Con el fallecimiento de monseñor Nicolás Shi OAR (†2009) y de Luis Aguirre OAR (†2007) se abre en la misión de los Agustinos Recoletos en China una nueva etapa en la que ya no quedan ninguno de los protagonistas que permitieron su fundación, afianzamiento, expansión y supervivencia tras décadas de enormes dificultades. En Henan, China, muere la misión de Kweiteh y nace la Diócesis de Shangqiu.
Biografía
Nació el 3 de febrero de 1921 en la aldea de She-Liou-Lou, Che-cheng (Henan). Con doce años ingresa en el seminario menor de los Agustinos Recoletos en Shangqiu, y en 1939 comienza el noviciado. Profesó un año después, el 16 de enero de 1940. Pasó entonces a realizar los estudios de Filosofía en el Seminario Mayor de los jesuitas Sagrado Corazón de Jesús de Wu-Hu (An-Hui). La Teología la estudió en la propia misión de Shangqiu.
El 29 de junio de 1948 es ordenado presbítero y el año 1955 es nombrado vicario episcopal de la Diócesis, una vez que su titular, Arturo Quintanilla, es expulsado del país y nunca más podrá volver a la República Popular.
En noviembre de 1948 recibe su primer destino, como vicario parroquial de Chu-Tzi, donde estaba la estación de tres de Kweiteh. Después de un año se trasladó a la Catedral en la ciudad de Kweiteh también como vicario parroquial.
Tras la ocupación de la casa del Obispo, el seminario, y todo el complejo de la misión por las tropas de Mao, Shi se vio obligado a incorporarse al Primer Hospital unificado de Chu-Tzi trabajando como oculista durante algunos años.
En 1957 solicitó insistentemente al gobierno la devolución de las propiedades de Chu-Tzi a la Iglesia. Sólo quedaba una pequeña parte de las propiedades. Junto con otro religioso, cuatro religiosas y dos seglares vivirán pobremente de una plantación de legumbres y verduras.
En 1958, Nicolás Shi es acusado de “reaccionario burgués conservador”, y enviado a una fábrica de ladrillos para ser “educado socialmente”, en un auténtico campo de concentración. Tres años después, por su buen comportamiento, es enviado a trabajar a una clínica y, finalmente, puede volver a Chu-Tzi.
Pocos meses después, el Gobierno le declaró “contrarrevolucionario”, y es enviado a prisión otros dos años. Acabada la condena, se fue a cuidar a su madre anciana, que vivía en medio de la miseria. Era hijo único y su padre murió cuando él tenía un año. Su vida era de suma pobreza y de soledad, alojados en un pequeño cuarto en la casa de un primo y vivían de las limosnas de algunos parientes. Mucha gente les trataba como “enemigos del pueblo”.
En 1979 llega al poder Deng Xiao Ping, uno de los mayores adversarios políticos de Mao, quien modera la persecución política. Nicolás Shi recibe la “carta de rehabilitación” y es enviado como profesor de inglés a un instituto de enseñanza en Che-Cheng, labor que desarrolla hasta 1986, cuando se jubila.
Durante aquellos años muchos cristianos establecían contacto con él ocultamente para recibir los sacramentos. En 1987 vuelve a la ciudad de Shangqiu donde empezó a dedicarse ya únicamente al apostolado, una vez que el complejo de la misión con sus edificios es devuelto a la Iglesia por el gobierno tras un año de negociaciones. Desde ese año, Nicolás Shi ya no tendrá que salir de la misión católica.
Poco a poco, ganándose el respeto de las autoridades civiles, la diócesis vuelve a tener la normalidad dentro de los márgenes en que esto era posible, no sin ser continuamente vigilado y sin que se le exigiese su entrada en la Iglesia Patriótica bajo amenazas. El 8 de mayo de 1991, tras 39 años sin pastor en la Diócesis, Nicolás Shi es consagrado obispo.
Por su trabajo constante, los sufrimientos y la persecución, su discreción y prudencia, y su relación tensa pero constante con las autoridades que le permitió ir ganando terreno en su quehacer eclesial, Nicolás Shi merece el puesto de honor en la historia reciente de la Recolección en China.
Fue una persona muy espiritual, de profunda fe y criterios claros y coherentes sobre la Iglesia, la vida religiosa y la relación con las autoridades. Además, tenía una inteligencia nada común. Por ejemplo, no habiendo vivido nunca fuera de China, escribía en latín, inglés y español, y llegó a traducir textos oficiales del español al chino.
Escritos
En 1991, Nicolás Shi escribió en español una poesía dedicada a sus compañeros fallecidos durante los largos años de persecución y cárcel. Es un testimonio vivo del uso de un español aprendido de pequeño, que sorprende gratamente en quien nunca ha podido practicarlo con nadie.
