Magdalena de Nagasaki, joven santa de 375 años

Un día de mediados de octubre del año 1634, hace 375 años, moría ahogada en el suplicio de la hoya santa Magdalena de Nagasaki. Recordamos la figura de la que hoy es patrona de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta.

Los protagonistas de esta historia de persecución que dura casi medio siglo (1597-1637) son las distintas órdenes religiosas que, desde Filipinas unos o desde la India y Macao otros, se disputan el privilegio de cosechar mártires en Japón. En ocasiones, incluso, la sana competencia se hace rivalidad y aun degenera en sectarismo, llegando al uso de medios no tan santos como el fin perseguido.

El celo de los religiosos es grande hasta parecer a muchos imprudente. De hecho, igual que les convierte en los mejores embajadores de sus respectivos países, hace que en ocasiones comprometan las relaciones comerciales entre España o Portugal y Japón. Por eso, en determinados momentos, el arzobispo de Manila prohíbe a los religiosos pasar a tierras niponas, y el Gobernador General del Archipiélago investiga y aborta las expediciones que clandestinamente se organizan, a pesar de las prohibiciones.

Este fenómeno, más que miedo o compasión, lo que provoca en el resto del mundo es emulación. A principios del siglo XVII, toda la Iglesia universal está vuelta al Japón, atenta a lo que allí pasa, ansiosa de noticias. Tanto las cartas de los misioneros como las informaciones llegadas del Extremo Oriente, se devoran en Occidente con fruición. Y las tierras del Imperio del Sol Naciente se convierten en meca de peregrinación para muchos cristianos de distintas partes del mundo: lo mismo de España y Portugal, como de Holanda o México.

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