La Ciudad de México a comienzos del siglo XX.

Recorrido sobre los 50 años de atención de los Agustinos Recoletos en los Hospitales de la Ciudad México, la acomodación de esa atención a los nuevos retos y visión del proyecto Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral (CARD) desde la perspectiva de los enfermos, sus familiares, los voluntarios, la red de apoyo, la sociedad mexicana y los religiosos recoletos que lo promueven y gestionan.

Un centro hospitalario con el nuevo siglo

El Hospital General se construyó en lo que en la primera década del siglo XX eran las afueras de la Ciudad de México, con el objetivo de que los pacientes se recuperaran en un ambiente de paz y silencio.

México necesitaba entonces un hospital moderno que proporcionara al enfermo todo tipo de servicios. La solución fue la construcción de este complejo médico, un centro de atención sanitaria que se convirtió en uno de los más importantes de todo el país; y así sigue siéndolo.

Al principio del siglo XX los establecimientos hospitalarios de la Beneficencia Pública de la Ciudad de México eran viejos edificios, construidos muchos para usos distintos de los que eran empleados o bien en épocas lejanas. Había un serio problema de infraestructuras ineficaces e inadecuadas.

El doctor Eduardo Liceaga (1839-1820) explicó su nombre: «se va a llamar Hospital General porque comprende servicios para diversos enfermos, exceptuando solamente enajenados, lesionados y delincuentes; además tiene por objeto la buena asistencia a los enfermos y accesoriamente, contribuir a la educación médica».

El 8 de Mayo de 1903 el ministro de Hacienda, José Eves Limantour, informó a la Cámara de Diputados de que disponía de 1.200.000 pesos para el Hospital. En aquel entonces la Ciudad de México tenía una población de 750.000 habitantes.

Para construir el Hospital General se escogió un terreno en la entonces Colonia Hidalgo, hoy de los Doctores, después de haber estudiado otros veintidós lugares. Fue inaugurado el 5 de Febrero de 1905 en los terrenos cercanos a la Calzada de la Piedad, hoy avenida Cuauhtémoc.

Tenía capacidad para 800 internos, pero se pensó que, con el tiempo, necesitaría ampliarse, por lo que se adquirieron los terrenos inmediatos que se encontraban al sur del Hospital, hoy ocupados por el Instituto Nacional de Cardiología, Hospital Infantil y Maternidad Mundet.

Actualmente el complejo se compone de tres centros: el Hospital General, dependiente del Sistema de Salud Pública y que atiende a las personas que no tienen otro tipo de servicio médico; el Hospital Infantil Federico Gómez, también dependiente del Sistema de Salud Pública y especializado en el tratamiento de niños; y el Hospital Centro Médico Siglo XXI, dependiente del Instituto Mexicano de Seguro Social y atiende a las personas inscritas en la Seguridad Social.

En estos centros anualmente se hospitalizan 50.000 personas, se realizan en torno a 850.000 consultas externas y fallecen 2.500 internos. El 60% proceden de fuera del Distrito Federal y el 72% tienen recursos económicos bajos o muy bajos.

La atención espiritual a los enfermos

Desde el comienzo la atención espiritual fue un problema. Un año después de ser inaugurado el hospital, Carlota Landeros de Algara unió los esfuerzos de habitantes de la zona, una compañía bancaria, y personal sanitario para la construcción de un templo. Era de reducidas dimensiones, de estilo neogótico pero sin valor artístico, y se dedicó a la Virgen de Guadalupe. Desde que se terminó su construcción los fieles la llamaron Nuestra Señora de Guadalupe de los Hospitales.

Desde su fundación hasta los tiempos difíciles del presidente Calles, la iglesia siempre estuvo atendida por algún sacerdote a cuyo cuidado corría la atención espiritual de los enfermos y la administración de sacramentos, como puede observarse en los libros parroquiales que se conservan en el Archivo.

