La ONGD La Esperanza, nacida por el impulso de los miembros de la Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta y acompañada por la fuerza solidaria de las poblaciones de la Ribera de Navarra, ha cumplido 15 años de existencia.
Presentación
Francisco Javier Jiménez García-Villoslada, OAR, presidente de la Comisión de Misiones de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden de Agustinos Recoletos.
Señoras y señores, amigas y amigos, ¡buenas tardes! Sed todos bienvenidos. Sentíos como en casa.
Nos hemos reunido hoy aquí para celebrar que la Asociación La Esperanza, de Lodosa, cumple 15 años. En México se celebra por todo lo alto los 15 años de una muchacha, como una auténtica puesta de largo. Aun las familias más sencillas tiran la casa por la ventana y celebran una gran fiesta. Nosotros, como familia, no queremos tanto, pero sí celebrar una fiesta que sirva para marcar una pausa, un hito, un punto y seguido en la historia de la Esperanza, esta niña bonita que hoy se convierte en adolescente, en toda una mujer.
¿En qué va a consistir la fiesta? ¿Cómo la vamos a celebrar? En tres partes:
1º. Queremos volver la vista atrás para ver con nostalgia y agradecimiento el camino recorrido, y a eso vamos a dedicar esta primera parte en esta sala.
2º. Queremos analizar el presente, para animar y motivar nuestra realidad actual (lo haremos a partir de las 6,15, en otra sala, con un refresco y unas pastas restauradoras para el camino).
3º. Queremos mirar hacia el futuro, para ilusionarnos y renovarnos con nuevos retos y desafíos (lo haremos unidos a Jesucristo, al que amamos y seguimos ayer, hoy, siempre, y lo celebraremos en la parte final, en el fin de fiesta que celebraremos a las 7 en la eucaristía parroquial).
Mirando hacia atrás con gozo
Los agustinos recoletos llegamos a Lodosa el año 1925 y estuvimos aquí hasta el año 2000. 75 años de presencia, de trabajo, de siembra, que han dado su fruto. Muchos frutos están esparcidos por el mundo, algunos como religiosos, otros muchos como personas de bien, como ciudadanos y padres de familia, fermento de la sociedad.
Otros frutos tardaron más en aparecer. Fue a nuestra salida cuando un grupo de mujeres trabajadoras y amas de casa se decidieron y animaron, con miedo y con dudas, pero con gran entusiasmo y generosidad, a lanzarse a la aventura de colaborar con los recoletos. ¿Qué podemos hacer nosotras aquí para ayudar a tantos frailes como hemos conocido en Lodosa, a tantos misioneros a los que hemos querido y que ahora nos hablan de la situación de tantos niños pobres que nos conmueven el corazón?
De esa pregunta, de esa inquietud, surgió un pequeño grupo misionero el año 1994. Y el grupo se convirtió en Asociación. Y la Asociación se transformó en ONG en 1996. Y la ONG floreció en Fraternidad Seglar Agustino Recoleta.
“Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón”. Todo lo contrario. También dicen que “el tiempo lo cura todo y todo lo coloca en su sitio”. Puede ser. Hace 9 años que los agustinos recoletos salimos de Lodosa. Y hoy, nueve años después, muchos recoletos estamos de nuevo en el mismo solar que antes fue nuestro querido Colegio San José, donde tantos nos formamos y educamos como personas, como cristianos, como religiosos, para celebrar en la sala de cultura un homenaje a La Asociación La Esperanza, que tanto tiene que ver y tan estrecha relación mantiene con los agustinos recoletos.
Hoy hace 15 años los agustinos recoletos ponían en marcha un proyecto bonito en Brasil: Crear en Amazonas un centro para atender y formar a niños y adolescentes. Hoy hace 15 años nació el Centro Esperanza de Lábrea. Este proyecto generó una ola de contagio, una marea de entusiasmo, que llegó hasta Lodosa y fue la chispa que hizo nacer este grupo lleno de ganas, de generosidad, de compromiso.
