Capilla del Santísimo de la iglesia de Santa Rita de Madrid, con mural de Francisco Farreras.

El templo de la iglesia parroquial de Santa Rita de Madrid, situado en la calle Gaztambide 75, en el barrio de Chamberí y muy cerca de Ciudad Universitaria, ofrece en su interior toda una explosión de arte figurativo que reproduce las principales características del carisma agustino recoleto.

Las nervaduras del edificio forman ocho zonas: la frontal ocupada por la zona del altar mayor y, en el lado opuesto, las puertas de entrada; el resto lo conforman seis capillas de escasa profundidad y que se integran en la visión de conjunto, cada una de ellas con estilos distintos y complementarios. Se diseñaron en tiempos en que cada sacerdote celebraba su misa personalmente, sin que hubiera concelebración. Cada una tiene su razón especial.

Además de la capilla del Santísimo, de significado especial y especial relieve, la de san Agustín se explica como padre de la Orden de Agustinos Recoletos; la de la Virgen del Pilar, por la difusión que de su devoción hicieron los misioneros agustinos recoletos en Filipinas; la de san Pío X por ser el Papa que elevó la comunidad recoleta a la categoría de Orden; la de san José por ser el patrón especial de la Orden; y la de Nuestra Señora de la Consolación por ser el título especial que se da a María.

Capilla del Santísimo

La capilla más importante —y con una profundidad superior al resto— es la del Santísimo Sacramento. La capilla adquiere su especial significado, además de por sus dimensiones, por la riqueza del mármol rojizo y las vidrieras del mismo color, que dotan al conjunto de un ambiente cálido, evocador del sentido de la Eucaristía, manifestación del “amor de los amores”.

En contraste con esa calidez, un mural de colores fríos y claros (ocres, grises y blancos) de Francisco Farreras, muy en la línea semicubista de la pintura de Vázquez Díaz, de formas casi abstractas en gran parte, representa en el lado derecho a un Cristo luminoso en actitud de acogida; y en el lado contrario a tres doncellas, las virtudes teologales, trazadas con rasgos devotos e ingenuos y que visten largas túnicas. Y, como elementos simbólicos, la asimétrica cruz luminosa que sirve de fondo a todo el mural y las espigas evocadoras del pan eucarístico.

“El Maestro está aquí y te llama”, reza el texto evangélico que campea en la parte superior de la entrada de la capilla.

Capilla de san Agustín

La capilla de san Agustín ofrece el simbolismo de lo sólido y numinoso, de color dorado. Delante del muro de piedra berroqueña, el santo que esculpió Penella en madera de roble es un anciano majestuoso, imponente, de luenga barba, en actitud sedente, meditativa, con sus vestiduras episcopales.

Con su mano izquierda empuña el báculo pastoral y en la izquierda muestra el corazón llameante, símbolo de su amor de serafín. A sus pies un libro voluminoso y la pluma con su tintero subrayan su fecunda obra de escritor. El santo es, ante todo, el santo de las certezas dogmáticas, el campeón de la ortodoxia, expresado en volúmenes sencillos y rotundos.

Capilla de san Pío X

En la capilla de san Pío X, encontramos de nuevo la obra cerámica de Arcadio Blasco como fondo del altar y entorno del cuadro en pintura del santo Papa de comienzos del siglo XX.

Fue él quien otorgó la categoría de Orden a los Agustinos Recoletos. En la parte superior, se representa el escudo del Papa y a seis doncellas aladas figurando las características del santo: Fortaleza, su lema de “Instaurar todas las cosas en Cristo”, Eucaristía, Justicia, Fe y Paz.

El artista ha concedido monumentalidad a las figuras y ha querido dar mayor colorido con toques vivos de rojo, naranja, azul y negro en estas figuras. Abajo, en dos paneles, Pío X ofrece la comunión a los niños, a los que permitió comulgar ya con el uso de la razón, y entrega el documento “Religiosas familias” de Orden religiosa a dos agustinos recoletos.

Centrando todo el conjunto, un retrato al óleo de Juan Barba, con el Papa bendiciendo, que emerge sobre un fondo oscuro mostrando su figura luminosa, lograda con una factura vaporosa y contornos diluidos.

Capilla de san José

La capilla de san José alude a su oficio de carpintero. Toda ella es de madera: sobre un fondo de tablones de madera pulida y con elementos que subrayan especialmente la labor del carpintero, como los troncos sin desbastar del altar.

“Resti”, Restituto Martín Gamo, el escultor, ofrece al santo patriarca en alto relieve, no como figura exenta, como un hombre vigoroso, lleno de vida, pero sereno, de frente, con la cabeza en fuerte torsión para mirar al rollizo Niño que, sentado en la mesa de carpintero, muestra la cruz. Se nos presenta una imagen poco convencional del santo carpintero: joven, esbelto y musculoso.

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