Con el fallecimiento de monseñor Nicolás Shi OAR (†2009) y de Luis Aguirre OAR (†2007) se abre en la misión de los Agustinos Recoletos en China una nueva etapa en la que ya no quedan ninguno de los protagonistas que permitieron su fundación, afianzamiento, expansión y supervivencia tras décadas de enormes dificultades. En Henan, China, muere la misión de Kweiteh y nace la Diócesis de Shangqiu.
A comienzos de 1927 la situación social en China era irrespirable. La guerra civil enfrentaba al norte y al sur. Las fuerzas del sur se levantaron contra el gobierno del Norte. Y los soldados del Norte, mal pagados, se dedicaron al pillaje y a la lucha de poder entre ellos mismos.
Los superiores religiosos enviaron telegramas a los misioneros para que saliesen del país y abandonasen la misión. Pero éstos respondieron con la petición de quedarse allí. El provincial, Bernabé Pena, se dirigió con firmeza a Ochoa: “Estoy en Shanghai desde hace once días por vosotros. Tu ceguera para no comprender la situación es sorprendente. Hay orden del gobierno español de que vengan todos a Shangai. Aquí ya han llegado los jesuitas españoles. Obedece ahora tú”.
El 11 de abril de 1927 salen todos los misioneros en lo que va a ser su primera huida, que durará siete meses. La falta de unidad de las naciones extranjeras, más interesadas en sus intereses particulares que en llegar a acuerdos en la Sociedad de Naciones, evitó que se declarase una guerra exterior al ejército del sur. Paradójicamente, pues la razón de fondo era el deseo de las metrópolis de preservar sus intereses particulares en territorio chino, la falta de acuerdo para iniciar una guerra hizo que se frenasen los sentimientos xenófobos y se apaciguó la situación. Aunque volvieron a la misión, los religiosos tuvieron que compartir su casa con las tropas nacionalistas de Chiang Kai Chek.
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