Mirando a nuestro presente con fe
Ha llovido mucho desde entonces. Han pasado 15 años. Hoy nos reunimos para admirar, para reconocer, para agradecer la tarea emprendida, realizada y mantenida, constante. Para expresar nuestro cariño, nuestra admiración y reconocimiento a este grupo de mujeres que conquistó algunos hombres (nombres de todos) y que juntos han recorrido la geografía de Navarra sembrando de esperanza nuestros pueblos.
¡Cómo no recordar sus ya tradicionales mercadillos, entre 12 y 15 por año de media, que las han hecho conocidas por todas las zonas de Navarra!
¡Cómo no recordar aquel primer mercadillo, hoy se cumplen exactamente 15 años, en el que, en este mismo pueblo y lugar, y el domingo de Ramos en Sesma recaudaron 1.067.000 (un millón sesenta y siete mil) de las antiguas pesetas, que contaron y guardaron con emoción y temblor y enviaron al P. Joaquín Pertíñez para comenzar la construcción del Centro Esperanza de Lábrea!
¡Cómo no recordar el primer proyecto de cooperación que solicitaron y recibieron del Gobierno de Navarra el año 1998, 1.600.000 pesetas, que sirvió para que los adolescentes del Centro Esperanza de Lábrea tuviesen un espacio, una cancha de deporte para poder jugar y competir y divertirse y crecer!
¡Cómo no agradecer la ayuda de la Caja de Ahorros de Navarra (CAN), que tanto ha colaborado en estos últimos años en los proyectos de cooperación!
¡Cómo no agradecer la solidaridad de tantos ayuntamientos de pueblos vecinos… que nos han permitido la tarea de sensibilizar, de recordar, de pasar las cosas importantes por el corazón de la gente, de ensanchar su corazón!
Hoy están presentes muchos de los recordados. Agradecemos el esfuerzo, la participación y la representación de todos ellos:
—del Gobierno de Navarra;
—de dirigentes de la CAN;
—de los medios de comunicación (Canal 6, Diario de Navarra, Diario de Noticias, Cadena COPE) que tanto eco se hacen de nuestro trabajo, que hacen de altavoces, transmisores de un mensaje de humanidad, de altruismo, de fraternidad y de justicia:
—de tantos alcaldes y representantes de tantos pueblos, cercanos y lejanos, que nos quieren y nos ayudan en la medida de su posibilidades, que van ampliando su horizonte y sus límites hasta los confines del universo, que van haciendo grande el nombre de su tierra, Navarra, por todo el mundo;
—de la Orden de Agustinos Recoletos, que nos animó, nos acoge, nos acompaña, nos ayuda;
—de todos los voluntarios y colaboradores;
—de todos los miembros de la ONGd;
—de todos los que pertenecen a la Fraternidad Seglar, que han buscado y encontrado un plus de espiritualidad y de fraternidad en los recoletos para dar sentido y profundidad a su hermosa tarea, muchas veces callada, escondida, humilde, sacrificada, ingrata y desconocida a los ojos del mundo, pero preciosa y grande a los ojos de Dios, valiosa para tanta gente que respira, come y se educa por este gesto sencillo de trasvase, de comunicación, de comunión de bienes. Imprescindible para estas mujeres, para estas familias que se han visto renovadas, alimentadas y transformadas por los impulsos del espíritu misionero, del compromiso, de amor sin fronteras, de la esperanza que no acaba.
Mirando hacia adelante con esperanza
Hoy, hace unas pocas horas, en Fortaleza, Brasil, los agustinos recoletos han puesto la primera piedra de un proyecto nuevo y desafiante: El Hogar Santa Mónica, un albergue para acoger a niñas y adolescentes que son víctima de la explotación y abuso sexual.
Los agustinos recoletos queremos seguir atentos a las realidades que nos rodean, sensibles al dolor de los que sufren. Por eso no nos contentamos con dejar las cosas como están. Queremos mejorar, transformar el mundo, convencidos de que otro mundo es posible. Por eso luchamos, nos comprometemos, buscamos ayudas….
