Religiosos agustinos recoletos participantes en la Asamblea de la Vicaría de México en Cholula (Puebla, México).

Recorrido sobre los 50 años de atención de los Agustinos Recoletos en los Hospitales de la Ciudad México, la acomodación de esa atención a los nuevos retos y visión del proyecto Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral (CARD) desde la perspectiva de los enfermos, sus familiares, los voluntarios, la red de apoyo, la sociedad mexicana y los religiosos recoletos que lo promueven y gestionan.

Época de cambios

A comienzos del siglo XXI, comenzaron a oírse voces sobre la reestructuración en la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos. Las órdenes religiosas habían de acomodarse a los tiempos, dados los profundos cambios que acontecían dentro y fuera de ellas.

Por un lado, la sociedad era diferente. En todo el mundo, incluido México, se dieron profundos cambios en los valores sociales, en los sistemas educativos, en la comprensión del ser humano, con la colaboración de las influencias filosóficas de la postmodernidad, la nueva visión sobre el hecho religioso como algo más privado que público, la aparición de las nuevas tecnologías, la nueva economía y la exaltación de la libertad individual.

Pero también las órdenes religiosas eran diferentes: los religiosos hubieron de preguntarse sobre sus formas de presencia en el mundo y su capacidad de ofrecer testimonio evangélico a la nueva sociedad. Varió la conformación de sus miembros con la internacionalización y la multiculturalidad, la acusada diferencia generacional, la disminución en número sin disminuir sus tareas y el servicio dado a la Iglesia y a la Sociedad… Nuevos retos que requerían nuevas respuestas.

La presencia de los religiosos en la Sociedad

En la Asamblea General de la Vicaría de México y Costa Rica celebrada por los Agustinos Recoletos el año 2004 en Cholula (Puebla), los religiosos se preguntaron sobre los lugares de presencia más urgentes, aquellos que no podrían abandonar y a los que habrían de dedicar más y mejores fuerzas, personas y recursos.

Durante la reflexión, los religiosos aprobaron unánimemente la presencia en los Hospitales y la necesidad de continuar atendiéndolos, pero con una estructura y de una forma que respondiese a las necesidades de los tiempos.

Estas necesidades incluyen una ya ineludible colaboración con la sociedad. Los religiosos y unos pocos ministros de la comunión no podían ser ya los únicos protagonistas de la atención a los enfermos. Tampoco podían continuar cargando todo en sus espaldas, pues en esa nueva sociedad la calidad de los servicios y la atención esmerada también requieren de profesionalización, amplitud de recursos e infraestructuras eficientes.

Por ello, los religiosos aprobaron en la Asamblea unánimemente un Proyecto Social representativo de la Orden de los Agustinos Recoletos en México y en donde se diesen las nuevas formas de presencia y servicio que piden la Iglesia y la sociedad a la vida religiosa.

Los religiosos comprendieron la inmensa responsabilidad social que tenían por su presencia en la Colonia Doctores, una de las más conflictivas en el Distrito Federal; también eran responsables de una ardua labor en los centros de Salud, con unos condicionamientos muy especiales que diferían de los históricamente observados.

La misma atención, nuevas realidades

El Hospital General, el Centro Médico Siglo XXI y el Hospital Infantil Federico Gómez se han convertido en centros de referencia de especialidades para toda la República. Nació para atender a los habitantes de la Ciudad de México, pero ahora el 60% de sus pacientes proceden de fuera.

Así se añade un nuevo actor: los familiares que llegan desde zonas lejanas, con lo puesto, para acompañar a esos pacientes derivados por el sistema de salud hasta la capital federal. De algún modo, la atención a los Hospitales abría sus fronteras geográficas.

Por eso la Asamblea decidió que era momento de adecuar a la realidad la atención que desde 1961 los religiosos habían dado incansablemente. Ahora era momento de la promoción humana del enfermo y el acercamiento al familiar, cada uno con sus problemas específicos y su atención concreta.

Así nació CARDI. Una acomodación de un trabajo de siempre a una realidad actual; una huida de la autogestión corporativa para crear una red de enlaces, personas e instituciones que desean aportar su colaboración, sus ideas, su tiempo, su profesionalidad, sus recursos.

CARDI significa oficialmente Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral. Oficiosamente, las letras AR también hacen referencia a la Orden que lo ha ideado y lo gestiona: Centro Agustino Recoleto de Desarrollo Integral.

Los objetivos de CARDI

CARDI tiene tres frentes de atención: los pacientes de los Hospitales, los familiares que atienden a esos pacientes y los voluntarios y la red de solidaridad creada a su alrededor. En los tres casos, la vida de estas personas se ve extraordinariamente modificada por la enfermedad, que conlleva consecuencias psicológicas, económicas y laborales.

Con CARDI como Asociación Civil reconocida por las administraciones públicas competentes, se ha venido a dar formato oficial a la atención pastoral que durante años los religiosos concibieron como un servicio propio de la parroquia. CARDI viene así a actualizar esa atención de la que se tienen 50 años de experiencia y dedicación.

CARDI ha reorganizado la atención espiritual y psicológica a estas personas. Una tarea pastoral se ha convertido en un programa cuidadosamente planificado, con un servicio espiritual de calidad. Es la primera vocación de la comunidad agustino-recoleta en Hospitales, para lo que fue llamada por la Iglesia y la principal de sus responsabilidades.

El Centro es un espacio de descanso y aseo para los enfermos y sus familiares. También es un dispensario de medicinas a bajo coste, con servicios dentales, consulta y atención psicológica y acciones de rehabilitación. Medicinas y material médico recibidos como donación se proporcionan a las personas de bajos recursos.

En México, la Seguridad Social es gratuita. Sin embargo, muchas veces los pacientes son enviados a hospitales mayores y lejanos, con lo que comienzan los gastos no previstos. Aún más, el Gobierno no siempre tiene las medicinas y tratamientos necesarios, por lo que el particular los debe comprar y pagar de su bolsillo.

CARDI imparte talleres, diplomaturas y cursos sobre tanatología, desarrollo psicológico, gestión personal de momentos de dolor o tragedia, humanización de la salud. También orienta sobre ayudas y derechos.

Por último, CARDI está en una red que involucra a otras asociaciones, fundaciones, instituciones y administraciones públicas para que sus ayudas y tareas sean más efectivas. Con su trabajo de campo, CARDI selecciona y presenta casos concretos a esos otros agentes haciendo sus servicios más eficientes y directos.

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