Con el fallecimiento de monseñor Nicolás Shi OAR (†2009) y de Luis Aguirre OAR (†2007) se abre en la misión de los Agustinos Recoletos en China una nueva etapa en la que ya no quedan ninguno de los protagonistas que permitieron su fundación, afianzamiento, expansión y supervivencia tras décadas de enormes dificultades. En Henan, China, muere la misión de Kweiteh y nace la Diócesis de Shangqiu.
Al comienzo de 1929 Pío XI erige la misión en Prefectura Apostólica y Javier Ochoa es nombrado Prefecto Apostólico de Kweiteh. La situación política y económica se asienta y permite a los religiosos trabajar con tranquilidad y continuidad. Entonces se crea el seminario y llegan las primeras vocaciones autóctonas, niños de 10 a 13 años de edad. Su primer fruto será el agustino recoleto José Shan. Llegaron a profesar 17 agustinos recoletos chinos.
También en esta época se inauguró la Escuela de Catequistas, muchas de las cuales procedían de la Santa Infancia. Funcionó durante ocho años y de allí nació la Congregación de Catequistas de Cristo Rey. Llegaron a ser 25.
Además, en 1931, Ochoa trae tres monjas agustinas recoletas de vida contemplativa de España y una de Filipinas: Esperanza Ayerbe, Carmela Ruiz, Ángeles García y Dolores del Sagrado Corazón. Antes había visitado los monasterios de España pidiendo voluntarias para la misión. Un cambio radical en la vida de las cuatro voluntarias, que implica salir del monasterio y dedicarse íntegramente a la vida activa. En 1947 formaron una congregación de derecho diocesano, bajo el nombre de Agustinas Recoletas Misioneras de María.
La Santa Sede propondrá la Misión de Kweiteh como modelo a seguir en la envangelización de pueblos paganos. En 1937 la convirtió en Vicariato Apostólico y Ochoa es ordenado obispo. Pero este futuro risueño se desvaneció pronto.
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