Queremos contagiar ese espíritu misionero y solidario a todos los que se relacionan con nosotros. A nuestras familias, a nuestra gente, a nuestra tierra, a los feligreses de nuestras parroquias, a los alumnos de nuestros colegios, a nuestros hermanos y hermanas de las Fraternidades Seglares, a tantas entidades que nos ayudan con su valiosa e imprescindible colaboración.
La Asociación La Esperanza, de Lodosa, ya ha recogido el guante. Que sea para ellos un desafío gozoso y fecundo, que les motive, les anime, les multiplique y ensanche su corazón y su horizonte. Seguro que ellos son capaces de transmitir, de sensibilizar, de contagiar a muchísimas personas de la importancia, de la necesidad de la grandeza de su labor. Como me decía un día una de sus miembros, los primeros beneficiarios somos nosotros, que hemos visto nuestra vida y la vida de nuestra familia iluminada, bendecida, fecundada.
¡Gracias a todos por venir! ¡Gracias a los que desde lejos nos apoyan con su recuerdo, con su cariño, con su oración!
Tras esta presentación, siguiendo el programa, damos la palabra, en primer lugar, al alcalde de Lodosa, Jesús Marí García, para que, como anfitrión, dé la bienvenida oficial a todos los asistentes.
Bienvenida del alcalde de Lodosa
Jesús María García Antón, alcalde de Lodosa y presidente de la Federación Navarra de Municipios y Concejos.
Responsables de la ONG La Esperanza de Lábrea, padre Mediavilla, Presidente de la Comisión de Misiones, Javier Jiménez, autoridades, señoras y señores.
“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”. Martin Luther King, el autor de una de las frases más populares de la historia contemporánea –I have a dream, “Yo tengo un sueño”–, podría perfectamente poner la expresión certera, justa y humana al germen del edificio existencial que hoy celebramos.
Nos dejó escrito san Agustín: “Si no hiciera una locura cada día, me volvería loco. Haz la tuya y te convertirás en líder”. Hace 15 años, el día de san José de 1994, nació la Organización No Gubernamental La Esperanza con su primera acción.
En realidad, una ONG sólo tiene sentido si se entrega a la voluntad de emprender acciones, buenas acciones, humanitarias acciones, sean para emergencias, sean para las denominadas catástrofes silentes que tanto azotan, sin luz ni taquígrafos, al Tercer Mundo. Y, por qué no reconocerlo, también a los sectores marginados de este mal llamado “primer mundo”.
Su irrupción real, visible y loable, fue un mercadillo misionero. En el Paseo, en nuestro Paseo, que durante tantas y tantas décadas ha sido el ágora que ha servido para debates, para conversaciones banales y para el surgimiento de amores y desamores.
En Sesma, el Domingo de Resurrección de ese mismo 1994, se repitió el mercadillo. La recaudación: 1.067.000 pesetas, fruto de la venta de todo tipo de objetos recogidos de diferentes familias. El objetivo: apoyar al padre agustino Joaquín Pertíñez a empezar a construir el primer Centro Esperanza en Labrea, en Brasil. Y los destinatarios, los niños que, como decía John Fitzgerald Kennedy, son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro.
El padre Joaquín Pertíñez concibe su vocación como “una respuesta de amor a la Iglesia que necesita de nosotros, y principalmente a Cristo, que nos presenta su inmensa mies y los pocos trabajadores que atienden a su pueblo”.
Aquellas mujeres y hombres que pusieron la primera semilla no se detuvieron, porque en su ánimo y en su disposición al sacrificio y al esfuerzo abnegado estaba seguir trabajando extensa e intensamente hasta que la cosecha fuera continuada y fructífera.
No era, sólo, una cuestión de voluntad, sino también de establecer mecanismos y herramientas para alimentar la Esperanza en Labrea, ininterrumpidamente, porque sabemos que el camino es viajar llenos de esperanza, más que llegar a un punto final.
Los talleres de costura y de pintura se erigieron en las grandes factorías de solidaridad de las que emergió una excelente artesanía para la venta a miles y miles de ciudadanos que admiraban el arte y contribuían a la gran causa de la infancia.
