores, niños, a las personas de tercera edad, a los presos, a la mujer, a los dependientes químicos… Trabajos, pequeños o grandes, que han cambiado vidas.
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