En tiempos de la guerra cristera, la pequeña iglesia fue clausurada y desamortizada. Se usó como almacén de semillas, lo que hizo que su estructura sufriera gravemente, especialmente en el interior. Pero debido a las necesidades espirituales de tantos enfermos que reclamaban la presencia del sacerdote, fue nuevamente abierta al culto por presión popular.

La capilla quedó erigida como parroquia en 1947. Las autoridades eclesiásticas redujeron sus límites geográficos para facilitar la atención espiritual de los enfermos.

La llegada de los Recoletos

En 1961, el arzobispo cardenal Miguel Darío Miranda, preocupado por la situación de falta de atención a los enfermos y después de muchos intentos y súplicas, encontró quien atendiera este ministerio tan difícil.

La respuesta estuvo en los Agustinos Recoletos, entonces en expansión en México, los que se comprometieron a gestionar la parroquia y prestar servicio como capellanes del centro hospitalario.

El 2 de octubre de 1961 fue la toma de posesión oficial. Cuatro agustinos recoletos, todos hoy fallecidos, se establecieron para dar cuenta del trabajo: Antonio Sádaba primer párroco y prior, Eugenio Garayoa, Jesús Lizarbe y Aurelio Lerena.

En la ceremonia de toma de posesión, el cardenal indicó los motivos por los que pidió a los Recoletos hacerse cargo de la parroquia:

“Conozco bien el espíritu recoleto y la preciosa labor que los Agustinos Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino vienen desarrollando desde hace muchos años, con gran sacrificio y desinterés económico, sin más anhelo que el bien de las almas, en distintos rumbos pobres de la Ciudad.

Aprecio lo que vale la ayuda moral que estos religiosos vienen prestando en la Arquidiócesis. Es por ello por lo que deseamos ardientemente encomendar a dichos padres el cuidado de esta Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de los Hospitales, con la seguridad de que el sacrificio, el celo y el eficaz y fecundo apostolado que la parroquia exige, han de estar siempre garantizados con el lema ‘Ciencia y Caridad’ de estos dignos hijos de San Agustín”.

En 1963, el presidente López Mateos inauguró nuevos y mayores edificios de atención hospitalaria y aumentó mucho la cifra de enfermos. Ese mismo año el arzobispo decretó la ampliación del territorio parroquial y lo dejó como se mantiene hasta ahora.

También entonces se decidió la construcción de un nuevo templo. Las obras duraron poco más de un año, y la nueva iglesia se bendijo el 26 de junio de 1964. La aparición en medios de comunicación de los Recoletos en los Hospitales data ya de entonces: un canal de televisión dio a conocer la belleza de la nueva iglesia y la labor de los Agustinos Recoletos.

A principios de 1979 la Parroquia de los Hospitales también fue noticia, al recibir la visita de Juan Pablo II al Hospital Infantil. El pontífice fue informado del trabajo de pastoral de los enfermos realizado en la parroquia.

El siguiente hito histórico y mediático fue el grave terremoto de 1985, que se cebó especialmente en esa zona. El 50% de las edificaciones, incluidos pabellones hospitalarios y casas residenciales, se vinieron abajo. El número de fallecidos fue muy alto, también los daños económicos. Los Agustinos Recoletos abrieron los espacios parroquiales, incluida la iglesia, a la atención de emergencia.

El terremoto tuvo consecuencias sociodemográficas a largo plazo. La población del barrio cambió completamente. Antes, estaba caracterizada por familias tradicionales de gran religiosidad popular, generosidad y colaboración habitual con la Iglesia. Tras el terremoto, la población comenzó a ser flotante, disminuyó el nivel de vida y aumentó la delincuencia.

El barrio donde están los hospitales y la parroquia pasó a ser conocido por su peligrosidad. Durante años, decir “Colonia Doctores” para los habitantes del Distrito Federal era como citar un lugar difícil, violento, de frecuentes robos, y mercado habitual de vehículos y piezas que antes han sido robados.

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