Hoy, Joaquín Pertíñez es obispo de Río Branco, pero su testigo ya había sido recogido por el padre Jesús Moraza, que ofreció sus servicios misioneros 19 años en Labrea, es ya Obispo de Labrea y conoció en una visita a Lodosa la buena acción humana de nuestra ONG.
Con sus impulsos y el del párroco de Labrea, Miguel Ángel Peralta, agustino que vivió sus hábitos en nuestra villa, la Esperanza ha alumbrado tres centros en Labrea que atienden a más de 1.000 niños, y se han construido más de sesenta casas.
Los resultados son tan extraordinarios como inmensas son todavía las necesidades en este territorio de la Amazonia brasileña, donde los buenos hermanos agustinos escuchan, atienden, educan, evangelizan humanizando y se afanan en la liberación de ambientes de injusticia y de vulneración de los derechos humanos.
Es compleja la misión, porque están donde nadie quiere estar, con quien nadie quiere estar y como nadie quiere estar. En estos momentos, la ONG continúa trabajando para paliar el hambre y enseñarles un oficio mediante talleres. Como en el viejo adagio, no dan el pescado, sino que les enseñan a pescar.
Y, como la solidaridad ha de tener un punto de humanitaria ambición, desarrollan un nuevo proyecto, el Proyecto Fortaleza, para sacarlos de la explotación sexual de menores, en consonancia con los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas.
Por esta universalidad que aporta la ONG la Esperanza de Lábrea, por el orgullo que sentimos los lodosanos de tener unos ciudadanos con tal grandeza humana, por la imprescindible interiorización de su esfuerzo en el imaginario de nuestra villa, por vuestros éxitos pequeños y grandes, por vuestros maravillosos proyectos, este alcalde quiere felicitaros de la manera más sincera y entusiasta y, de paso, animar a todos los lodosanos, a todos los navarros y a todas las gentes de buena fe, para que contribuyan a vuestra extraordinaria causa.
Y quiero daros las gracias porque, además, me consta que portáis la bandera de Lodosa en vuestra altísima misión. Una excelente película reciente, “Mil años de oración”, dice que “hacen falta trescientos años de oración para cruzar un río con alguien en una barca. Hacen falta mil años de oración para compartir una almohada con alguien”. En vuestro caso, unís en lecho solidario Lodosa y la Amazonia.
Si los alcaldes solemos decir que nos gusta ver las voluntades de las administraciones más altas en los boletines oficiales, creed, amigas y amigos de La Esperanza, que siento la responsabilidad de contribuir de manera efectiva, constante, contante y sonante, a tan magno edificio humanitario que estáis levantando.
Consecuentemente, me comprometo a destinar cada año, dentro del presupuesto municipal, el coste de la construcción de una casa en Labrea. En realidad, es nuestra obligación de no quedarnos en el gesto para imbuirnos en vuestro espíritu de acción.
Y no lo toméis, porque no lo es, como obra de caridad, aunque la caridad sea alta virtud, sino en el sentido en que lo expresaba la filántropa Concepción Arenal cuando decía que a veces damos el nombre de “favor” a la justicia, y creemos de muy buena fe que fuimos buenos y generosos cuando no hemos sido más que justos.
Ánimo, querida familia de la Esperanza de Labrea. Ánimo para el esfuerzo en el voluntariado. Ánimo a la solidaridad de todos. Y, ya que empezábamos con aquel sabio que tuvo un sueño, pensemos como Martin Luther King: “Si supiera que el mundo acaba mañana, hoy todavía plantaría un árbol”.
Muchas felicidades, mucho trabajo y muchas gracias.
Mensaje de monseñor Joaquín Pertíñez, obispo de Rio Branco (Acre, Brasil)
Parece mentira, pero ¡ya han pasado 15 años!
Recuerdo aquel mes de marzo del año 1994 -bajaba un frío helado de La Peña- cuando llegué a Lodosa, después de participar de la ordenación episcopal de monseñor Jesús Moraza, en Madrid.
