Es éste un recorrido por la realidad de Sierra Leona, un país en el que los Agustinos Recoletos han dejado ya su marca. El autor, con el alma herida y enamorada tras un año en el país, narra su relato a veces en primera persona, otras desde la mirada objetiva del observador, con trazos de humor y de sueños de futuro para este país.
Cuanto más se relaciona la persona en su ambiente, tiene más oportunidades de progresión. Y cuanto más aislada se encuentra, menos puede participar de la vida social, económica, cultural, y se empobrece en todos los ámbitos.
Biriwa tiene una sola carretera asfaltada, que corre de norte a sur. El estado del firme es muy defectuoso. Es la espina dorsal de la que salen al este y oeste los caminos para las diferentes aldeas. En todo el país sólo el 8% de las carreteras están asfaltadas.
El aislamiento es característica propia de la región. Hay más de 200 aldeas. De ellas, una treintena son solamente accesibles a pie. Otra treintena son accesibles con el todoterreno durante los cuatro meses de época seca. Casi todos los caminos tienen puntos de vadeo de ríos y arrozales, sin puentes. Los desplazamientos son lentos y requieren de mucho combustible por el uso continuado de las marchas cortas.
Sierra Leona es uno de los países con menor índice de vehículos por habitante. En el país hay 11 vehículos por cada 1.000 habitantes, ocupando el puesto 116 de una lista de 143 países. España tiene 479 (puesto 20), México 209 (puesto 52) y Brasil 156 (puesto 65). El país que lidera esta lista es Estados Unidos con 842.
Sin embargo, la seguridad de estos desplazamientos queda reflejada en estas otras cifras: en Sierra Leona fallecen al año por accidentes de tráfico 28,3 personas por cada 100.000 habitantes, en México 20,7, en Brasil 18,3 y en España 6,9. Los vehículos son viejos coches procedentes de Europa que vienen a morir a África después de una larga vida, muchos dueños y ningún mantenimiento.
Una imagen habitual: un viejo Renault 21 familiar de los primeros 90, con nueve pasajeros en el interior y cargado en el techo con más del doble de su altura en equipajes. No es infrecuente que el conductor comparta su asiento con alguien, que viajen dos o más personas en el maletero, e incluso que haya personas en el techo o en el capó delantero, agarradas al limpiaparabrisas.
Estos vehículos no alcanzan las poblaciones de interior, pues no pueden ir por los caminos y sólo se usan para las rutas asfaltadas entre capitales de provincia.
El transporte público son las “poda-poda”, furgonetas de tamaño medio en las que viajan hasta 25 personas en cinco hileras. Los viajeros van con las rodillas en la barbilla y no hay dentro de ellas espacio ni para una mosca.
En realidad, nueve de cada diez desplazamientos en la región de Kamabai se hacen a pie. No hay un número significativo de bicicletas y motocicletas. Los pesos se llevan en la cabeza, y los niños pequeños son transportados a la espalda.
Una de las estampas curiosas se da entre las siete y las ocho de la mañana, con todas las carreteras y caminos llenos de escolares de uniforme caminando hacia los centros educativos al lado de niños y mujeres con leña y productos agrícolas para vender en los mercados y aldeas.
Estas dificultades acentúan las consecuencias del aislamiento. La lejanía de los pocos servicios públicos (centros de salud y escuelas) complica mucho todo. No hay órganos oficiales y oficinas del gobierno, por lo que muchas personas son en la práctica inexistentes para el Estado, especialmente los niños más pequeños.
También es patente el aislamiento cultural. En las aldeas más recónditas la población habla sólo limba. Con ello, quedan fuera de la vida social del país, dado que no conocen el Krio, la lengua franca. Esto les niega de facto las posibilidades de estudio y de progreso social en ámbitos laborales fuera del mundo rural local.
En un mundo sin electricidad, pensar en otro tipo de comunicaciones es inútil. En el país, sólo el 0,3% de la población tiene Internet. Desde 2008, a lo largo de la carretera principal hay antenas que dan cobertura de telefonía móvil al 40% del territorio de Biriwa. Los chinos hacen su agosto con la venta de terminales móviles de bajo precio e ínfima calidad, lo que ha facilitado un poco las comunicaciones.
El acceso a la telefonía móvil en los países subdesarrollados ha experimentado un crecimiento salvaje en los últimos cinco años. Lo habitual es ya que en los países desarrollados existan más móviles que personas. Por ejemplo, en España había en agosto de 2010 un total de 55.482.933 líneas de telefonía móvil, 114,4 líneas por cada 100 habitantes. Sierra Leona ocupa el puesto 157 en este ranking, con 19 móviles por cada 100 habitantes.
Algunos blogs recuerdan que muchas personas dejan de comer o de ir en transporte público para comprar créditos prepago para el móvil. Todos los terminales se venden en abierto, sin exclusividad a una compañía, a precios relativamente baratos. Una tarjeta SIM de cualquier compañía cuesta tan sólo un dólar (4.000 leones). Cargar la batería del móvil cuesta 1.000 leones (no hay electricidad en las casas).
El móvil también ha cambiado los horarios de vida. La compañía más popular en Kamabai, Airtel, tiene una promoción por la que las llamadas entre teléfonos Airtel es gratuita de dos a cinco de la madrugada. El resultado es que todo el mundo llama a esas horas, que antes se usaban para dormir.
Uno de los momentos más difíciles que pasé ayudando a los estudiantes fue explicar qué era un fax. Una de las preguntas de un examen oficial decía: “Señala los medios de comunicación que tienen las empresas”. La respuesta correcta para los sesudos profesores que diseñaron el examen era: “Correo, Teléfono, Fax e Internet”. Fuera del teléfono, ya habitual por los celulares, en Kamabai no existe ninguna de las otras cosas: no hay Correos, líneas telefónicas fijas, ordenadores, Internet.
Por tanto, vinieron las preguntas. “¿Qué es un fax?”. Explicar a esos chicos cómo una hoja de papel con algo escrito puede llegar por cable a cualquier parte del mundo fue una dura experiencia de incapacidad. Eso se acercaba más a la magia que a la realidad. Los chavales de su edad en España, sin embargo, no sabrían ya vivir sin Tuenti. Paradojas de este mundo.
Creo que hasta que no llegue la electricidad será imposible cambiar algo las cosas; al igual que hasta que no llegue el agua corriente a las casas será imposible educar en higiene. Pero el aislamiento cultural, social, económico e ideológico es hoy por hoy una característica inequívoca y general de la región.
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