Dedicación a los cinco padres de la Diócesis de Shangqiu:
los PP. José Shan, Gregorio Li, Lucas Yuo, José She y Pedro Kuo,
quienes fallecieron por la fe.
Perdisteis la vida mortal,
¡oh, mis hermanos amados!
Por Cristo y la inmortal,
encontrasteis mártires honrados.Tanta padecisteis injuria,
por amor de Cristo, en el suelo.
¡Cuánto honor y gloria,
conseguisteis en el cielo!Vuestra vida a Cristo pusisteis
por testimonio, el mejor;
Y con vuestra sangre irrigasteis
la viña amada del Señor.Ahora, en el cielo circundados
por la capa purpúrea
y premio, después de tanto suplicio.
¡Tomad la palma del martirio,
de mano del Señor!Los pasados ya entraron
en el gozo infinito.
Allí no hay más dolor ninguno,
pues todos los anteriores pasaron.¡Oh, nosotros, supervivientes en fluctuoso mar!
¡Todavía entre amarguras gemimos!
Cada vez, al recordaros,
no podemos detener a lacrimar.Quisiera que un sabio saliente
podría pasar vuestra heroicidad,
al detalle a la posteridad
por la letra más elegante.Presumo a dedicaros este pobre escrito
veáislo por mi obsequio:
que Dios háganos seguir vuestro vestigio,
por vuestro frecuente sufragio.
Esta poesía era el colofón de un extenso informe enviado al prior general de la Orden de Agustinos Recoletos. Temía ser detenido en cualquier momento y necesitaba dejar por escrito todo lo que sabía de lo acontecido durante la Revolución Cultural a los religiosos recoletos chinos. Éstas son algunas de las palabras originales de Nicolás Shi en ese informe.
Informe del P. Nicolás Shi al prior general de la Orden de Agustinos Recoletos. 1991 (Extractos)
Quisiera escribir algo sobre las acciones de mis colegas, que murieron por causa de la fe; o sea, una breve historia de nuestra Diócesis de Kweiteh, pero por largo tiempo no podía llevarla a efecto. (…) Desde 1980 hasta 1991, después de la diligente investigación de diversas partes, y visitación de unas personas relacionadas con ellos, colectaba tales fragmentarios materiales sobre ellos y sobre toda la Diócesis. Pienso que tengo obligación de escribirlas deprisa, porque mi tiempo no es largo. (…) Por eso si ahora no los escribiere, no sólo nuestra Orden, sino nuestros posteriores nada supieran de los antecesores. Escribía por más de un mes, y dado fin a esta escritura, mi corazón estaba relajado y ligero como relevado de una grave carga.
Si decimos que la época de 1951 y los siguientes 30 años fueron las horas de la agonía de esta Diócesis, como la oración en Getsemaní, flagelación, vía crucis y crucifixión del Señor Jesús, así este tiempo (1991) también se puede decir ser las horas de remoción (desprendimiento) del cuerpo de Jesús de la cruz o la sepultura (…). El gobierno declara que nuestras actividades religiosas son ilegales e insiste en que los sacerdotes deben tomar parte en la Asociación Patriótica de los cristianos chinos. (…) No hay libertad, sino presión de varios géneros. Por el contrario los cristianos son muy piadosos y crecen de día en día en número y en la fe.
[Mariano Gazpio] era un misionero muy piadoso, teniendo la fama de un «santo viviente». Fue asiduo en la oración, severo en su modo de vivir, modesto en conducta y afable para con todos. De los cristianos bautizados por él, la mayoría es más instruida en la doctrina, más firme en la fe que el resto de los fieles. Dejó una profunda impresión en los corazones de los cristianos que le han conocido.
Los cristianos son muy piadosos, particularmente los nuevos, quienes muestran su fe y su fervor en los siguientes casos:
1) Asistir a la Misa de domingo. Ellos habitan lejos de la iglesia, muchas sesentonas o setentonas caminan a pie seis o siete kilómetros para asistir la Misa. Los que están a 19 o 20 kilómetros de distancia van a Misa en bicicleta.
2) Rezar en común. Cada día, mañana y tarde, oran o recitan preces en común en casas privadas. Aunque el gobierno muchas veces lo ha prohibido, pero los católicos no hacen caso a la prohibición. Ellos no temen pasar peligro de multas o de detención.
3) Devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de la Virgen. Cada primer viernes y sábado ellos ciertamente vienen a la iglesia para confesar y comulgar. No temen nada, ni lejanía de viaje, ni grande viento o lluvia, nada puede impedirles. Por esta parte nadie debe ser pesimista, porque el Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen tendrán misericordia de esta miserable Diócesis.
4) los cristianos se hicieron cargo de propagar la religión. Cada cristiano se ha hecho propagandista, llevando brava y espontáneamente el cargo de predicación evangélica a hombro. Entre estos años, seis o siete mil personas se han convertido a la santa Iglesia Católica. Este suceso se debe a los beneméritos cristianos.
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