Llegué acompañado del Padre José Javier Sáinz, Jotajota, que durante todo el camino me fue poniendo al día de todo, como de costumbre. Y así fui a ver el mercadillo que habían inventado las primeras y animadas “misioneras” con el fin de recaudar algún dinerillo para los niños de Lábrea, después de los pedidos de socorro que enviábamos desde el Amazonas.
Aquello que comenzó de una forma bien familiar y sin muchas pretensiones, fue ganando cuerpo hasta convertirse en La Gran Esperanza de Lodosa, y en donde, desde Lábrea, teníamos puestas todas nuestras pequeñas esperanzas.
Después del paso de los años y viendo cómo fue transcurriendo todo, sólo cabe ver la mano de Dios en todo eso, haciendo producir tantas y tantas maravillas a través de pequeños gestos, donaciones, sacrificios… en favor de tantos jóvenes, que de esa manera cambiaron por completo sus vidas.
En el Centro, desde el principio, se adoptó como himno oficial la canción: “Cante, cante la esperanza… deje la esperanza brillar…” Fue así como nosotros nos pusimos a cantar y a esperar, sabiendo que nuestra esperanza no se perdería y que algún dia brillaría más y más.
Allí, La Esperanza de Lodosa se juntó al sueño de muchos jóvenes que no conocían ni tenían otro camino, dando origen a una gran y bonita realidad.
Fray Miguel Ángel Monroy, junto con dos grupos de niños y niñas, fueron los que comenzaron a procurar un futuro más digno y mejor para todos, comenzando con unos trabajos artesanales para ocupar el tiempo que pasaban de ordinario en la calle.
De aquellos dos grupos fueron surgiendo muchos más adolescentes y jóvenes que soñaron también con hacer la esperanza brillar.
Y el Centro Esperanza comenzó a brillar en Lábrea, como signo y referencia de tantos y tantos jóvenes, que allí encontraron su segundo hogar, donde el compañerismo, la fraternidad y, sobre todo, la amistad, brillaron con todo su esplendor.
Es una historia bonita para ser contada, y en la que vosotros, queridos lodosanos, tenéis un gran protagonismo. Ver por la calle jóvenes que han pasado por el Centro Esperanza es una gran satisfacción e inmensa alegria, pues se puede ver a simple vista su desarrollo corporal, su comportamiento diferente, sus relaciones fraternas…, en definitiva, una vida totalmente diferente de aquella que otros llevan infelizmente.
Por aquí dice um refrán popular: “La esperanza es la última que muere”.
Por eso yo espero que esa “Esperanza de Lodosa”, que comenzó hace quince años, sea la última que muera. Que nunca se acabe, para el bien de tantos jóvenes que esperan, muchas veces, contra toda esperanza.
¡Mis parabéns para todos! ¡Y que cumpla muchos más!
Con mucho cariño, vuestro viejo amigo y servidor Joaquín Pertíñez.
Mensaje de monseñor Jesús Moraza, obispo de Lábrea (Amazonas, Brasil)
En fecha tan significativa, quiero hacerme especialmente presente junto a todos y cada uno de los miembros de la ONG La Esperanza de Lodosa, por los 15 años de su fundación.
En la misma fecha, 19 de marzo de 1994, fui ordenado obispo en la catedral de Getafe para continuar sirviendo a esta Prelatura que también está en vuestro corazón. Pocos días después, en el antiguo colegio agustino recoleto de Lodosa, tuve la oportunidad de conoceros y animaros para trabajar juntos por la misión, de modo especial en favor de los muchachos/as del Centro Esperanza de Lábrea, que también está completando 15 años de servicio.
¡Bendito sea Dios! Como María, me atrevo a decir: Mi alma engrandece al Señor porque ha hecho obras maravillosas con sus siervos/as. Sí, quiero agradecer a Dios por cada uno de vosotros/as que os sentisteis llamados/as por Dios para juntaros a los misioneros/as de esta Prelatura en su servicio a los más necesitados. Y quiero agradecer a cada uno de vosotros/as por vuestro “sí” generoso a ese llamamiento de Dios para servir a este pueblo tan sufrido de Lábrea en el corazón del Amazonas brasileño.
A través de mi persona, recibid el saludo cariñoso de todos y cada uno de los misioneros/as de esta Prelatura y, de modo especial, de los muchachos/as que encontraron en vuestro grupo un apoyo importante para su crecimiento personal y comunitario, así como sus familias. De los aproximadamente 50 muchachos/as que iniciaron sus actividades en 1994 en el Centro Esperanza, ya son varios miles de muchachos/as que se han servido de las instalaciones y formación ofrecida gracias a vuestro apoyo.
Apenas me resta pedir al Señor que continúe bendiciendo a cada miembro de vuestro grupo y a vuestras familias. Y, a través de ese grupo maravilloso que formáis, con certeza, Dios bendice también a todo el pueblo de Lodosa y de Navarra, a cuyas instituciones supísteis comprometer con vuestra y nuestra causa.
¡Continuamos unidos siempre en el Señor!
Un fuerte abrazo y la bendición de vuestro hermano obispo.
Palabras del prior provincial
Quiero brevemente cerrar esta primera parte de nuestra gozosa jornada de celebración de los XV años de la ONG La Esperanza de Lodosa con palabras que expresen sobre todo gratitud. Doy las gracias en nombre de los agustinos recoletos de la provincia de San Nicolás de Tolentino y también de todas las personas a las que atendemos en nuestros ministerios, especialmente en los territorios de misiones.
Gracias en primer lugar a los/las protagonistas de este movimiento tan hermoso de solidaridad. Sé que me dirán que reciben permanentemente el premio en las experiencias que viven en relación con tantas personas buenas y generosas, pero sé también que su dedicación al servicio de la ONG es una historia de trabajo, de preocupaciones, de renuncia a otras cosas, de tiempo dedicado… Recibid el agradecimiento de todos los frailes de la Provincia.
Gracias también a todos los colaboradores, presentes ya en muchos otros lugares de Navarra y de muchas otras autonomías, que se han dejado contagiar del entusiasmo solidario y misionero. Nuestro agradecimiento en nombre de gentes sencillas que viven en Brasil y en otros países de América o en lugares y países de África a todos: a las instituciones de esta autonomía de Navarra y también a muchos de los pueblos y ciudades visitados por la ONG con su mercadillo misionero.
Nuestro agradecimiento también al pueblo de Lodosa, que tan generosamente ha colaborado con este movimiento de ayuda a quienes son más necesitados. Al alcalde Jesús María, al Ayuntamiento y a todos por acogernos en esta hermosa Casa de Cultura, asentada en lo que un día fue nuestro Colegio y nuestra casa, porque nos habéis hecho sentir como si estuviéramos en ella.
Y, en fin, gracias a todos los que habéis acudido para felicitar en este aniversario a la ONG y expresar vuestro apoyo y deseo de compartir sus anhelos e ilusiones.
El premio para muchos de vosotros será el conocer los nuevos desafíos que nuestra ONG, del pueblo de Lodosa y de los agustinos recoletos, tiene en este momento. Hoy los habéis conocido y de nuevo habrá tocado el corazón de muchos para continuar respondiendo con generosidad.
Os invito a que juntos lancemos nuestra voz de apoyo y compromiso. “Viva la ONG La Esperanza”.
Javier Jiménez da las gracias a todos, invita a los presentes a un sencillo refrigerio y los convoca en la iglesia parroquial para la eucaristía que comenzará a las 19 hs.
A medida que vayan entrando en la sala anexa donde encontrarán un sencillo vino y unas pastas caseras, los invitados recibirán a manera de obsequio un DVD con varios reportajes misionales de los agustinos recoletos, entre ellos el que esta tarde se ha proyectado aquí. En esa misma sala podrán también contemplar una muestra de más de 60 fotografías sobre la ONG La Esperanza y su mundo; así como, en el vestíbulo de entrada, pueden admirar la exposición vocacional expresamente instalada para este acto.
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